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Cultura 22 de junio de 2020

“No tan terribles”, un libro sobre crianza respetuosa, interdisciplinaria y como suceso público

Adí Nativ, Ivana Raschkovan y Noelia Schulz despliegan una mirada sobre el desarrollo físico, emocional y social de la primera infancia, que entiende a niñas y niños como sujetos de derecho y de deseo en el presente y no solo como trampolín al futuro.

Buenos Aires: En "No tan terribles", Adí Nativ, Ivana Raschkovan y Noelia Schulz proponen un abordaje interdisciplinario sobre la crianza como suceso público y social -lo que supone una responsabilidad compartida y respetuosa para los actores que intervienen- y despliegan una mirada sobre el desarrollo físico, emocional y social de la primera infancia, que entiende a niñas y niños como sujetos de derecho y de deseo en el presente y no solo como trampolín al futuro. Foto: Prensa/Télam/aa 21062020

En “No tan terribles”, Adí Nativ, Ivana Raschkovan y Noelia Schulz proponen un abordaje interdisciplinario sobre la crianza como suceso público y social -lo que supone una responsabilidad compartida y respetuosa para los actores que intervienen- y despliegan una mirada sobre el desarrollo físico, emocional y social de la primera infancia, que entiende a niñas y niños como sujetos de derecho y de deseo en el presente y no solo como trampolín al futuro.

Aunque suene anacrónico aquello de la infancia como una etapa de la vida vacía y pasiva, todavía persisten discursos adultocéntricos que toman fuerza cuando la crianza pone a prueba límites y deseos vinculados a la comunicación, la alimentación, la socialización, el juego y el sueño de niños y niñas. La ciencia aprende y desaprende, destierra universales y quienes crían tienen pocas herramientas para comprender las etapas del desarrollo.

Es que la crianza sigue catapultada a lo privado, cuando debiera ser una cuestión social porque cuidar y acompañar durante los primeros años de vida involucra a un montón de personas, tal como sostienen Adí Nativ, pediatra; Ivana Raschkovan psicóloga; y Noelia Schulz, comunicadora, doula y asesora de porteo, las tres autoras de “No tan terribles”, un libro sobre el paradigma de la crianza respetuosa, enfocado en primera infancia.

Publicado por Planeta, el volumen destierra prejuicios y fórmulas enlatadas, a partir de un recorrido por algunas conductas que ponen el grito en el cielo de adultos: los mal llamados berrinches, los límites o el destete. “¿Son tan terribles los “terribles dos”? ¿O más bien es terrible enfrentarse a la idea de que nuestros hijos e hijas crecen y eligen, se manifiestan y nos contradicen, y veces la paciencia flaquea?”, se preguntan tres de las fundadoras de la Red Interdisciplinaria de Crianza.

-Télam: ¿Cómo se vincula el paradigma de crianza respetuosa con la perspectiva de derechos?

Ivana Raschkovan: La crianza respetuosa concibe al niño y a la niña como sujetos de derechos, que merecen el mismo respeto que cualquier otro ser humano. La relación del adulto con el niño es asimétrica pero el respeto es recíproco. Estamos en medio de una transición entre el viejo paradigma adultocéntrico patriarcal, que está cayendo, siendo cuestionado e interpelado. Estamos construyendo un nuevo paradigma pero para eso hace falta deconstruirnos, desaprender muchos mitos que habilitaban, entre otras cosas, prácticas violentas. La paradoja es que los adultos que hoy estamos militando por este cambio social, fuimos criados en el discurso adultocéntrico patriarcal.

Noelia Shulz: Podemos decir que el derecho es respetuoso de niños y niñas, sin embargo, lo que falta es un cambio a nivel social, simbólico y cultural. Ahí es donde la hay que librar la batalla y donde tenemos que seguir diciendo cosas como que a los niños no se los golpea o que no son personas inferiores.

Adí Nativ: La crianza respetuosa tiene que ver con una posición ética. A veces se dice que es una crianza sin límites, que lo niños gobiernan la casa pero la crianza respetuosa no tiene nada que ver con una crianza sin límites, de ahí a avasallar a los niños hay una distancia.

-T: No hablan de crianza con apego ni refieren a corrientes quizá más esencialistas que cuando no se logran cumplir tienden a generar mucha frustración…

N.S: Nos separamos de la llamada crianza con apego porque es un poco vago y no está bien definido, justamente la crianza respetuosa trata de ser una cosmovisión y no una serie de mandatos a cumplir. Necesitamos políticas públicas que nos amparen para poder dar aquello que niños y niñas necesitan, como por ejemplo, la lactancia que es un derecho humano básico.

I.V: No se puede criar con apego o sin apego. Todos los seres humanos desarrollamos vínculos de apego, lo que varía son las modalidades.También nos diferenciamos del niñocentrismo, que vendría a ser lo mismo que el adultocentrismo: invierte la polaridad pero la oposición binaria que lleva a lógicas de dominación/sumisión se sostiene. La crianza respetuosa no intenta producir nuevos mandatos superyoicos. Para que sea respetuosa tiene que serla con todos los integrantes del vínculo, tanto si son niños como adultos.

A.N: Puntos extremos hay en todos lados. La crianza se ve en muchos casos como una lista de ítems: doy lactancia prolongada, le dejo los pañales mil años, lo dejo en la cama colecho, le doy de comer trocitos, tengo que parir por parto vaginal. Muchas veces en ese afán de arrasar contra paradigmas viejos se quiere cumplir con todo y no se trata de eso: si no te animás a darle trocitos, dale papilla no pasa nada, lo mismo con mamadera, o si tuviste cesárea.

