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Deportes 28 de mayo de 2018

“Si volviera el tiempo atrás, contrataría a los mismos jugadores”

Javier Bianchelli, entrenador de Quilmes, efectuó un detallado análisis de la campaña de su equipo y fue muy autocrítico. El plantel para la próxima campaña.

Javier Bianchelli sumó ser el responsable de no haberle encontrado la vuelta defensiva ni la capacidad de jugar a un ritmo menor a Quilmes.

por Marcelo Solari

No resulta sencillo evaluar una temporada 2017/18 tan particular para Quilmes. Con un muy buen comienzo a nivel nacional, una mejor continuidad aún a nivel internacional, y luego un prolongado declive que lo llevó a caer en riesgo de tener que jugar por la Permanencia, algo que finalmente pudo evitar. Sin embargo, no logró clasificar para los play-offs, y por tanto, el sabor fue más agrio que dulce.

El entrenador Javier Bianchelli, con contrato vigente en el club de Luro y Guido, efectuó un detallado análisis de la campaña de su equipo, fue muy autocrítico y también deslizó algunos lineamientos para la próxima temporada.

– Más allá de la buena primera parte de la temporada, seguramente el balance final no es tan positivo. ¿Cuál es tu análisis?

– Fue difícil hacer el balance, sobre todo cuando tenés que calificarlo como positivo o negativo, sin grises. Es poco frecuente que los haya en la Liga Nacional. Fuimos a la última gira (Ferro, Obras y Salta) con posibilidades de entrar en play-offs. Ganamos uno, pero si hubiéramos ganado dos, entrábamos en play-offs. No sabemos qué podría haber pasado después, pero era un paso más y a lo mejor hubiera cambiado la sensación final.

– ¿Fueron de mayor a menor?

– Tuvimos un buen principio, una muy buena Liga Sudamericana, buscando la clasificación afuera, lo cual no es fácil. Le tuvimos que ganar al local en Uruguay y después estuvimos a una pelota de jugar la final en un partido contra un equipo (Guaros de Lara) que nos triplicaba en presupuesto. Era muy difícil y estuvimos ahí. Pero después nunca encontramos la media nuestra, la regularidad del equipo. Y lo sufrimos.

– Hubo un momento crucial, con cuatro partidos seguidos de local, hacia el final de 2017, en que se produjo un “click” para abajo y después nunca se recuperaron. ¿Le encontraste una explicación?

– Esas cuatro fechas fueron claves. De antemano, viendo el fixture, si teníamos que entregar uno de esos juegos, todos hubiésemos coincidido en que el “perdible” era con Ciclista Olímpico. Fue todo al revés. Le ganamos a ellos pero perdimos con Argentino de Junín, al que le habíamos ganado allá, con Hispano Americano y con Comunicaciones, dos equipos con los que sabíamos que iban a ser rivales directos. No les pudimos ganar.

Después, con el correr de la Liga, nos fuimos dando cuenta de que el equipo no estuvo regular ni consistente en esos momentos y entonces encontramos la razón por la cual terminamos tan abajo.

– Esa falta de regularidad también se vio dentro de un mismo partido. De hecho, desperdiciaron algunas ventajas muy buenas…

– Totalmente. En un mismo juego nos mostrábamos como un equipo sólido, competitivo y al cuarto siguiente, mostrábamos una cara totalmente diferente. Así fue todo el año. Le ganábamos por 32 puntos a San Martín de Corrientes y perdimos. Dominamos durante 38 minutos a Atenas, nos equivocamos en las últimas dos pelotas y también perdimos ese juego. Y hubo otros ejemplos. Ganar tres o cuatro partidos más, que bien podríamos haberlo hecho, nos hubiera cambiado bastante la ecuación del balance final.

– Desde afuera daba la sensación de que el equipo estaba para más pero nunca lo pudo concretar. ¿Ustedes percibían lo mismo?

– Sí. Pero me parece que era una imagen emparentada con que siempre mostró una identidad definida. Todo el tiempo se sabía a qué jugábamos, cuál era nuestro ritmo y los riesgos que tomábamos. Tuvimos altibajos de rendimiento, pero no de personalidad o de identidad.

– En la muy buena temporada pasada, el equipo tenía una sola velocidad posible. Y eso también pasó en esta campaña. Como si Quilmes no supiera o no pudiera jugar a un ritmo menor…

– Sí, estoy de acuerdo. Un poco fue por la identidad que yo traté de darle al equipo y otro poco, me parece, por la cualidad, las características de los jugadores. A la mayoría les gusta el juego vertiginoso, se sienten cómodos así. Ahí está mi error: no le supe dar otra velocidad, no la encontré o no vi la manera de bajar dos o tres cambios en determinados momentos. Sabíamos que lo teníamos que hacer pero no lo conseguimos.

– ¿Y cuando intentaban ser más controlados caían en el error de ser demasiado pasivos?

– Exacto. Y así dejamos pasar oportunidades de buenos tiros. Asumo como un error propio no haber podido hacer sentir cómodo al equipo en otros situaciones de juego.

