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Cultura 6 de agosto de 2023

Pablo Lisotto: “Mi ilusión es que cada 23 de junio se recuerde bien la tragedia de la Puerta 12”

El periodista Pablo Lisotto investigó la mayor catástrofe ocurrida durante un espectáculo deportivo en la Argentina. Descubrió víctimas fatales que no estaban registradas oficialmente, analizó numerosos archivos documentales, habló con más de 150 testigos y damnificados, y reveló las causas reales de un hecho macabro que quedó impune.

Por Bruno Verdenelli
[email protected]

No fueron solamente 71 muertos. El macabro hecho no se produjo por una simple avalancha. No había molinetes colocados que impidieran la salida normal de miles de hinchas. Y nunca se realizó una investigación judicial seria para identificar a los responsables y quebrar así la impunidad. El accionar policial causó aquella tragedia de la Puerta 12, en el estadio Monumental, y tuvieron que pasar más de cinco décadas hasta que un representante de la prensa argentina hiciera un trabajo digno al respecto.

Pablo Lisotto, periodista del diario La Nación, dedicó más de tres años a averiguar qué fue lo que verdaderamente ocurrió esa tarde del 23 de junio de 1968 en Núñez. Tras analizar documentos, acceder a archivos de medios de comunicación de la época y reunir más de 150 testimonios, volcó sus conocimientos en un libro publicado hace dos meses por Ediciones Al Arco.

Días atrás, Lisotto visitó Mar del Plata y presentó “Una tarde de junio (la tragedia de la Puerta 12)” en el café El Nuevo Mundial, en la esquina de Moreno y Santa Fe, con un lleno total. En ese contexto, visitó la planta editora de LA CAPITAL y en una entrevista con este medio contó las sensaciones que le provocó ahondar en el trágico suceso, las conclusiones a las que arribó al finalizar esta extensa investigación periodística, y las expectativas que guarda en torno a la lectura y la difusión de su libro.

-¿Cómo llega un periodista que cubre la actualidad deportiva en la Argentina a investigar un hecho trágico, de ribetes políticos, sociales y hasta policiales, ocurrido hace 55 años?

-Después de publicar una nota en el diario para los 50 años del hecho, me quedaron un montón de temas dando vueltas porque no podía entender que después de tanto tiempo siguiera habiendo tanto misterio. Eso era muy injusto para la gente que falleció y para la gente que vivió eso, y obviamente para los familiares que perdieron a sus seres queridos en la Puerta 12. Entonces, seguí investigando y contactando gente y así empezó todo.

-¿Qué parte de ese proceso te costó más?

-Lo que más me costó fue darle forma de libro a toda la investigación que había hecho. A las más de 150 entrevistas realizadas y a los miles de recortes de diarios y revistas de la época. Armar el rompecabezas fue muy complejo, porque por un lado era necesario que se entienda y, al mismo tiempo, tener el respeto correspondiente con las víctimas y sus familiares, pero contando todo como pasó porque no quería que sea un libro morboso. Tampoco quería que sea un libro novelado. Quería que todo lo escrito esté fundamentado periodísticamente. No hay nada de lo que escribo que esté inventado.

-¿Cómo considerás que fue la repercusión del lanzamiento del libro?

-Muy buena. Noté enorme entusiasmo de la gente, ya sea entre todos los colegas que difundieron la noticia del lanzamiento, en las presentaciones que hice en Buenos Aires y en Mar del Plata y en las redes sociales. Siento que había una necesidad general por leer una obra así y saber qué pasó después de 55 años de misterio, silencio y olvido.

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¿Por qué ocurrió la tragedia de la Puerta 12? ¿Quiénes la causaron?

-Creo que la tragedia de la Puerta 12 pudo haber sucedido antes y ocurrió precisamente por la desidia de mejorar algunas cosas que aún hoy padecemos. Hay un constante descuido de los hinchas del fútbol, porque la pasión siempre puede más y sea como sea, ellos van. A veces en el afán de estar ocupan lugares que son inadecuados, se sobrevenden los espacios, hay colados o amigos que ocupan espacios que son fundamentales para la evacuación ante una eventualidad. Suelen verse en la zona de plateas escaleras ocupadas con hinchas que no deberían estar allí.

Puerta 12 ocurre porque ese día se alinean los planetas para que salga absolutamente todo mal, con lo cual un montón de situaciones que desde antes no eran adecuadas, ese día se unifican a un negligente operativo policial en la salida de la Puerta 12, donde se apostaron e impidieron la normal descongestión del público. Eso causa el apretujamiento en las escaleras, entre los que empujan hacia arriba para evitar la represión y los palazos de la policía, y los que desde arriba empujan hacia abajo para salir, que no sabían lo que pasaba a ras del suelo. Por eso es que la mayor cantidad de fallecidos se da en el descanso, donde las personas apretadas se quedan sin aire y se mueren. Tan terrible como eso. Hay muchos fallecidos que aparecen morados por quedarse sin aire y con el tórax aplastado.

-¿Es imposible que se sepa alguna vez con nombre y apellido quiénes fueron los responsables directos de la tragedia?