-T: ¿Por qué algunas conductas infantiles se asocian a sentidos negativos?

N.S: A las infancias se le asignan sentidos negativos porque están devaluadas. En nuestra sociedad la etapa infantil se utiliza como peyorativo y tenemos que ahondar en un montón de palabras como berrinche o capricho que las usamos de modo negativo. Se dice que “la infancia es el futuro” pero a nosotras nos gusta centrarnos en el hoy.

I.R: Esos sentidos son el resultado de que sus necesidades y deseos no se ajustaban a las de los adultos. Entonces se buscaba que los niños se adaptaran, a cualquier precio. Si un niño pequeño se despertaba varias veces a la noche, como era molesto para los adultos, se decía que tenía un trastorno del sueño. Entonces había que adoctrinarlo para que aprendiera a dormir de corrido. Hoy sabemos que este tipo de métodos conductistas dejan profundas heridas en el desarrollo emocional y que los despertares nocturnos son normales y saludables. Claramente no se ajusta con el ritmo laboral que llevamos hoy en día en el sistema capitalista neoliberal, pero los niños y las niñas no tienen la culpa.

T: En el libro plantean preguntas de personas que asisten a sus talleres ¿por qué conocemos tan poco las características de los más pequeños?

-I.R: La mayoría crecimos en un paradigma adultocéntrico patriarcal y fuimos víctimas de esas violencias invisibles o sutiles. Sino estamos dispuestos a deconstruirnos, seguimos repitiendo ese modo. La crianza es muy regresiva porque la experiencia de maternar y paternar nos lleva todo el tiempo a visitar nuestra historia. Los discursos sociales habilitan prácticas cotidianas, por ello es que debemos trabajar para cambiarlos.

-A.N: Muchas veces escuchamos “no lo levantes cuando llora” pero lo que no saben es que la ciencia avanzó y que hay muchas cosas que cambiaron. Nos han puesto un vendaje en los ojos para criar en modo automático. Mirar a los ojos, ponerse en el lugar, hablarle, pedirle permiso, fueron cosas que fui aprendiendo en la práctica. Eso no te lo enseñan cuando te formás en pediatría.

-N.S: La crianza no es considerada una etapa productiva y lo que tiene que ver con el cuidado viene a interrumpir el relato de la producción económica, hecho a imagen y semejanza del varón adulto. Podemos prescindir de ir a la oficina ocho horas pero no podemos prescindir de cuidar a un bebé para que no muera. La crianza nos enfrenta con cuestiones muy básicas de la vida y es hora de que las pongamos en foco.

Al entender a la crianza como suceso público y social, “No tan terribles”, evidencia la falta de políticas públicas y conciencia social sobre las tareas de cuidado y acompañamiento en la primera infancia y dan cuenta de la importancia de generar vínculos tempranos y respetuosos para el desarrollo individual y colectivo de los seres humanos.

Si la crianza respetuosa, tal como proponen las autoras, involucra a todas las personas que cuidan de un bebé o un niño ¿cómo equilibrar el deseo y la necesidad de acompañar ese período inicial en el que niños y niñas comienzan a reclamar su autonomía, ponen a pruebas sus límites y precisan la cercanía y calidad de adultos en su entorno, con las exigencias laborales y del mercado? ¿Cómo resolver la tensión si en la práctica las familias están cada vez más solas?

“Es cierto que en las grandes ciudades las madres y los padres estamos cada vez más solos y aislados en la crianza. Por eso nuestro trabajo en términos de promoción de la salud es construir redes de sostén para las familias como factor de protección frente el problema social que resulta de la falta de matriz de apoyo y la escasez de políticas públicas para cuidar a los cuidadores“, explica por su parte Ivana Raschkovan, psicóloga y autora de “Infancias respetadas”.

En ese sentido, “es necesario construir un tejido social con una mirada más amable y empática hacia la infancia. Para ello se necesitan leyes laborales más flexibles y conciliables con la crianza, sobre todo en la primera infancia“. Al igual, coincide la médica pediatra Adí Nativ: “Se necesitan políticas públicas como extender las licencias por maternidad y paternidad o por eventos inesperados en el desarrollo de un niño. Sin políticas públicas es muy difícil llevar a cabo una crianza respetuosa”.

En opinión de la pediatra, por ejemplo, “en el plano económico es muy difícil para las familias hacerse cargo de las cuotas de guardería” y destaca que si bien los cuidados están más repartidos entre madres y padres y “la crianza es compartida, seguimos remando contra molinos de vientos. Porque es muy difícil cuando la sociedad no acompaña”.

Para Noelia Schulz, comunicadora y codirectora de la primera escuela de porteo en Argentina, “el tema de la conciliación de las personas adultas que crían con el resto de sus actividades no puede quedar librado al ámbito privado. Es importante remarcar que se necesitan condiciones y tenemos que ir de lo macro a lo micro. No puede ser un hecho individual: tenemos que separarnos de las casas y hacerlo un hecho público”.

Es que para las autoras, el paradigma de la crianza respetuosa tiene efecto decisivo y positivo en la primera infancia: “impacta -como explica Schulz-en la salud integral y de toda la familia en realidad, entendiendo la salud como un conjunto físico y mental.Y también en las relaciones sociales. Una crianza respetuosa debería redundar en sociedades más solidarias, en vínculos de cooperación”.

Para Nativ, “es muy importante criar a los chicos desde este paradigma porque depende cómo criemos vamos a tener sociedades más respetuosas y solidarias. Pero es un cambio que lo hacemos entre todos y este libro y el trabajo con la asociación Red Interdisciplinaria de Crianza es un granito de arena en ese sentido”.



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