“Somos un grupo de instructores y profesores de yoga interesados en aportar, desde nuestra experiencia, herramientas para mejorar la calidad de vida en la situación de encierro, enseñando estrategias que redunden en beneficios físicos y mentales”, explicaron las creadoras de Proyecto Ansu sobre la actividad que desarrollan en la cárcel de Batán y que están en la búsqueda de nuevos instructores.

“En la actualidad, desde el año 2019 concurrimos semanalmente a la Unidad Penal XV de Batán con una buena respuesta de parte de los internos que forman parte del equipo de rugby y participan de las prácticas con entusiasmo. Actualmente estamos buscando profes de yoga que tengan disponibilidad a la mañana porque ya estamos tramitando el ingreso a otra unidad, pero nos faltan profes que puedan acompañar. Los interesados pueden comunicarse al mail [email protected] a Instagram o Facebook @ansu.yoga”, comentó Paola, una de las profes.

Más adelante detallaron que “actualmente coordinamos el proyecto con Lorena y además hay otras 5 profes que nos acompañan a las prácticas en la Unidad XV (nos vamos rotando) y una profe que vive en Neuquén que maneja las redes. Nosotras ingresamos a la cárcel y damos las prácticas para el equipo de rugby gracias a la coordinación con la ONG Cambio de Paso que es la que lleva adelante, junto con el Servicio Penitenciario, este programa del que participan internos que aprenden también oficios, estudian y trabajan en la cooperativa que formaron recientemente. Buscamos hacer crecer esto que se mantiene gracias a la voluntad del equipo de ponerle ganas para que suceda”.

Así las cosas explicaron que “cuando una persona está bajo tensión, su comportamiento está influenciado por ella y cuando se relaja se vuelve natural. Conoce la realidad, la verdad. Entonces también sabe cómo comportarse porque el conocimiento de la verdad es necesario para el comportamiento correcto. Y el conocimiento de la verdad sólo aparece cuando estamos libres de tensión”.

Y al referirse a cómo influye la práctica de yoga en el cuerpo, no dudaron en detallar: “Desde el yoga y como herramienta principal utilizamos la respiración con el objetivo de promover una reeducación en la misma, ya que este proceso fisiológico es realizado de manera inconsciente e influye directamente en nuestra mente alterando nuestra química cerebral. Distorsionando así nuestros pensamientos y emociones al verse alterado por las experiencias vividas, generando un círculo vicioso entre el estrés y los procesos biológicos. Por eso una de las primeras cosas que se aprende es a respirar correctamente, es decir inspirar y espirar por la nariz en lugar de hacerlo por la boca (que es lo más habitual). Preparando nuestro organismo para “ataque o huida”, liberando adrenalina y cortisol. Se reducen los niveles de cortisol, que es la hormona del estrés. También los músculos y huesos se hacen más fuertes. Al tonificar y fortalecer la musculatura, los huesos están mejor protegidos ante posibles lesiones, como así también, a reducir dolores musculares y articulares y a prevenir artrosis”.

Finalmente aseguraron que “tenemos la convicción de que la práctica de yoga en espacios de gran tensión y violencia colaboraría reduciéndolos. En las prácticas realizamos: trabajo sobre la respiración, trabajo sobre el cuerpo, trabajo sobre la mente con técnicas de meditación, trabajando en la concentración, en el enfoque, realización y pintado de mandalas, donde se trabaja introspección y desapego, técnicas musicales y técnicas de relajación.