-Yo creo que sí. El jefe de la Policía era el general Fonseca, pero no sabemos los nombres de los policías afectados a ese Superclásico. Sólo conocemos los nombres de los agentes heridos durante el hecho, porque seguramente estaban en esa primera línea. Pero en su mayoría eran chicos que hacían el servicio militar y sumaban unos pesos trabajando los días de partido. Sí hay una enorme responsabilidad del jefe de la Policía Federal de entonces, el general Fonseca, y del propio presidente de facto, Juan Carlos Onganía, por dar por finalizado el recuento de fallecidos en el número 71 y distorsionar los hechos para que no trascienda la responsabilidad policial. Si hasta el juez de la causa, Oscar Hermelo, decide liberar los cuerpos y lo promueven como “una acción humanitaria para que las familias puedan llorar a sus seres queridos”. Pero con eso, elimina la chance de hacer las autopsias correspondientes a esos fallecidos.

-Y las víctimas… ¿Se podrá saber alguna vez con certeza cuántas y quiénes fueron las personas que murieron por lo que ocurrió en el estadio de River?

-Lamentablemente, no. En mi investigación llegué a 74 nombres, pero en el libro comparto el testimonio de tres personas que me contaron que murieron más de 200. A mi criterio no hay ninguna chance de saber con certeza cuántas personas murieron en la Puerta 12. De hecho, tampoco sabemos cuántos murieron en la inundación que hubo en La Plata en 2013. Oficialmente dicen que fueron 90, pero se habla de más de 200 y hasta de 600 fallecidos. Y era un contexto de gobierno democrático. En la Puerta 12 se vivía bajo el régimen de Juan Carlos Onganía, plena dictadura militar. Hay situaciones en nuestro país donde desgraciadamente se oculta la información oficial. Además, en Puerta 12 murieron muchos chicos de diversas provincias. Y a lo mejor sus familias jamás se enteraron de esas muertes. Eran tiempos donde no había celulares ni la facilidad actual para comunicarnos. Sí deseo que todo familiar o amigo de fallecidos de Puerta 12 me contacte para conocer esas historias.

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-En la presentación del libro revelaste que te gustaría que esto fuera el puntapié para que continuaran las averiguaciones y los trabajos respecto a este hecho. ¿Puede haber una segunda parte de la investigación a tu cargo también o sentís que tu tarea ya terminó?

-La ilusión es que haya versiones ampliadas, en donde pueda contar la historia de personas que fallecieron en la Puerta 12 y que aún no pude contactar. De hecho, gracias a la difusión de esta obra me contactaron familiares de dos fallecidos cuyas historias no pude agregar en esta primera edición. Con una curiosidad: Roberto Alderete era de Racing y Juan Leguizamón, de River, lo cual echa por tierra el mito de que todos los fallecidos eran de Boca.

-¿Pensás que un hecho de esas características puede volver a suceder en alguna cancha del país?

-El año pasado en Gimnasia-Boca, se vivió algo muy similar a lo ocurrido en Puerta 12. La diferencia fue que no había techo y que la velocidad de la dirigencia del club platense por abrir las puertas de la tribuna al campo de juego del club y la serenidad de los hinchas evitó un desastre. Porque adentro era un caos y afuera la policía tiró gases lacrimógenos y más de 600 balas de goma. Me caracterizo por ser una persona optimista, pero siento que hay pequeños milagros que evitan grandes catástrofes en nuestro país.

Y no solo en el fútbol, sino en cada esquina a nivel tránsito o incluso en celebraciones. A mi criterio es un milagro que no haya habido muertos durante la celebración de diciembre después de ganar el mundial en Qatar. Un ejemplo: solo un milagro evitó que el chico que se subió a la punta del Obelisco no perdiera el equilibrio. Lo mismo la Tragedia de Once, podría haber pasado mucho antes o en un horario pico y moría mucha más gente. Y nunca se sabe si puede volver a pasar. Uno se acostumbra a convivir con esas cosas, si no, no salís de tu casa.

-¿Cómo te gustaría que la gente, la prensa y los propios clubes del fútbol argentino recuerden la tragedia de la Puerta 12?

-Justamente, me gustaría que la recuerden. Y que la recuerden bien. Porque se la recuerda repitiendo muchísimos errores históricos. Ojalá que el libro mío, en ese sentido, contribuya a que de ahora en adelante se hable con datos concretos y verificados: la puerta de esa salida estaba abierta, no había molinetes que entorpecieran esa desconcentración de público, murieron muchas más de 70 personas y está comprobado que había muertos de Boca, de River y de Racing. Posiblemente, también de otros clubes.

Y en el fondo, ¿a quién le importa de qué equipo eran los fallecidos? Es como preguntarse cuántos judíos o cuántos católicos fallecieron en el atentado a la AMIA. Ridículo. Murió gente. Eso es lo único que importa. Lo que pasó en la Puerta 12 se vivió como una tragedia nacional. Mi ilusión es que cada 23 de junio se recuerde lo que ocurrió y que ese día en la Argentina no haya fútbol, en memoria de la peor tragedia deportiva de la historia de nuestro país.



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