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Cultura 15 de agosto de 2016

Miradas: Las artes teatrales

Por Juan Lamarche

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Hay algunas artes donde se pone el cuerpo pero el caso del teatro es especial: todas las técnicas y haceres artísticos se agrupan en función de representaciones del “como sí”, de la imitación de vivencias de la vida cotidiana. Los actores y también los dramaturgos entran en un juego de representación de acciones. Los actores, en sus estilos, viven como si fueran otros. Cada representación teatral repetida es diferente, el público no lo advierte pero sí ellos. Alain Badiou, uno de los grandes pensadores contemporáneos, es dramaturgo y escribe que el teatro es un acontecimiento de pensamiento que produce verdades.
Practiqué el teatro a mis veinte años en el Teatro Candilejas de la ciudad de Rauch, era bastante bueno como actor y llegué a dirigir dos obras, a pura intuición. Un director de Buenos Aires, Jorge Aubert, un sabio, me alentó a que siguiera actuando pero cuando fui a estudiar filosofía a Buenos Aires abandoné el teatro para siempre, rarezas de nuestras vidas. Ese período fue para mí una escuela de vida por el contacto con compañeros y el diálogo con maquilladores, escenógrafos, iluminadores, vestuaristas.
El teatro marplatense ha alcanzado un nivel superlativo y trabaja todo el año en una diversidad de expresiones de alto nivel.
Los orígenes del teatro están ligados a rituales religiosos y vienen desde la antigüedad. La tragedia griega crea una serie de obras memorables que siguen representándose reactualizadas, el caso de Esquilo, Sófocles y Eurípides. El mimo, la danza y el canto se unieron al teatro. El teatro contemporáneo ha inaugurado mundos diferentes a la manera de Brecht, Artaud, Camus, Jarry, García Lorca, y otros más recientes han experimentado con variantes cercanas al público, como el caso de Grotowski y Brook, e incluso cercanos al circo como el grupo canadiense Cirque du Soleil.
“Se trata pues de hacer del teatro en el sentido cabal de la palabra, una función; algo tan localizado y tan preciso como la circulación de la sangre por las arterias, o el desarrollo caótico en apariencia, de las imágenes del sueño en el cerebro, y esto es un encadenamiento eficaz para un verdadero esclarecimiento de la atención”, asegura Antonin Artaud.



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