Todo el arco político marplatense le dio la espalda al concejal e hijo del intendente, Guillermo Arroyo, ante el desesperado intento por -textualmente- “dejarle un último regalito a papá” antes del 10 de diciembre. El frustrado “obsequio” pasó por insistir en otorgarle a una asociación integrada por ex marinos un predio lindero al Faro, donde funcionó el centro clandestino de detención de la Escuela de Suboficiales de Infantería de Marina (ESIM).

En los minutos previos a la última sesión ordinaria del año, celebrada el jueves, el presidente del bloque de la Agrupación Atlántica, Guillermo Arroyo, buscó forzar en la reunión de Labor Deliberativa la reincorporación del polémico expediente frenado a raíz de múltiples gestos de repudio de la comunidad marplatense.

Vista aérea del Faro (Foto: dronmardelplata)

A principios de año, Carlos Arroyo elevó un proyecto para concederle un permiso de uso y explotación del mencionado predio a la Asociación Civil “Centro Recreativo Luis Piedrabuena”, entidad presidida por Augusto Osvaldo Menecier, quien durante la última dictadura militar se desempeñó en la división de Inteligencia Naval.

Enseguida, organizaciones de derechos humanos, vecinos de la zona sur y agrupaciones que defienden los espacios públicos rechazaron enérgicamente el proyecto del intendente Carlos Arroyo que buscaba otorgarle el terreno lindero al ex centro clandestino de detención a esta asociación. Tras ello, el proyecto se frenó.

No conforme con la sumatoria de repudios y el rechazo de la comunidad marplatense, a días de llegar al fin de su mandato como concejal, el hijo del intendente volvió a intentarlo. Entre cuatro paredes, antes de la última sesión del año, miró a sus pares, mencionó el proyecto y lanzó: “Quiero sacarlo porque le quiero dejar este regalito a papá (Carlos Arroyo) antes de irme”.

En abril, vecinos realizaron un abrazo simbólico al predio e instalaron carteles y banderas con consignas alusivas al rechazo del proyecto.

Para Guillermo Arroyo, cederle por cinco años aquel predio a la Asociación Civil “Centro Recreativo Luis Piedrabuena” pretendió ser “un regalito” que no sumó la adhesión de ningún concejal.

El expediente en cuestión intentó ser forzosamente incorporado al orden del día. El mismo sostiene textualmente: “Convalídese el convenio celebrado entre la Municipalidad de General Pueyrredon y la Asociación Civil Centro Recreativo Luis Piedrabuena, el que como anexo 1 forma parte de la presente, mediante el cual la Municipalidad otorga un permiso precario y revocable para el uso y explotación del inmueble sito en la Avenida Martínez de Hoz N° 5700 de la ciudad de Mar del Plata”.

Un detalle no menor y acorde al tono de la presentación es el nombre con el que el hijo del intendente saliente menciona a la avenida sobre la cual está emplazado el terreno.

El trayecto que une a Boulvard Marítimo Peralta Ramos con la Ruta internbalnearia N° 11 dejó de llamarse “Martínez de Hoz” hace varios años y pasó a ser la “Avenida de los Trabajadores”, en el marco de una reivindicación histórica y democrática para quitar de las calles la mención al ex ministro de Economía de la última dictadura militar encabezada por Jorge Rafael Videla entre 1976 y 1981.

Guillermo Arroyo terminará su mandato el próximo lunes 9 de diciembre

Otro dato relevante del caso fue aportado por la Asamblea por los Espacios Públicos y el Colectivo Faro por la Memoria, que recordaron que la asociación civil comandada por Augusto Osvaldo Menecier “usurpó” en forma ilegal el predio que pertenece a la Reserva Forestal Paseo Costanero Sur y en el año 2005 creó a la mencionada asociación civil como “excusa” para evitar ser desalojado.

Pese al desesperado intento de Guillermo Arroyo por despedirse de su banca, ningún otro bloque acompañó la idea de hacerle un “último regalito a papá”.

Guillermo Arroyo finalizará su mandato como concejal el próximo lunes 9 de diciembre. En sus cuatro años como edil y presidente de bloque de la Agrupación Atlántica, presentó apenas diez proyectos (cinco de los cuales fueron simples declaraciones de interés) y en nueve oportunidades se tomó licencias para descansar y faltar a sesiones y actividades del Concejo Deliberante.