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Arte y Espectáculos 4 de febrero de 2022

“No logramos fama por estafar a la gente, nos asocian a momentos lindos”

Marcelo De Bellis y Darío Lopilato proponen esta temporada “Vamos a contar mentiras”, una comedia para toda la familia que los enfrenta a uno de los dilemas más humanos: la relación con la verdad. Los actores hablan de “Casados con hijos” y de sus chances para que -finalmente- se convierta en obra de teatro.

“La primera escena que tenemos con Marcelo… me voy a tomar el atrevimiento de decirlo… es una clase magistral del teatro de la comedia”, dice Lopilato.

Entre risas y una magia que se apodera de ellos cada vez que están juntos, la dupla Marcelo De BellisDarío Lopilato no quiere adelantar mucho. Que sí, que no, tal vez… en torno a la puesta en escena en 2022 de la versión teatral de “Casados con hijos”, un proyecto que tuvo que suspenderse por la pandemia y que, se nota, los entusiasma muchísimo.

Ambos están en Mar del Plata para no dejar de calentar motores: desde el escenario del Teatro Carreras aceitan la maquinaria -mezcla de química, buen humor y carisma- que nació hace casi dos décadas. Son parte de la comedia “Vamos a contar mentiras”, que integra un elenco de figuras como Laura Novoa, Marcela López Brown, Pablo Sorensen, Hernán Figueroa, Gonzalo Suárez y otros.

“Con Darío nos conocemos hace casi veinte años, somos de Villa Urquiza los dos, íbamos al mismo lavadero de autos, conozco a sus padres, se ha creado algo y con el pasar de los años nos siguen convocando. A lo mejor lo que nos resta por vivir va a ser fascinante”, desliza De Bellis, consciente de que dice más de lo que debería.

Entonces remata la frase, como cuando están sobre el escenario o en el set de TV y una mirada alcanza para ponerse de acuerdo: “Vamos a contar mentiras: Nunca más se hace Casados con hijos”, ríe. Y vincula así los dos proyectos que más los estimulan por estos días: la obra de teatro que se hace en esta temporada y la otra producción que iba a hacerse en 2020 pero que viene postergando el Covid y ya parece tener chances de ser un verdadero suceso teatral.

“Están las ganas, se han devuelto casi 80 mil entradas de preventa, así que cómo no vamos a tener ganas de transitar eso”, se sincera Marcelo. “No logramos la fama por estafar gente, nos asocian a momentos lindos”, dice Marcelo y Darío coincide.

Y llueven las miles de anécdotas que trajo aquel exitoso programa: la señora que se acerca a Lopilato para decirle que su marido padece una enfermedad terminal y que mira el programa, que aún transmite Telefe, para olvidarse de los dolores. Que De Bellis tiene en su casa dos felpudos con la frase escrita: “Si sos Dardo y María Elena pasá”. O los pibes que les escriben halagando el programa que se hizo a partir de 2005, antes de que nacieran, y que conocen a partir de las repeticiones televisivas.

“Sería un sacrilegio modificar el ADN del libro (de Casados con hijos), hay un cambio de humor gracias a Dios, pero no se puede sacrificar el ADN del programa”, opina De Bellis en torno a la extendida polémica sobre la actualización del guión, en relación a temas como el feminismo y el rol de la mujer, un paradigma que no contempló el programa original y que observó la actriz Erica Rivas en varias oportunidades.

Mentirosos 04

Ahora, en este verano particular, la dupla de humor asegurando que enlazó una relación de amistad, de hermandad, a veces de padre e hijo, se sube al escenario dentro de dos personajes definidos: Marcelo es Alfonso, el esposo de una mitómana (Laura Novoa) y Darío le presta el cuerpo a Lorenzo. Una comedia brillante, con humor familiar y un aire a los espectáculos de Darío Víttori recorren la historia, que dirigió Carlos Olivieri y que es una de las más elegidas del verano.

– ¿Volver a trabajar juntos fue un aliciente?

