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Opinión 6 de septiembre de 2019

No hay otro camino: “Civilización o barbarie”

Juan Grabois.

Por Juan Aicega (*)

El dirigente social Juan Grabois propuso la expropiación de 50 mil parcelas de tierra para entregárselas a pequeños productores, logrando así que ningún argentino posea más de cinco mil hectáreas de tierra. Sus dichos se replicaron en Mar del Plata con un gran desconocimiento, volviéndose aún más aberrantes.

La candidata a concejal por Frente de Todos, Sol De La Torre, con el mismo grado de ignorancia que su dirigente político, sostuvo un mensaje similar, asegurando que hay que continuar con la idea que el Estado se quede con terrenos que no le son propios, que tienen dueño y son trabajados.

Gran parte de los marplatenses comenzaron a preocuparse y, esperan que se terminen los silencios de la alianza opositora frente a semejante burrada. No es para menos. Entre omisión y sigilo dejan ver entre líneas el deseo de que el país desande 70 años, o más.

Si bien la expropiación es un fenómeno de derecho público, constitucional y administrativo, es imposible aplicarlo en el 2019 dentro del contexto de una reforma agraria. En primer lugar porque el sistema fracasó en todo el mundo, incluso en Argentina hace varias décadas. En segundo lugar porque la red agrícola nacional funciona y muy bien, alcanzando este año un récord histórico en la cosecha, lo que significa inversión, y empleo para miles de personas.

Tal cual lo sostuvo el Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación Luis Etchevehere, los dichos de Grabois no son más que “desconocer el trabajo en red del campo que coordina esfuerzos de contratistas, proveedores de insumos, transportistas, profesionales, entre otros. La base del desarrollo es el respeto a la ley, a la propiedad privada, para garantizar la seguridad jurídica de los productores”.

Está claro, que la expropiación se puede aplicar por razones de utilidad pública y a través de una ley al efecto, por ejemplo para que por allí pase una ruta, una vía o para construir una central nuclear. El problema, y es que lo que más llama la atención y preocupa, es que el Frente de Todos lanzó la propuesta con la intención de combatir un modelo capitalista e imponer una matriz socialista extrema o comunista que ya fracasó en el mundo; lo que implicaría un retraso en el desarrollo de nuestro país, y obligándonos a volver al pasado.

Tenemos un claro ejemplo y cercano de lo dicho anteriormente: el caso de Venezuela. Allí comenzó con la expropiación agraria, continuó con empresas, con casas particulares, destruyendo toda la nación. Ahora bien, en tiempos de campaña electoral es correcto que la política y sus buenas intenciones, estén en agenda, pero también es lógico y sano que las alianzas tengan coherencia en las declaraciones públicas.

Hay que advertir a todo el pueblo la demencia a la que los argentinos están siendo expuestos si en octubre el kirchnerismo gana las urnas. Todo indica que si el populismo llega a ser Gobierno, asumirá y destrozará, una vez más, el campo que tan bien le hace a todo el país.

Si no es así, ¿porqué la candidata marplatense, Fernanda Raverta, no da declaraciones sobre el tema? ¿Está de acuerdo con la expropiación y la reforma agraria que su socio político Grabois canta a viva voz, y su candidata De La Torre repite?.

Cuando la candidata militante Raverta visita a los empresarios, ¿les cuenta qué opina de la reforma agraria la expropiación para la redistribución, y si está de acuerdo con lo que propone La Cámpora, el ala más extrema del kirchnerismo a la que pertenece?. Ya es hora que se deje de jugar con el electorado, es tiempo de hablar, de explicar y hacerse cargo de los dichos, propios y ajenos.

Domingo Faustino Sarmiento ya lo dijo en Facundo, “civilización o barbarie”. De eso se trata. No hay otro camino que crear conciencia y advertir a nuestros vecinos las barbaridades a las que estamos expuestos: indefectiblemente, lo que busca la oposición es que el país retroceda con la vuelta de la Junta de Granos, la reforma agraria y la expropiación de campos. Es aterrador visualizar cómo con tanta liviandad los “dirigentes políticos” buscan ponerse en agenda. Pero es más alarmante aún ver cómo los que sí están en campaña no dicen nada al respecto, dando por sentado que todas esas atrocidades sucederán en el país, si es que en octubre tienen la chance de quedarse con el poder.
* Diputado nacional PRO.