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Deportes 22 de abril de 2022

Manuel Fernández: “Cuando vine a Alvarado, me convencí que era el lugar y el momento indicado”

El técnico que llegó a la ciudad hace un par de semanas se explayó en una entrevista con LA CAPITAL sobre el presente del equipo marplatense, los cambios realizados ante Santamarina, el sistema elegido, los objetivos planteados, el proyecto institucional y su experiencia al lado de Palermo.

Por Juan Miguel Alvarez

Manuel Fernández sale de su oficina. Abandona los videos y la pizarra y saluda cordialmente. Se presta a la sesión de fotos, mientras contempla y habla maravillas de la villa deportiva de Alvarado. “Cuando vine, me convencí que era el lugar y el momento indicado”, expresó ante LA CAPITAL en una entrevista que se extendió por una hora.

Fernández habla con claridad. La docencia es parte de su esencia: lo heredó de su madre, maestra en Bolívar. Y la profesión la abrazó demasiado pronto, ya que a los 25 años dejó de ser jugador por una osteocondritis. Lesión que le cerró un camino y le abrió otro, siempre ligado al fútbol, su gran pasión.

Hoy, con 38 años, llegó a un Alvarado que afronta su cuarto torneo en la Primera Nacional. Con el objetivo de acompañar el crecimiento del club y mejorar el rumbo en esta temporada.

– ¿Cuáles son las primeras impresiones del club?
– Tuve la posibilidad de venir al predio cuando se presentó la chance de conducir este proyecto deportivo. Me había ido de Ferro hacía 72 horas y tenía que meter la cabeza en un nuevo desafío. Debía analizar si lo quería hacer. Y, cuando vine, me terminé de convencer. Dije es el lugar y es el momento indicado. Empecé a conocer las personas y me encontré con el perfil que voy descubriendo que tiene Alvarado: gente que consiguió todo con mucho esfuerzo, sacrificio, que hace todo a pulmón y te quiere ayudar. Me parece que desde ahí es mucho más sencillo construir.

– ¿Cuál es la primera tecla que debe tocar el entrenador que llega a un equipo con el torneo empezado?
– Hay que tratar de valorar las cosas buenas que tenía el proyecto, que yo creo que eran muchas, tanto adentro como afuera del campo. Uno normalmente cuando llega a un lugar puede caer en el error de empezar a imponer sus cosas, formas, pensamientos, ideas. Por eso hay que contemplar las cosas que se vienen haciendo bien para tratar de potenciarlas. Y, lógicamente, ver el déficit o buscar un comportamiento que lo haga diferente.

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– Ni bien llegaste anunciaste que ibas a jugar con un 5-3-2 que podía llegar a variar circunstancialmente a un 5-2-3. ¿Por qué considerás que es el sistema adecuado?
– Lo hice mucho en Argentino Agropecuario y en Ferro también. Es una categoría en la que el 90 por ciento de los equipos juegan 4-4-2. Creo que es un sistema que permite generar una superioridad tanto para defender como para iniciar los ataques. Además, al no ser tan utilizado, a los rivales les cuesta mucho más neutralizarlo y tienen que leer cosas diferentes a lo habitual de cada fin de semana.

– Tu línea de juego no es muy distinta a la de Gastón Coyette. ¿Eso acorta los plazos para darle al equipo la identidad que pretendés?
– Sí. Hay un montón de cosas del equipo que ya son parte de su ADN. Tiene mucha concordancia con nuestras ideas y lo que pretendemos. Al empezar a conocer el plantel y bajar conceptos, seguramente nos encontramos con el camino allanado.

– El “5” es un puesto muy importante para el equipo. ¿Qué ganás y qué perdés al mover a Vitale desde ese lugar a la defensa?
– Julián (Vitale) es un jugador que actuó de marcador central y volante central. Creo que tiene un perfil ideal para jugar de líbero en esa línea de cinco. Puede defender ahí, pero también como contención. Puede iniciar desde atrás y también participar de los ataques como volante central. Para no ser rígidos en el sistema, tener un futbolista de esa flexibilidad hace que podamos “romper” todo el tiempo.

– Con los tres volantes elegidos ante Santamarina, ¿buscaste un mediocampo de mayor dinámica?
– Los tres son distintos. Ariel Cháves es de juego y mucha técnica. Cerca de los tres centrales iba a ayudar a que los inicios sean prolijos y bien organizados. Lamardo tiene otra dinámica, otro recorrido, ayuda en la recuperación y le puede dar cierto equilibrio al equipo. Y “Coquito” (Rodríguez) es vertical, de gambeta, se pone de frente para dar el pase final.

