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La Ciudad 3 de mayo de 2020

Salones reprograman eventos para fin de año y evalúan cómo “reinventarse”

Todos los cumpleaños, fiestas de 15 y casamientos fueron cancelados o postergados por la cuarentena. Mientras sostienen los gastos, algunos otorgan nuevas fechas recién a partir de septiembre. Advierten que la actividad está ante "un nuevo paradigma".

Todos los eventos fueron suspendidos en los salones de Mar del Plata desde que comenzó la cuarentena.

Los cumpleaños durante la cuarentena se viven y se festejan como se puede: en casa, en familia, con lo que hay. Con el tiempo, las fotos llevarán al recuerdo: aquel cumpleaños lo celebramos en casa porque estaba el coronavirus. Las parejas que dieron el sí deben postergar la celebración, el brindis y el vals, igual que las adolescentes que sostienen la tradición de festejar sus 15 en un salón.

En poco más de un mes la vida cambió drásticamente y solo pensar en más de 300 personas reunidas en un salón cerrado parece una catástrofe inminente. Ni cumpleaños, ni eventos, ni casamientos o divorcios. Nada. Los salones de fiestas están paralizados. Suspendieron todo. Al buscar reprogramar, no piensan en mayo o junio, sino en septiembre o incluso diciembre.

Como muchos otros rubros, los salones deben seguir afrontando costos y gastos básicos pese a que los ingresos sean nulos y los teléfonos suenen solo para confirmar obligadamente la suspensión de la fiesta prevista o exigir la devolución de la seña entregada al momento de reservar.

Detrás, una cadena de responsabilidades. Los salones de eventos emplean a animadores, cocineros, sonidistas, fotógrafos, camareros, pymes de catering, juegos e inflables, locutores, humoristas, músicos y otros rubros que sufren la consecuencia del parate absoluto debido a la cuarentena.

En Mar del Plata, la industria de los eventos está sufriendo un duro golpe. Algunos de sus referentes piensan en que podrán volver a la actividad recién a fin de año, consideran enormes pérdidas económicas y tienen en claro que deberán pensar cómo reinventarse para subsistir, teniendo en claro que el rubro será uno de los últimos en volver a la actividad.

“Fue un golpe con todo”

Marisa Álvarez administra hace ocho años el salón de fiestas “Ralph”, un espacio amplio y confortable ubicado en Constitución al 5200 donde siempre hay alguien de festejo. Desde que comenzó la cuarentena, debió suspender unos 20 cumpleaños, siendo consciente de que no se festejarán: un niño que cumplió años en marzo, no lo celebrará a fin de año en un salón.

“Hacemos fiestas infantiles y también eventos como casamientos y cumpleaños de 15. Fue un golpe con todo. Las únicas llamadas son de clientes para devolverles la seña. Incluso hay fiestas de 15 totalmente pagas. Nosotros alquilamos el local, tenemos empleados en blanco y el resto contratamos, pero está todo absolutamente parado y no sabemos cuándo volveremos a la actividad”, le contó a LA CAPITAL.

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“Ralph” eventos

Los salones de fiestas están reprogramando fechas para fin de año. “En nuestro caso, lo que está pago está congelado, para darle tranquilidad al cliente, aunque perdamos nosotros. Pero estamos reprogramando para diciembre lo que se puede, mientras que los eventos infantiles los damos por perdidos y en todos los casos les guardaremos la seña para otro evento o se la devolveremos”, contó.

La responsable de “Ralph” remarcó que su prioridad es cumplir con el sueldo de sus empleados. “Jamás vivimos un parate así, ni siquiera con la Gripe A, cuando (bajo otra firma) tomamos recaudos -guantes, alcohol en gel y desinfección constante- pero no fue lo mismo. Mientras tanto tengo que seguir pagando los sueldos. Uno de mis empleados tiene 4 nenes de dos matrimonios y no puedo fallarle. Tenía los últimos 700 pesos en la cuenta y se los transferí. Son mi prioridad. Yo veré. Soy grande, tengo 55 años y lo que gano es para mis nietos. No sabemos cuál es nuestro futuro en esta actividad que sostenemos con mucho esfuerzo y amor por lo que hacemos. Soy de las que creo en el valor de palabra y contra eso no se puede”, agregó.