– Lopilato: Es hermoso, ya hicimos teatro y la pasamos bien. Esta es una temporada distinta, muy atípica, en la cual nos cuidamos arriba del escenario y abajo del escenario y estar con Marce es bárbaro, te tirás a la pileta, totalmente. Ya nos pasaba en “Casados con hijos”: él armaba una escena y ya empezabas a trabajar para la escena posterior, y seguíamos probando, función a función, seguimos apostando, seguimos sorprendiéndonos con el público que también es importante. El público es el que te tira el último veredicto. Entonces es divertido.

– De Bellis:  “Vamos a contar mentiras” para mí es una vuelta especial, hacía dos años que no hacía teatro por la pandemia, por eso es especial. Me sentí querido, respetado, escuchado por Aldo Funes (productor del espectáculo) y se ha hecho un combo que es importantísimo en la producción, el libro , el director y con Darío que nos amamos adentro y afuera del escenario, aunque también tenemos nuestras rispideces, no te creas, porque de eso se trata el afecto.

– Lopilato: La primera escena que tenemos con Marcelo… me voy a tomar el atrevimiento de decirlo… es una clase magistral del teatro de la comedia y me lo han venido a decir, porque termina el primer acto y el público aplaude. Lleva un ritmo, bajamos un cambio, subimos tres más, es un reloj, como empieza y como termina.

– Para lograr esa química, ¿trabajan con la gestualidad?

– De Bellis: El único secreto para actuar es ser creíble, el género no importa, vos podés hacer tragedia o comedia, se habla de los actores dramáticos, pero todo es dramático, viene de “dramus” que significa “hacer” en griego, se habla de actor trágico o cómico, pero la verdad es que siempre tenés que ser verdadero. Cuando el gesto sobrepasa la palabra o exagera ya se ven los hilos, cuando vos lográs que el público entre en la convención de la historia es porque estás actuando bien, de eso se trata, no es por agregar ni por gesticular, demás.

– Lopilato: Después hay cosas que no se dicen pero se hacen con el gesto, el gesto es decir. Cerrás una situación y la sellás con un gesto. Eso se va dando función a función, es maravilloso y va saliendo.

– De Bellis: El grave error es querer hacer reír, cuando el libro es bueno la gracia es parte de la situación, no tenés que hacer nada más que actuarlo y para actuarlo te tenés que entregar y hacerlo en serio. Nuestro género es el más difícil de hacer porque está muy manoseado, se cree que hacer comedia es hacerse el gracioso y nada más lejos que eso. Algunos tienen gracia, él (por Lopilato) es un tipo gracioso y aparece en escena y ya causa gracia, a pesar de él. A mí me pasaba que estudiaba con Agustín Alezzo y yo no quería hacer reír y Agustín se reía a pesar mío. Y yo no me considero una persona graciosa. La comedia se actúa de la misma amanera que una tragedia. En esta comedia mi personaje padece todo el tiempo, porque está casado con una mitómana que no puede parar de mentir. Un día empiezan a pasar cosas… si lo hago de taco o me hago el gracioso la comedia pierde su peso específico. Sufro como si estuviera haciendo Hamlet pero estoy haciendo de Alfonso Pasos y la gente disfruta.

– Lopilato: La situación es cómica.

– ¿Qué tal se llevan con la mentira?

– Lopilato: Creo que la mentira tiene patas cortas (risas), uno miente y te vas metiendo en un pozo en el que más mentís y más profundo es y del que te cuesta salir, por más que quieras.

– De Bellis: Todos hemos mentido alguna vez y hay mentiras piadosas, es una energía … porque la verdad es un principio irrefutable. Como dice Sabina “por decir lo que pienso sin pensar lo que digo más de un beso me dieron y más de un bofetón me he comido”. A veces ser franco cien por cien tiene su costo.

– Lopilato: Está el ser sincero y el sincericidio, yo no soy de usar la mentira sino de camuflar un poquito la verdad… (Risas).

– De Bellis: No es que me quiero hacer el culto, pero había un maestro griego que decía “nunca olvides que es teatro nuestra vida y comedia de farsa el mundo todo, que muda el aparato por instantes y todos en él somos farsantes”. Todos en el fondo somos parte de esto.