– Si bien el análisis suele ser global, más difícil aún es cuando se hace el balance hombre por hombre. Porque individualmente, en mayor o menor medida, cumplieron todos…

– Es así. Extraño. La mayor carga de errores me la tengo que llevar yo. Porque Nicolás Ferreyra fue un muy buen reemplazante para Luca Vildoza; lo de Omar Cantón fue una apuesta, porque él estaba afuera de la Liga, y salió muy bien; Iván Basualdo reafirmó sus condiciones; Emiliano Basabe encajó perfecto en el sistema de juego; Enzo Ruiz fue una continuación; Eric Flor tuvo un bajón pero en su efectividad, nunca en su cabeza; a Ricky Sánchez, con características muy distintas a Ivory Clark, sabíamos cómo lo teníamos que explotar y rindió; Maximiliano Maciel fue el jugador de rol que cumplió con su parte; y Bruno Sansimoni mostró una evolución marcada. Si volviera el tiempo atrás, contrataría a los mismos jugadores.

– Entre las deudas del equipo quedó la cuestión defensiva. Ahora es incomprobable porque no sucedió, pero ¿no hubiera sido diferente con Clark en el equipo?

– Puede ser. Lo sufrimos al principio. Comparado con la temporada anterior, con Luca (Vildoza), Eric (Flor) y Enzo (Ruiz) podíamos hacer una triangulación defensiva de cualquier perímetro. Tal vez en esta temporada nos faltó algo de esa rotación y esa anticipación de Clark para cubrir los errores de todos y subsanarlos. No hay ningún rubro estadístico que premie esas acciones. Y al final, suma mucho para el equipo. Está claro que uno de los principales problemas fue defensivo. El equipo no pudo hacer pie, no lo sentía. No supe hacerlo fuerte defensivamente. De todas maneras, es una realidad que todos los equipos han anotado más puntos en esta temporada. Nosotros fuimos el equipo que más puntos permitió de los rivales. Pero también llegamos a ser el que más puntos anotaba.

El esbozo y los ajustes del próximo plantel

– Con cuatro jugadores con contrato (Ferreyra, Basabe, Cantón y Sansimoni), ¿cómo se perfila el armado del equipo para la próxima temporada?

– La verdad es que estamos a la espera de lo que pueda decidir la AdC, porque parece que no va haber descensos. Si eso pasa, el armado del equipo tiene que ser una decisión consensuada entre la dirigencia, el cuerpo técnico y los jugadores. Si la Liga se cierra, tenemos que estar de acuerdo en desarrollar o apostar a determinadas situaciones. Como hizo en su momento Bahía Básket: promovió y reclutó jugadores. Y los potenció.

– ¿No suena contradictorio que el equipo ejemplo en cuanto a apostar a los elementos juveniles en la última campaña fue el que más fichas extranjeras utilizó?

– Sí. No quiero meterme ni mucho menos en la estrategia de Pepe Sánchez. Me parece que al no tener más jóvenes para insertar, tuvo que recurrir a extranjeros. Pero la primera parte del proyecto fue muy buena. Hoy por hoy, si tenemos que salir a competir con las cuatro fichas y promover juveniles, no sé si estamos en condiciones de hacerlo.

– ¿Estás de acuerdo con la liberación de la cantidad de fichas extranjeras?

– (Suspira, se toma un tiempo) Creo que es muy difícil crear una identificación. El caso de Bahía es especial porque no es un club, es como un representante de toda la ciudad. En cambio Quilmes, y también Peñarol, tienen hinchas genuinos. Nosotros perdimos muchos partidos de local y de visitantes, y siempre terminamos aplaudidos. No la metíamos, se nos escapaba, nos salían mal las cosas, pero se vio la entrega, la identidad. Los jugadores siempre dejaron todo al margen del resultado. Yo no sé si la gente hubiera apoyado igual si en cancha hubiésemos tenido, por caso, un solo nacional y cuatro extranjeros de escaso cartel.

– Si bien esperan las determinaciones de la AdC, ¿quién sería la prioridad a asegurar para 2018/19?

– Honestamente, a mí me gustaría retener a todo el plantel, porque me parece que así estás siempre un paso adelante de los equipos que recién se forman. Después estará en la mano del entrenador y en el desarrollo de los jugadores que ese paso adelante signifique una ventaja en una temporada muy larga. Se me dan a elegir, repetiría a todos. Pero sé que será muy difícil, por una cuestión económica, poder retener a Eric Flor o a Iván Basualdo, por ejemplo. La línea a seguir apunta a repetir a la mayoría. Pero seguramente la parte económica nos pondrá un límite.

– Pensando en que ese plantel quedó entre los cuatro últimos puestos de la Liga, ¿no requeriría un ajuste esa formación?

– Sí, puede ser. Pero eso también estará supeditado a la decisión de cómo se jugará la próxima temporada.

– De acuerdo a todo lo que hablamos, ¿entonces asumís las mayores responsabilidades de que los resultados no hayan sido buenos?

– Totalmente. Soy muy autocrítico. Yo fui el que no le encontró la vuelta a la parte defensiva y me tengo que hacer cargo. Por más que haya tenido jugadores que no sientan tanto la defensa, era mi responsabilidad conseguir el sistema adecuado para que produjeran un mejor trabajo defensivo. Y también no haber podido plasmar las herramientas para jugar un poco más de control.