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El Mundo 8 de febrero de 2024

Pakistán cierra jornada de elecciones marcada por la violencia y sospechas de fraude

Los sondeos apuntan a una victoria del partido de Nawaz Sharif, de 74 años y de regreso del exilio desde octubre, que parece tener el apoyo del ejército, un actor político central en este país.

Una mujer deposita su papeleta para votar durante las elecciones nacionales de Pakistán, en un colegio electoral de Quetta.

Los paquistaníes votaron para renovar el Parlamento y elegir Gobierno en unas elecciones marcadas por la violencia extremista y sospechas de fraude, reforzadas por la decisión de cortar el servicio de Internet móvil en el mismo día de la votación.

La violencia, que había comenzado en la víspera con explosiones que mataron a 29 personas, continuó en la jornada electoral, con al menos siete agentes de seguridad muertos en dos ataques distintos.

Los centros de votación cerraron a las 17 para los aproximadamente 128 millones de votantes registrados en los comicios, informó la Comisión Electoral.

Los paquistaníes estaban llamados a elegir a los legisladores del Parlamento, que a su vez designa al primer ministro, el jefe del Gobierno de esta república federal parlamentaria. El presidente del país, el jefe de Estado, de rol ceremonial, es elegido de manera indirecta.

En caso de victoria podría ser primer ministro por cuarta vez en su carrera, al frente de la Liga Musulmana de Pakistán (PML-N).

Por su parte, el ex primer ministro y popular ex jugador de críquet Imran Khan, de 71 años, condenado a tres largas penas de prisión, no pudo presentarse, avivando las sospechas de imparcialidad.

Su partido, Pakistan Tehreek-e-Insaf (PTI), ha sido víctima de numerosos arrestos y deserciones forzadas y se le ha impedido hacer campaña.

Poco después de la apertura de los centros de votación, el Ministerio del Interior anunció que los servicios de Internet móvil quedaban “suspendidos temporalmente” en todo el país por razones de seguridad.

Más de 650.000 militares, paramilitares y policías fueron desplegados para garantizar la seguridad de unos comicios ya salpicados por la violencia.

Aun así, cinco miembros del personal de seguridad murieron en un ataque en Kulachi, en la provincia noroccidental de Jaiber Pajtunjua, dijo la Policía.

Previamente, otros dos agentes de seguridad habían fallecido por la explosión de una bomba cerca de un centro de votación en la convulsa provincia de Baluchistán, en el suroeste del país, donde operan grupos separatistas y yihadistas.

Esta conflictiva región ya se vio sacudida por dos atentados cerca de oficinas de candidatos electorales que mataron a 28 personas y fueron reivindicados por el grupo extremista Estado Islámico.

La campaña estuvo poco animada, prueba del desencanto con la política entre los paquistaníes, que en un 70% “no confían en la transparencia de las elecciones”, según una encuesta del instituto Gallup.

El país estuvo gobernado durante décadas por el ejército, pero en 2013 hubo por primera vez un gobierno civil.

Khan, que tuvo el apoyo del Ejército cuando fue elegido en 2018, lo desafió directamente, acusándolo de orquestar su destitución del cargo de primer ministro en abril de 2022.

Su caída en desgracia parece haber favorecido a Sharif. Y aunque su partido figura como favorito, el resultado puede variar mucho en función de la participación, en particular la de los jóvenes.

La mayoría absoluta se antoja en cualquier caso difícil de alcanzar para el partido PML-N de Sharif, que probablemente deberá formar una coalición.

Tal vez lo haga con el Partido del Pueblo Pakistaní (PPP), la formación heredada por Bilawal Bhutto Zardari, hijo de la asesinada ex primera ministra Benazir Bhutto y del ex presidente Asif Ali Zardari.

Pakistán, que dispone del arma atómica y ocupa una posición estratégica entre Afganistán, China, India e Irán, afronta numerosos desafíos.

La seguridad se degradó desde que los talibanes regresaron al poder en Afganistán en agosto de 2021. La economía paquistaní acusa una deuda gigantesca y una inflación que ronda el 30%.



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