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Más allá de las noticias 5 de abril de 2018

Paula Chaves contó el difícil momento de su mamá: “Todos los adictos necesitan tocar fondo”

La conductora y modelo, Paula Chaves (33) habló por primera vez sobre la difícil situación que su madre, Alejandra (56), pasa desde hace varios meses. Lo hizo en una entrevista con la revista Gente y allí brindó detalles de cómo debió ayudarla a salir de la adicción al alcohol y la depresión tras la separación de su marido y padre de Paula y Delfina Chaves (22)

“Mamá, con cuarenta y pico, se vio sola. Sin profesión. Sin saber hacer nada. Y se deprimió. Comenzó a tener actitudes raras y debió recibir atenciones psiquiátricas. Mis hermanos (Delfina y Gonzalo), que todavía eran chicos, decidieron vivir con papá. Yo estaba embarazada de Oli, me molestaba mucho con ella: ‘¡Ma, no puedo creer que llores! ¡Debés estar bien, por nosotros!”, explicó a la publicación.

Y contó cuál fue el momento límite: “Al poco tiempo buscó alivio en el alcohol. Después comenzó a tomar dosis dobles de antidepresivos, a mezclarlas con la bebida y entonces se perdió. Porque todos los adictos necesitan tocar fondo”.

“Cuando entramos en su casa y la vimos, era un cuadro tremendo, con la frente lastimada, supimos que no había otra opción más que la internación. Mamá estaba en peligro. Yo misma, embarazada de Balta, la llevé a la comunidad terapéutica. Con todo el dolor que implicaba: estaba tratando de ayudar a mi vieja en el momento en que yo más la necesitaba. Me iba de ahí preguntándome: ‘¿volverá a ser mi mamá de antes?’. Cuatro meses después nació Balta. Ella había comenzado la desintoxicación, que es algo muy difícil, y no pude ir a verla”, agregó Paula.

Hoy, Alejandra se encuentra recuperada y junto a su familia: “Después de un año y medio de tratamiento volvió a Lobos con mi tía Claudia, donde pasó algunos meses. Si hoy soy más feliz es porque la veo feliz. Recuperamos a la mamá que nos acompañaba de cerca, que estaba pendiente en la primera fila de los actos del colegio, la que nos enseñó a cocinar y comer saludable. Mi vieja pelea fuerte, porque es una lucha diaria. Como buena budista, quiere ayudar a los demás. Hoy se mudó a Las Cañitas, y está empeñada en conseguir trabajo”.

“Ya quisiera yo la garra de mi vieja. Me enorgullece mucho haber acompañado de cerca a esa mujer que alguna vez creyó que no tenía nada y hoy redescubre la vida con valentía”, concluyó Paula.