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Cultura 24 de septiembre de 2023

“Rayuela”, cuando el orden falso disimula el caos

Una exposición en Marlborough Madrid reúne a 15 artistas visuales latinoamericanos que se acercan o se inspiran en el complejo universo de la icónica novela de Julio Cortázar para conmemorar el 60 aniversario de su publicación.

Retrato a Julio Cortázar. Foto: Sara Facio (1967).

Por Amalia González Manjavacas

Este año se conmemora el 60 aniversario de la obra cumbre de Julio Cortázar, “Rayuela“, publicada en junio de 1963, considerada una de las novelas más importantes de la literatura del siglo XX, con la que se inició el llamado boom de la literatura hispanomericana.

La madrileña galería Marlborough se hace eco de ello y expone hasta el 18 de noviembre de 2023 una singular muestra titulada “Rayuela El orden falso“, que reúne a un total de quince artistas iberoamericanos bajo la inspiración del complejo y vasto universo de la obra de Cortázar.

Comisariada por Octavio Zaya, la exposición “quiere ser una oportunidad para reunir a un destacado grupo de artistas plásticos latinoamericanos, de tan diferentes estilos y procedencias artísticas, bajo el paraguas de ‘Rayuela’, en este aniversario que no hace falta que sea redondo, 25, cincuenta, 75, pero si una ocasión para volver al padre de la contranovela”.

Zaya buscó una excusa para reunirlos a todos, como una rayuela, te puedes saltar una sala, te haces tu propio recorrido, no tiene un orden convencional, lineal: “yo no planteo una guía, sería contradictorio, cada uno camina como quiere, cada uno se hace su exposición, cada uno hace lo que le parece conveniente, no hay orden”, porque como dice La Maga, protagonista de la obra de Cortázar, “el orden falso disimula el caos”

Es un aniversario que no es redondo, ni 50, ni 75, ni 100 años, ni hace falta porque “Rayuela” es desde su publicación un clásico moderno en la literatura en castellano. Para su comisario se trata de una agradable, y siempre bienvenida, excusa para mostrar cómo se accede al proceso de creación artística y como se llega a la obra, cada uno parte de un tema similar y mira a que resultado tan distinto, por su propio orden, por su propio caos…

Entre estos artistas, y a modo de introducción, cuando entras en la exposición, nos encontramos al argentino Fernando Bryce, ejerce de periodista, casi de notario de una época, que con una obra en blanco y negro, reproduce portadas y artículos de periódico de esos años, para dar fe de aquella convulsa época que nos sitúa en el tiempo y en el espacio, -Golpe militar contra Salvador Allende, Fidel Castro, muerte del Che Guevara, Kennedy….- con piezas hechas para esta ocasión con las que introduce al espectador en los años sesenta y setenta, a través de la prensa de aquellos días relacionándolos con el mundo de la novela, junto al plano de París, con una calle de Buenos Aires, con los personajes de “Rayuela” y otros inventados, como el del propio Bryce que se autorretrata.

La obra de Bryce, con piezas hechas exprofeso para Marlborough en torno a la novela, expresan su interés por los hechos históricos a través de la prensa y los documentos para reinterpretarlos como la que ilustra el mapa de París y los personajes. Lo que se ha venido en llamar “un análisis mimético, el método de trabajo que consiste en copiar meticulosamente a mano, en tinta sobre papel, textos e imágenes tomadas de revistas, panfletos políticos, carteles y periódicos de archivo. Así, plasma en sus obras momentos de la historia del siglo XX como la revolución cubana, de la guerra civil española o de la Segunda Guerra Mundial”, explica a EFE, el jefe de prensa de la galería Marlborough, José Ángel Lorente.


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También está presente el uruguayo Luis Camnitzer, el artista conceptual vivo más importante de Latinoamérica, cuya obra le dedicó una amplia retrospectiva el museo Reina Sofía de Madrid, o el argentino Guillermo Kuitca con dos destacados cuadros de gran formato, quizás las más sobresaliente de la exposición. Uno de ellos tiene precio de venta -nos dice Lorente- de 500.000 dólares, y la otra, que además sirve de cartel de la muestra, de 400.000 dólares, siendo uno de los artistas vivos latinoamericanos más valorado internacionalmente.

