Por Sebastián Arana

Jugó muy mal y perdió muy bien. Peñarol tuvo un cierre de año para el olvido ante su público. Un Independiente de Oliva muy certero en el primer tiempo e inteligente durante todo el partido le hizo pagar todos sus errores y se impuso 87-76. De este modo, lo mandó para atrás en la tabla de posiciones de la Liga Nacional de Básquet.

Fue como si se hubiesen adelantado las vacaciones de fin de año. El equipo marplatense entró demasiado relajado al partido. Independiente lo golpeó de movida con la guardia baja y Peñarol no pudo salir del aturdimiento. Cuando quiso reaccionar, estaba en un verdadero lío. En cuatro minutos perdía por diez puntos.

Esa desventaja, sin embargo, no fue lo más grave. Lo peor fue la forma de intentar revertirla.

Porque al equipo marplatense no le faltó actitud. Le faltó cabeza. Intentó enfocarse en defender. Pero no logró coordinar ninguna acción productiva en ese sentido. Fue un cúmulo de voluntades individuales. Y cada intento de doblar o atrapar fue contestado por Independiente de Oliva con un tiro limpio y casi siempre con un gol fácil. Como el equipo cordobés tuvo porcentajes de ensueño, Peñarol pudo correr muy poco. Y en ataque resolvió como pudo. La mayoría de las veces, apurado. Y mal.

Fue un poco el juego del gato y el ratón. La paciencia de la visita contra la impaciencia local. Independiente jugó casi con la certeza de que el error de Peñarol en algún momento iba a llegar. Y se los hizo pagar casi todos. Con contraataques, con rompimientos por el eje, con puntos fáciles de los pivotes, con tiros muy cómodos de tres puntos. El primer tiempo fue un baile del equipo cordobés, que llegó al descanso con un increíble 55-36. Y esa diferencia superó los veinte puntos en los primeros compases del tercer parcial.

No hubo forma de volver de semejante desventaja. Más allá de que Peñarol confío más en su defensa individual y tuvo mejores dividendos en el tercer cuarto. Más allá, también, de que Independiente tampoco pudo sostener sus porcentajes del primer tiempo.

Con un Pérez Tapia encendido, el equipo local logró reducir un poco la brecha. Sin embargo, jamás se puso realmente en partido. A lo sumo, logró situarse a nueve puntos. Pero siempre jugó a marchas forzadas.

El control de la situación siempre lo tuvo el equipo cordobés. Sufrió con Pérez Tapia y poco más. Con menos lucimiento, no abandonó su postura de defender con atención y esperar el error. Por impaciencia o frustración, Peñarol los siguió cometiendo. Y su rival, con un Enzo Filippetti en estado de gracia (21 puntos y 10 rebotes), capitalizó los suficientes como para ganar con holgura.

Síntesis

Peñarol 76

F. Vázquez 9, A. Pérez Tapia 28, X. Carreras 7, G. Córdoba 0 e I. Basualdo 8 (FI); N. Hoover 7, L. Guerra 11, A. Thornton 0, R. Acuña 5 y N. Chiaraviglio 1. DT: Leonardo Costa.

Independiente (Oliva) 87

F. Conrradi 12, F. Rolfi 7, R. Vallejos 5, P. Tabarez 6 y E. Filippetti 21 (FI); M. Fernández 3, N. Marcucci 9, J. Díaz Giménez 2, A. Cáffaro 7, A. Pautasso 6, F. Barrionuevo 2 y V. Duvanced 7. DT: Martín González.

Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas”.
Árbitros: Oscar Britez, Raúl Lorenzo y Alejandro Trías.
Parciales: 18-30, 36-55 y 58-71.