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La Ciudad 6 de enero de 2020

Reclaman cuidados y control para el arbolado urbano marplatense

Los frentistas deciden qué especie plantan o quitan, incluso hasta la fecha de poda, sin ningún tipo de control municipal. Consecuencias económicas y ambientales.

Los paisajistas Nicolás Antoniucci y Walter Palauro junto al histórico ombú.

Además de mejorar la estética de la geografía natural, el arbolado urbano cumple distintas funciones que abarcan desde la economía a la seguridad sin olvidar la biodiversidad y calidad de vida. Pero hoy, en la mayoría de los sectores de la ciudad, los ejemplares de distintas especies muestran falencias como la ausencia de planificación en la elección de las mismas, los sectores elegidos para ubicarlos o el mal ejercicio de la poda. Además, no existe ningún tipo de control municipal sobre el cuidado del arbolado urbano.

“Acá decide cada frentista qué árbol planta o quita, directamente no hay ningún tipo de control municipal y los resultados están a la vista”, señalaron los paisajistas Nicolás Antoniucci y Walter Palauro que contrastaron la situación con lo que ocurre en lugares cercanos como Vicente López, La Plata o la ciudad de Buenos Aires. “Tienen un censo de las especies, entonces a través de un app saben cuantos árboles hay, en qué lugar están y en qué estado”, explicaron.

“El arbolado urbano desempeña un rol importantísimo en la economía de los pueblos, no hablamos sólo de estética, sino de economía porque regularizan la atmósfera, la temperatura, hacen más salubre el lugar y enriquecen el patrimonio”, describió Antoniucci, quien halagó lo realizado en materia de forestación por los pioneros de Mar del Plata.

Fueron ellos quienes forestaron la zona fundacional de la ciudad, comprendida “entre Dorrego y la costa y desde esa arteria hasta Rodríguez Peña en dirección hacia el mar”. “Ahí se ven fresnos, tilos y plátanos, que llegaron especialmente desde La Plata porque tenía un vivero municipal modelo”, detalló el especialista.

“Los árboles funcionan como un aire acondicionado en verano o calefacción en invierno, son protección. Son esenciales en cuanto al impacto ambiental”, contó Palauro.

Cuidados

Como la zona carece de “vegetación autóctona”, los ejemplares con los que se forestó a la ciudad son todos “exóticos” siendo los más utilizados “los tilos, fresnos y plátanos” aunque ahora en muchos barrios se reemplazan “árboles por arbustos”.

“Además de la biodiversidad -añadieron-, los frentistas tienen que tener en cuenta que las manzanas con mayor valuación fiscal son las que mejor arboladas están”.

En ese sentido, señalaron a las zonas “fundacionales de la ciudad” como las que mejor cuidado de los ejemplares arbóreos ostentan, como así también barrios como “San Carlos, Los Troncos o cierto sector de Santa Mónica”.

Sin embargo, reiteraron la necesidad de “un control municipal, que corresponde al Enosur, sobre el tema, porque sino se decide sobre los ejemplares sin conocimiento y sin la planificación adecuada”.

En ese sentido, Antoniucci recomendó el uso de “especies de hojas caducas, que se adaptan muy bien a nuestro clima y cumplen con los requerimientos urbanos. Eso es fundamental, porque no se pueden poner hojas perennes porque generan sombra en invierno, generan moho y eso puede producir patinadas en los peatones. Además, no permitirían el aprovechamiento de la energía solar”.

Otra cuestión es la poda, que en muchos casos se realiza en cualquier estación pero lo ideal es concretarla en “invierno, porque la planta está caduca”. “Mucha gente poda en otoño para no barrer. La hoja antes de caer cambia de color, los nutrientes van hacia la raíz y quedan almacenados para el año entrante”, explicó Antoniucci.

“Si la podamos antes -añadió- no le dejamos reservas para el año siguiente. No se va a morir pero le genera a la planta un desgaste enorme, que se traduce en envejecimiento prematuro”.

Asimismo, Palauro describió que “muchas veces se poda mal y te das cuenta porque de una rama salen tres o cuatro y eso hace a la copa más densa. Hay que buscar que la copa sea alta y hetérea, así tiene mejor resistencia al viento. La copa tiene que superar la columna de la luz, así no la tapa, igual que los cables”.

También hay que tener en cuenta la ubicación del árbol, que no se plante en la ochava porque puede generar problemas en la visión de los conductores, ni tampoco que obstaculice los semáforos o las marquesinas.

Proponen la reactivación del
Consejo de Arbolado Urbano

La concejal radical Vilma Baragiola presentó un proyecto de decreto instando al Concejo Deliberante a conformar nuevamente el “Consejo de Arbolado Urbano”, organismo previsto tanto en la ley provincial de arbolado urbano como en el Código de Preservación Forestal.

“Estoy convencida de que la participación de actores de la comunidad interesados en la conservación del arbolado urbano no sólo es beneficiosa para difundir la necesidad de preservación por los valiosos servicios ecosistémicos que presta, sino también por la importancia que conlleva al momento de definir líneas de diseño y acción del Plan de Arbolado Publico”, explicó la edil.

En 2012 el Concejo Deliberante puso en marcha este instituto, que prevé la participación “ad honorem” de representantes de organizaciones académicas, profesionales y vecinales vinculadas a la temática del arbolado urbano, a efectos de colaborar con el área municipal dependiente del departamento ejecutivo, en todo lo concerniente a la difusión de la preservación del arbolado público urbano.

A efecto de esto, Baragiola plantea mediante el proyecto la necesidad urgente de recrear este ámbito de participación que dejo de funcionar a principios de 2013.