“Un nuevo paradigma”

Nada volverá a ser igual. Por más que pronto se levante la cuarentena, pocos se arriesgarán a organizar un evento para cientos de personas en un salón, por su salud y seguridad. Pero los lugares, además, deberán “repensarse” dentro de “un nuevo paradigma”.

Pablo Larosa es cocinero y trabaja en la organización de eventos de “Tío Curzio”, empresa con amplia experiencia en el rubro y con actividad en múltiples salones de Mar del Plata.

“La situación pegó muy fuerte y el parate es general. La gastronomía está muy golpeada. Había un montón de eventos pactados (para marzo y abril) que debieron suspenderse, pero esto es una rueda, entre los salones, los proveedores, los empleados a los que hay que pagarles el sueldo, los que pagaron las fiestas días antes de suspenderse, es todo un tema”, advirtió.

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Tío Curzio

En esta empresa, “la mayoría de las fechas se pasaron para después de octubre”, sin certezas de lo que pueda ocurrir para entonces. “Hay una incertidumbre muy grande: por más que se levante la cuarentena, hay desconfianza en torno a la circulación del virus, aunque esperamos que se controle”, agregó Pablo.

A su entender, la situación genera “grandes inconvenientes económicos” que incluyen importantes pérdidas, la imposibilidad de trasladar al cliente los aumentos dispuestos por los proveedores y la necesidad de “tener mucha cintura para llegar a un acuerdo y buscar la mejor situación para todos”.

“Habrá que reinventarse. Adecuar los baños, tener rutinas de desinfección constante, por ejemplo. Es un nuevo paradigma, hay que adaptarse para que la industria del evento siga funcionando y poder cuidar al cliente y al personal. Esperamos que todos tomemos debida conciencia y ojalá podamos estar trabajando pronto con seguridad”, completó el representante de Tío Curzio.

Sin costo adicional

Carlos Blanco está a cargo de la organización de distintos tipos de eventos en dos reconocidos lugares de la ciudad: “El Maute” -Juan B. Justo 5500-y “La Elvira” -Luro 7600-, donde también la actividad está “totalmente paralizada”.

A pesar del impacto económico de la paralización de la actividad, “todo se está reprogramando sin costo adicional y garantizamos lo mismo que en la fiesta original, más allá de cuando se haga; es una forma de cuidar al cliente frente a una situación que nos afecta a todos”, dijo.

“Durante los primeros días de marzo recibimos una notificación que nos indicaba que podíamos hacer eventos con menos de 200 personas, pero con el correr de los días llegó la suspensión definitiva que nos prohíbe hacer cualquier tipo de evento”, explicó Carlos.

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El Maute

Entre postergación y postergación se buscan “fechas alternativas” de mediados de año en adelante, dependiendo de lo que pueda pasar. “La mayoría de la gente no ha tenido inconveniente, porque sabe que tampoco tendría la concurrencia de gente que espera si quiere hacerlo ni bien se levante la cuarentena, además del riesgo que implica”, apuntó.

Por otro lado, el responsable de ambos salones remarcó la preocupación del sector por la imposibilidad de afrontar los costos básicos mensuales que “pese a todo tienen que ser cubiertos para sostenernos”.

La estructura comercial a su cargo cuenta con personal fijo que continúa cobrando su sueldo. “Si bien siempre trabajamos con pago por adelantado y tenemos una previsión, en el correr del tiempo esa previsión se va diluyendo y no sabemos cuándo comenzaremos a generar recursos nuevamente”, dijo y por último agregó: “Estamos muy preocupados y somos conscientes de que por la situación nuestro rubro va a ser uno de los últimos en poder reincorporase a la actividad”.

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