Los coloridos vibrantes, dentro de formas geométricas, de la argentina Amalia Pica junto al potente poder hipnotizador del venezolano Alexander Apóstol; la cubana Sandra Ramos con sus enigmáticas ensoñaciones, o la representante de la “Geração 80 artistas” brasileños, Leda Catunda con una delicada pieza textil hecha a capas, que dan ganas de tocarla suavemente para descubrir lo que esconde o simplemente por el placer de acariciarla.

Hay obra de Rivane Neuenschwander, artista brasileña que está presente en colecciones como la Tate, el MoMA, el Guggenheim o el Thyssen y que presenta una pieza audiovisual que se exhibe por primera vez en Europa.

La instalación sonora de la mexicana Tania Candiani se basa en el Cuaderno de bitácora de “Rayuela” o “Log book”, como lo llamaba Cortázar, manuscrito en el que el autor anotó el proceso de construcción de la novela, posibles núcleos narrativos, propuestas de organización y ordenación, citas y textos relacionados con la obra.

También destacan las piezas antiguas del ceramista mexicano Antonio Vega Macotela, basadas en letras tartésicas, cultura muy antigua del sur de España, cuyas unas grafías han sido dadas la vuelta, creando un volumen del que salen estas cerámicas negras. Completan esta selección: Marilá Dardot, Mariana Lacerda, Fabio Morais, Valeska Soares.


Rayuela, la contranovela

Cortázar se propuso hacer una novela que rompiera todas las estructuras de la novela tradicional, a la manera de eso que se ha denominado una contra-novela. Pero como el escritor Vargas Llosa señaló “Rayuela” no es un novela “experimental” puesto que no se trata de un experimento, un mundo de probetas y cálculos, disociado de la vida, del placer, sino que rebosa vida por todos los poros; es una conquista, un mundo realmente nuevo de posibilidades literarias e interpretativas.

Y como sucede en la contra-novela de Cortázar, “en esta exposición los artistas abordan diferentes temas, situaciones y estilos, como el amor, el absurdo de la existencia, la literatura, el lenguaje, la política, la autobiografía, el monólogo interior, la discontinuidad, el desplazamiento, el juego o los días del año”, explica a EFE el comisario canario, Octavio Zaya.


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Rayuela para Manuel (2023). Fernando Bryce.


Para ello, Cortázar divide los 155 capítulos que componen la novela en tres partes: Del lado de allá, Del lado de acá y De otros lados y nos sugiere leer de dos maneras: progresivamente, de la manera tradicional, del capítulo 1 al 56 o “saltando” (a la manera de la rayuela) por todos los capítulos con orden aleatorio. Incluso existe la opción de que el lector elija un trayecto propio a través de la narrativa. Y, al igual que como ocurre en “Rayuela”, en la exposición no existe un núcleo principal, una esencia como cualidad indispensable de la que gire la exposición. Lo que destaca esta muestra es la fusión de sus formas -o de sus no formas- con toda la diversidad y las contradicciones del mundo representado como cambio, como juego, como un auténtico rompecabezas.

Y, al igual que como ocurre en “Rayuela”, en la exposición no existe un núcleo principal, una esencia o cualidad indispensable que pivote sobre la exposición, “Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”. Como decía La Maga, uno de los personajes principales de “Rayuela”, y que sería la frase completa que da título a la exposición: “el orden falso, disimula el caos”.

Se trata, pues, como en la obra de Cortázar, de una exploración con múltiples finales, de una búsqueda incesante a través de cuestiones sin respuesta, aunque, sin duda, lo más evidente -matiza Zaya- no es la ruptura de la linealidad de la narrativa sino hacer del lector, del visitante en este caso, el agente principal de este universo interactivo “de este argentino -decía Gabriel García Márquez-, que se hizo querer de todos”.

EFE.



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