A horas de tener que viajar rumbo a Bahía Blanca para continuar su camino en la Liga Argentina de Básquetbol, estalló el conflicto en Quilmes. Muy temprano en la temporada, aparecieron los primeros planteos de los jugadores a la dirigencia para percibir los salarios del primer mes, que todavía no se habían abonado.

Según supo LA CAPITAL, tras un par de reclamos anteriores, el plantel expresó la posibilidad de no subirse al micro en caso de no percibir al menos parte del dinero adeudado. Hasta aquí, nada que no haya sucedido antes en cualquier equipo del básquetbol profesional argentino.

Sin embargo, de acuerdo a la información brindada a este medio, el presidente Jorge Unzué se plantó frente a los jugadores y les expresó que no había chances de reunir el dinero antes del viaje, que esas eran las condiciones y que si alguno no estaba de acuerdo, podía rescindir el contrato.

El primero en salir al cruce fue Lucas Ortiz, el jugador franquicia en esta temporada 2021/22, y le anunció a la dirigencia su intención de no viajar y rescindir su contrato. Acaso no por una necesidad imperiosa de cobrar (aunque todos los trabajadores tienen el derecho de hacerlo en contraprestación por sus servicios), ya que probablemente otros chicos más jovenes podrían tener mayores urgencias. Pero seguramente no habrá estado de acuerdo con las formas.

A última hora de este lunes, parte de la dirigencia y allegados al básquet profesional intentaban convencer al escolta para que repensara su situación. No solo por la importancia que tiene para la estructura del equipo, sino porque existe la posibilidad de que otros quisieran imitarlo.

Serán momentos frenéticos hasta el momento de salir a la ruta. Todo parece indicar que la máxima autoridad del club también tendría que replantear su postura para que aparezca una solución en lo inmediato.
Desde lo deportivo, Quilmes está bien posicionado para aspirar a clasificar para el Súper 8, pero situaciones como ésta sin dudas pueden influir negativamente para lo que viene.