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– ¿Solís de “3” también fue útil para el sistema? Con dos delanteros por dentro, necesitaban laterales que lleguen…
– Sí, fuimos a Rafaela y lo intentamos con Nazareno (Solís) como acompañante de Pons en el ataque. El tiene como característica esa tendencia de caer por banda. Es por naturaleza un extremo. Creíamos que poniéndolo por dentro terminaba demasiado forzado, salía más afuera y perdíamos presencia en el área. Entonces elegimos otro delantero por dentro (Valiente) y ubicamos a Solís en un puesto en el que se siente más cómodo.

– Para ser protagonistas y atacar en bloque, es necesario generarle dos o tres posibilidades de pase a cada jugador. Alvarado careció de esas opciones en los últimos 30 metros en este torneo. Con Santamarina lo consiguió en el complemento, ya en ventaja. ¿Estás trabajando para mejorar eso?
– Uno va consiguiendo cosas por etapas. Primero un inicio prolijo, después unir eso a la zona de volantes y luego el último tercio, que es el que te hace ganar. Yo creo que en ese tramo el entrenador le va soltando la mano a los futbolistas, quienes se van adueñando de la jugada desde su improvisación y con libertades. La toma de decisión es de ellos. Uno puede tener más incidencia en la construcción del juego, a partir del posicionamiento en diferentes lugares para que pasen cosas mejores.
Santamarina jugó con la línea defensiva muy alta y no había lugar entre líneas. El espacio era la profundidad, meter esa pelota justa a la espalda de la defensa. En algunas jugadas nos faltaron detalles mínimos para generar situaciones de gol. Por supuesto que uno va a buscar un equipo que no se quede con las buenas intenciones en el inicio. Debe hacer eso y después cambiar rotundamente el ritmo para hacerse más vertical en el último tercio. Ese es el gran desafío.

– Por presupuesto e historia, San Martín de Tucumán, Belgrano, Quilmes, pueden apuntar al ascenso. Alvarado subió hace poco, pero se afirmó rápido en la categoría. ¿Para qué está? ¿Qué te pidieron los dirigentes?
– Fue un tema sobre el que hablé muchísimo con los dirigentes. Creo que tiene que haber una coherencia entre los objetivos que se le piden al entrenador y lo que uno cree que es la realidad del equipo. Y después están los momentos: una cosa es el objetivo que se pusieron los jugadores al principio del torneo y otro ya disputado casi un tercio de campeonato. Pero los dirigentes fueron muy claros: apuestan a un proyecto del club. Hoy la villa brinda comodidades de trabajo muy buenas para la categoría, con recursos que no todos los equipos tienen. Eso hace que uno no esté tan pendiente del partido del fin de semana. En la cabeza de los dirigentes, cuerpo técnico y jugadores, vamos valorando el crecimiento institucional. Y no estamos solamente esperando el partido, si ganamos estamos contentos y si perdemos nos ponemos tristes.
Si uno sigue la lógica, Alvarado ascendió, clasificó rápidamente a Copa Argentina, después no logró ese objetivo y todavía no se pudo meter en un Reducido para pelear por algo más grande. Un objetivo cumplible es hacer un equipo competitivo, serio, importante y protagonista. A partir de ahí ingresar a ese grupo del Reducido.

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– Tu predecesor, Gastón (Coyette), priorizó inversión en infraestructura, la profesionalización estructural, a traer refuerzos. No es algo común, porque los entrenadores están siempre poniendo en juego su carrera y por ahí los frutos llegan cuando ya no están.
– Esa es una responsabilidad de los entrenadores. Obviamente hay que preparar al equipo de la mejor manera para el fin de semana. Pero también sentimos la obligación de ayudar a que el club vaya dando pasos hacia adelante. Ver si tenemos recursos, ¿dónde los ponemos? Nosotros hoy seguramente estemos cosechando cosas que sembraron Gastón (Coyette), Juan Pablo (Pumpido) y otros entrenadores que estuvieron antes. Ojalá podamos sembrar cosas que, si el tiempo nos permite, las disfrutemos nosotros, o sino el que venga después.

Radaelli, Palermo y situaciones de juego

– Dejaste la carrera de futbolista a los 25 años por una lesión y enseguida empezaste a formarte como entrenador. ¿De quién incorporaste más cosas?
– El que me dio la posibilidad de meterme en este medio fue Fabio Radaelli, quien me brindó un espacio para que me pueda desarrollar. Primero en las divisiones inferiores de Tigre, después en Racing y luego partimos juntos a formar parte del cuerpo técnico de Palermo en Unión Española de Chile.

