por Sebastián Arana

Peñarol vivió anoche una de las noches más raras de su historia en la Liga Nacional. Jugó por primera vez a puertas cerradas. Urgido como pocas veces, hizo una gran tarea defensiva para minimizar a un poderoso como San Martín de Corrientes e imponerse por 80 a 70. Un triunfo clave para tomar aire en su lucha por la permanencia, que contó con el valor agregado de la apretada derrota que sufrió el rival directo, Boca, a manos de Obras Básket.

Pero la alegría no pudo ser completa. Después del partido, Marcelo Richotti confirmó su renuncia indeclinable. Una decisión que ya había tomado después de regresar de Santiago del Estero. “Dirigí este partido solo porque era Peñarol, para darles tiempo a encontrar un entrenador”, sostuvo.

El equipo marplatense, paradojicamente, se queda sin entrenador justo la noche en la que sacó una ventaja más tranquilizadora de cuatro partidos, más una diferencia de dieciocho puntos en el mano a mano con Boca, a falta de nueve. Una ventaja importante.

En cuanto al partido en sí, una sólida actuación defensiva le permitió a Peñarol -con la formación alta que dio buenos frutos en la gira por Corrientes y Formosa- plantear le muchas dificultades a un equipo en estado de gracia como San Martín. Ni Cantero dominó el juego de bases, ni Wood logró imponerse en el poste bajo. El recurso del contraataque, tan utilizado habitualmente por los correntinos, fue minimizado por la correcta conversión a defensa realizada por los “milrayitas”.

La consecuencia fue un pobre 13/31 de cancha para los visitantes a lo largo de toda la primera parte. El equipo marplatense, de este modo, tuvo “dormida” a la bestia. No le pudo hacer, sin embargo, demasiada diferencia.

Peñarol tuvo problemas para anotar todo el año y anoche no fue la excepción. Al menos aprovechó los aciertos exteriores de Pettigrew, el único que no abolló el aro con sus lanzamientos de tres puntos en la primera parte. El estadounidense anotó tres de cuatro intentos, claves para que su equipo adquiera una pequeña luz que manejó hasta el momento de ir al descanso.

La tendencia se acentuó en el tercer cuarto. El equipo local limitó más a los correntinos que en la primera parte. Atacar con claridad fue un suplicio para el equipo de mejor récord de la competencia.

Peñarol dominó claramente el rebote. No recuperó el gol exterior, pero repartió bien los tiros, ejecutó algunas ofensivas claras y terminó cerrando el cuarto por 57 a 45.

Un contraataque local fallado con superioridad numérica, seguido por un triple de Mainoldi y un doble de Faggiano, encendieron las luces de alarma en el comienzo del último. Pero Peñarol respondió con un triple oportuno de Giorgetti y algunas acciones de mucha calidad de Pettigrew -lució muy metido en el partido- para detener esa escalada y construir una escapada casi decisiva (71-55) promediando el parcial.

La presión correntina al saque, más la quinta falta de Figueroa, provocaron zozobra en el final. Pero un par de aciertos de Dabney en el minuto final, más un triple de Leo, cortaron la angustia y la mala racha. La noche terminó con muchas emociones. Con un abrazo enorme, y muy significativo, de Leo Gutiérrez a Marcelo Richotti, quien luego confirmó lo que había acordado con los dirigentes. Su segundo ciclo como entrenador de Peñarol, llegó a su fin. Justo en la noche del alivio.

Síntesis

Peñarol 80
J. P. Figueroa 7 (x), S. Pettigrew 16, A. Diez 14, L. Gutiérrez 6 y J. M. Torres 10 (FI); L. Dabney 9, F. Giorgetti 10, R. Acuña 8 y J. Valinotti 0. DT: Marcelo Richotti.

San Martín (Corrientes) 70
J. P. Cantero 3, R. García Zamora 17, F. Aguerre 12, L. Mainoldi 12 y J. Wood 9 (x) (FI); L. Faggiano 2, M. Lescano 3, D. Tintorelli 10 y L. González 2. DT: Sebastián González.

Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas”.

Arbitros: Fernando Sampietro-Pedro Hoyo.

Parciales: 20-16, 38-33 y 57-45.