Aquellas lágrimas de hace 27 años se lavaron en una noche inolvidable. Del San Martín al Minella, de un siglo a otro, el viaje de un sueño postergado se convirtió en realidad. Alvarado es finalmente Nacional. Y es un logro valiosísimo para Mar del Plata que el club del ex barrio Mataderos buscó desde aquel tiempo.

Lo del 24 de mayo del 92 fue un hito y un mojón. Las casi 20.000 personas en el San Martín en la final con Arsenal provocaron un impacto y un mandato, que se alimentaron con la honda frustración de aquella tarde. El fútbol de Mar del Plata se propuso llegar con Aldosivi y Alvarado. Arribó el equipo del Puerto a la máxima categoría de ascenso y dos veces a primera. Y ahora, recién 27 años después, con Alvarado se cumple lo que soñó el directivo José Miguel Lukaszewicz, uno de los “mentores” de aquellas campañas del 92, junto con los Garivoto, los Otero, el doctor Iglesias, que anoche disfrutaban emocionados en la confitería del Minella, con un abrazo a la distancia y un homenaje para Bruno Filieri, el presidente de aquella época.

“Imaginaba yo que un logro deportivo que instalara a un equipo de la ciudad significaría un aporte para toda Mar del Plata…Es más, imaginaba que debíamos llegar dos equipos, uno a la A y el otro a la B Nacional, pensaba el posicionamiento de la marca Mar del Plata”, rememoró Lukaszewicz en la semana en diálogo con LA CAPITAL.

Hay que ubicarse en tiempo y espacio. En aquel momento Alvarado se quedó en la puerta, se había perdido la plaza fija, Aldosivi aun no había hecho su camino… Pero había soñadores. Y hay sueños que se hacen esperar pero se cumplen. Hoy Alvarado está en la B Nacional, tras vencer a San Jorge por 1 a 0, en un partido que terminó antes por una insólita “sentada”. Y hay, efectivamente, un equipo marplatense en cada categoría fuerte del fútbol argentino.
Otra vez fueron 20.000 personas o más. Y se concretó anoche, entonces, uno de los contadas jornadas en las que un solo equipo de la ciudad convoque tanto público en un partido. Por ahí Aldosivi contra Juventud Antoniana y aquella tarde del San Martin se acercan como antecedente.

Fue la noche soñada. Y la compartieron algunos de aquellos viejos precursores con estos jóvenes de hoy, y la familia de Alvarado una vez más se amplió y se abrió a una concurrencia masiva de la ciudad. Fue el triunfo de un barrio populoso y popular, pero también de toda Mar del Plata.

En la cancha, Alvarado se lo llevó con más prepotencia que juego. El arbitraje fue polémico, aunque el gol fue legítimo. Los chicos de San Jorge no estuvieron contenidos por conductores con responsabilidad e hicieron un papelón propio con esa “sentada” de “abandono”, pero no llegaron a empañar, de todos modos, una fiesta que esperó 27 años. Y que Mar del Plata debe agradecer y valorar por lo de hoy, pero también por los soñadores de siempre.