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Cultura 17 de octubre de 2021

Raúl Alonso: “Me desplazo hacia terrenos que tienen que ver con lo ausente”

Los tigres, Borges, lo que falta y la memoria aparecen desgranados en este nuevo poemario, en el que Alonso mantiene su estilo delicado y sensible.

"Soy argentino y creo que hay (o debiera haber) un vínculo esencial entre el entramado social y la memoria", dijo el escritor.

España le sienta bien. Radicado en Granada desde hace unos años, el escritor Raúl Alonso -quien residió durante mucho tiempo en esta ciudad- vuelve a ser noticia por el lanzamiento de un nuevo y delicado poemario: “No habrá cesado el rito”.

En 2020 afloró su libro de cuentos “Alétheia”, publicado por el sello argentino Azul Francia y ahora la flamante publicación aparece por la editorial granadina Aliar Ediciones, mientras que la editorial alemana Ilíada también lo lanzará en breve.

En “No habrá cesado el rito”, una frase que toma de Jorge Luis Borges, indaga en la ausencia, en los faltantes de la vida, en lo que aún no llega. Acaso sea por la condición de migrante: “La distancia es un elemento que otorga brillo a las ausencias y las revaloriza constantemente”, expresó en una entrevista con LA CAPITAL.

Escribe, por ejemplo: “La ausencia parece requerir/ siempre un otro,/ un otro ausente./ La ausencia de una minúscula flor/ que el ave tenue echa de menos,/ el atardecer de un otoño/ que rememora la sombra,/ la sangre tardía y abismal/“.

“El libro fue escrito enteramente en España. En este tiempo que llevo aquí me han sucedido cosas y he atravesado por estados que me impulsaron a escribirlo”, agregó.

– Sobre el nombre del libro, “No habrá cesado el rito”, ¿se trata del rito de recordar?

– En principio quise unir la frase de Borges, sobre el rito de los jugadores de ajedrez con nuestra vida de todos los días, que, aunque no nos demos demasiada cuenta, está atestada de pequeños o grandes ritos. Nos brindan cierta seguridad y somos apegados a ellos. Creo que mis ritos no son demasiado merecedores de gran atención, por lo que no me animaría a escribir específicamente sobre ellos. Si bien recordar está entre mis ritos más arraigados, creo que lo que me impulsó a la hora de tomar esa frase es relacionarla con mi rito de escribir, de comunicarme a través la escritura, sí, creo que es un rito que no cesará.

– Gran parte de las poesías de este libro evocan lo que no está, o lo que no es real: el hueco, lo imaginado, la ausencia, el recuerdo, los fantasmas, ¿coincidís?

– Sí, concuerdo. Si bien no es una decisión consciente, habitualmente me desplazo hacia terrenos que tienen que ver con lo que falta, con lo ausente. No se me da bien escribir sobre lo que puedo palpar, disfrutar, acariciar.

Pienso muchas veces la ausencia como una especie de oscuridad y trato de echar luz sobre ella en pos de reconocerme también en ese ámbito. Tal vez en este volumen esas evocaciones son más evidentes que en mis libros anteriores, tendrá que ver seguramente con mi situación actual o simplemente el designio de esa voz que me dicta cuando estoy frente al teclado.

– En general hay mucha nostalgia en este libro, ¿escribís para sacudirte la nostalgia?

– No escribo específicamente con ese fin, pero sí concuerdo y reconozco que la nostalgia está presente en muchas de las poesías. Históricamente ha sido así y seguramente también va en relación con mi realidad actual. La distancia es un elemento que otorga brillo a las ausencias y las revaloriza constantemente. Como decía García Márquez, la nostalgia borra los malos recuerdos y magnifica los buenos. Es como una película de la que recortamos solamente las buenas escenas, elegimos los mejores actores y la saboreamos con la mejor música. También te aclaro que no se trata de una sensación de pena, o de tristeza profunda. Pero te reitero que no es un sentimiento lanzado a las palabras como resultado de una decisión previa.

– ¿Te parece que hay relación entre poesía y memoria? ¿La memoria podría ser uno de los temas de este libro?

– Creo que existe una estrecha relación entre poesía y vida. Y allí entra la memoria. Indefectiblemente regreso a situaciones o vivencias o sueños del pasado, aunque esos mismos elementos me motiven hacia el futuro. No soy capaz de escribir sobre un presente, no puedo otorgarle entidad. Puesto a sincerarme, creo que la memoria es el tema del libro. Son muchas y diversas las imágenes y sensaciones que se agolpan dando vida a ese pasado, tanto personal como colectivo. Soy argentino y creo que hay (o debiera haber) un vínculo esencial entre el entramado social y la memoria. El poemario muestra en algunas de sus partes mi propia correspondencia con la evocación.

– ¿Qué representan en este poemario los tigres, animales que aparecen mucho en tus textos? ¿Son acaso un homenaje a Borges, autor del que, por otra parte, tomás la frase para el título del libro?

– Es cierto que soy un admirador extremo de la literatura de Borges y el título del libro, es verdad, surge de uno de sus poemas (a mi juicio uno de los mejores) que es Ajedrez. También siempre me sentí atraído por la figura del tigre y en eso Borges también debe haber hecho lo suyo en mi inconsciente. La remisión a esa figura en este poemario tiene más que ver con espectros personales, imágenes que han quedado en mí como grabadas y que cada tanto aparecen en mis sueños y en mis escritos, casi sin darme cuenta.