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Arte y Espectáculos 7 de noviembre de 2022

Mc Tiernan: “Los filmes de superhéroes son una acción política de los poderosos”

Imperdible encuentro del ciclo "Charlas con maestros". El director recordó un anterior paso por Mar del Plata buscando locaciones para una producción que no se concretó y contó que tiene la salud, la fuerza y 4 o 5 ideas para nuevas películas pero solo le faltan "3 o 5 millones" para poder hacerlas.

El cineasta John Mc Tiernan en Mar del Plata.

“Vieron que tengo opiniones fuertes” aseguró al final de la charla con maestros que lo tuvo de protagonista, el destacado director de cine John Mc Tiernan.

Invitado especial del 37° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, había asegurado cuando le preguntaron si le gustaban las películas de superhérores que son “una acción política, una contrarrevolución de los poderosos”, luego de un breve y claro repaso por la historia del arte y qué ha representado.

John Mc Tiernan, quien también acompañó la función de sus icónicas películas Duro de Matar y Depredador que se proyectan en la sección “Trayectorias” de la fiesta del cine, habló también de sus estudios, la búsqueda que lo llevó a entender su idea de qué es el cine y sus principales influencias, demostró que es un “maestro” ante una sala colmada del Club Español.

El realizador norteamericano, quién ha atravesado serias dificultades para estrenar comercialmente sus películas tras un problema político/legal que hasta lo llevó a pasar tiempo en la cárcel, definió que “las representaciones gráficas que las personas han hecho de su propia época a lo largo de la historia siempre fue de reyes, duques y poderosos. Recién a mediados del siglo XVIII en Francia algunos artistas empezaron a representar a personas de su propia clase”. Según indicó eso resultó en que “algunas décadas después, esos mismos tipos estaban tomando la Bastilla y guillotinaron al rey Luis XVI. Las herramientas de representación ya no les pertenecían solo a los ricos”. El referente continuó explicando que “250 años después empezó a ser común representar a las clases trabajadoras, pero -advirtió- los ricos, los poderosos, no son tontos”.

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En ese sentido explicó que “hasta mediados de los años 90 los grandes estudios eran dirigidos por personas que sabían de cine o por gente inteligente a la que le importaba difundir cultura”, pero que “por desgracia en ese momento fueron comprados por bancos y corporaciones, gente que no estaba interesada en el cine, que no entiende de cine, sino supervisores que trabajan para proteger los intereses de los más ricos y garantizar la mayor cantidad de ganancias para sus inversores”. Por ello, “las películas de los diez años siguientes dejaron de mostrar a personas normales, pero tampoco podían representar a reyes y nobles”. Y entonces “¿Qué empezó a hacer la maquinaria cinematográfica de los Estados Unidos? Empezó a hablar de magos o animales. Y luego de superhéroes. Y esa es una acción política muy clara, una contrarrevolución de gran importancia histórica y como tal no debemos perderla de vista. Es en serio”. Y cerró la idea preguntando “entonces, ¿a cuántos de ustedes les gusta el Hombre Araña?”.

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En una charla en la que estuvo acompañado por el director artístico del Festival, Pablo Conde, Mc Tiernan habló de su madre, quien lo llevaba al cine cuando era chico, de la ceguera de su padre que le impidió continuar trabajando, de la sangre irlandesa y puritana que corre por sus venas y cómo todo ello influyó en sus búsquedas, al igual que Truffaut (François), quien fue uno de sus primeros referentes, mientras era estudiante de cine, quería hacer películas pero “no encontraba nadie que me pudiera explicar qué era, en efecto, una película”.

Según indicó el especialista que asegura que le interesa no solo el aspecto artístico sino “la ingeniería del cine”, cuando fue a ver La noche americana, de Truffaut, comenzó a entender que una película se trataba, “en esencia, de una serie de imágenes en un orden específico. A eso se le puede agregar la historia y los aspectos técnicos”.

Como parte de su formación, además de haber pasado 14 años como estudiante en distintas universidades, incluidas la prestigiosa Juliard, el director de otras importantes películas como El caso Tomas Crown, La caza al octubre rojo o El último gran héroe, memorizaba cada escena, cada plano de las películas que veía.

Comenzó con La naranja mecánica, de Stanley Kubrick “y sus 620 planos” y continuó con los “1.170 planos de 8 1/2” de Federico Fellini. “Ahora me resulta muy fácil memorizar secuencias enteras con una sola mirada y es un truco que utilizo para impresionar a alguna gente” confió.

Tras recodar que Mar del Plata le había parecido, hace algunos años, el mejor lugar para una película que estaba por filmar, pero que no se concretó, el cineasta definió que el guión de “Depredador” le pareció “inocente y con algunos argumentos tontos, incluso, pero me encantó, porque no podía salir mal. Si me ponía en el lugar del público, tenía un mensaje muy claro y era para divertirse” y por ello lo hizo. La clave, sostuvo, “es la voz narrativa. Nunca hay que decirle a la audiencia que estamos por encima de ella. Debemos ser como los espectadores, dar a entender que estamos tan entusiasmados como ellos. Eso lo descubrí con Truffaut. No como los directores ingleses e italianos, que son pretensiosos y apuntan a mostrar cuán sofisticados son en los primeros minutos” de sus películas.

Ese principio, fue el que marcó el quiebre en el cine de acción con Duro de Matar. “Hasta ese momento, no les daban importancia a las escenas de acción”.

Al ser interrogado por el público sobre directores que le gusten, sostuvo que “John Ford, porque educó a dos generaciones de hombres jóvenes en decencia y en como tratar a las mujeres y si bien creo que el Beethoven del cine no nació, Stanley Kubrik se le acerca”.

“Por último destacó que “tengo la salud y la fuerza para hacer” cuatro o cinco ideas de películas que tiene en mente, pero que lo que le faltan son “3 o 5 millones de dólares”.