– Hoy vos dirigís Alvarado y Palermo está en Aldosivi. ¿Pudiste charlar con él o ya lo viste desde tu llegada?
– Hablé con él, pero no lo pude cruzar. El día a día es complejo para los dos. Pero seguramente cuando encontremos un poco más de tranquilidad nos juntaremos a comer.

– ¿Qué te dejó la experiencia con Palermo?
– Muchísimo. Desde lo futbolístico y  lo humano. Es una persona que tiene el manual de cómo manejarse. En situaciones grupales y personales. Uno tenía la admiración hacia el futbolista y trabajando lo fui conociendo como persona y valorando su humildad. No te hace sentir nunca lo que fue como jugador. Ese año fue de un crecimiento personal increíble, en mi primera experiencia con un plantel profesional.

– ¿Y tenés algún referente en la profesión?
– A mi me gustó mucho el proceso de entrenadores de Defensa y Justicia, donde estuve un año en la reserva: Sebastián Beccacece, Ariel Holan. Metodológicamente están muy preparados y tienen muchas ideas.

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– Leí la siguiente frase en una nota que escribiste: “La salida desde el arco en el fútbol está sobrevalorada. Es utilizado para etiquetar entrenadores y equipos”. ¿Profundizarías al respecto?
– Cuando hacemos los cortes de cada partido, los dividimos en ataque y defensa. Y cuando hacés los cortes de ataque te das cuenta de estas cosas. ¿Sabés cuantas salidas desde el arco tuvimos contra Santamarina? Cuatro. Y saque laterales a favor, 37. Entonces entrenar más la salida desde el arco que un lateral no es una buena decisión metodológica.

– Pero el error en la salida desde el arco puede ser más determinante que una equivocación en el lateral. Como ese pase de riesgo de Mattia a Chaves contra Santamarina que generó zozobra.
– Sí, pero la mejor situación de peligro de Santamarina proviene de un saque lateral a favor en el primer tiempo… Yo no veo que se entrenen mucho los saques laterales. El Liverpool de Kloop contrató un especialista para encargarse pura y exclusivamente de jugadas de saque lateral. Porque empiezan a ver que estadísticamente es un momento del juego que pasa muchas más veces. Por eso digo que la salida del arco define si los entrenadores van a tener intenciones de juego o no, más que lo que puede provocar ese momento. Por supuesto uno cree que son cuatro pelotas muy importantes. La primera salida contra Santamarina fue una de las jugadas más claras que tuvimos: encontramos con un pase filtrado a Vitale, que jugó con Solís, éste gambeteó y tocó por dentro para “Coquito” (Rodríguez), quien abrió con Menéndez. Si llegaba a acertar el centro, era gol.

– Hubo un cambio muy importante en el juego de la categoría. Antes era más físico, se buscaba mucho “la segunda pelota”. Ahora se propone más atacar por abajo, con otro tipo de entrenadores. ¿Compartís esa visión?
– Yo creo que la categoría es pareja. Veo lo mismo que vos: se intenta mucho más que cinco o seis años atrás. Pero las características siguen siendo la lucha, la fricción, el poco tiempo para pensar. El juego es desordenado porque está descontrolado: todo el tiempo hay presión sobre la pelota. Cuando ves partidos de otras ligas, un equipo ataca y el otro defiende, es decir, están bien definidos los roles. En la Primera Nacional los partidos son compactos: lucha, pérdida, recuperación, pérdida… Eso sigue prevaleciendo más allá que hay muchos equipos que tienen entrenadores que empezaron a ir por otros caminos para buscar los resultados. Y encontraron la complicidad con los dirigentes, que sostienen proyectos deportivos, analizan la forma y no el resultado. Eso permite que los entrenadores vayan teniendo confianza para desarrollar esa otra idea.

nota

Cortitas y al pie

– ¿Mejor equipo del fútbol argentino?
– Defensa y Justicia.

– ¿Y a nivel mundial?
– A mi me gusta Manchester City.

– ¿Guardiola o Simeone?
– Guardiola.

– ¿Mejor jugador que dirigiste?
– Le voy a devolver la gentileza: Lautaro Martínez (ndr: en las inferiores de Racing).

– ¿El jugador que más te gusta?
– Te voy a decir un futbolista que resume lo que me gusta: Kevin De Bruyne. Que puede actuar en cualquier lado, entiende el juego, trata bien la pelota…

– ¿Jugador inteligente, talentoso o que se brinda al 100%?
– No, inteligente, claro.