A pesar de que el último fin de semana fue el mejor en lo que va de enero en Mar del Plata, con múltiples shows y una ocupación hotelera que rondó el 85 por ciento -lo que mostró cierto repunte-, una tendencia se expande: la caída en las ventas en los sectores vinculados al turismo que, de acuerdo al relevamiento realizado por LA CAPITAL, oscila entre un 10 y un 50 por ciento entre los rubros más destacados.

En el caso de la hotelería, a pesar del contexto adverso, hay buenas expectativas por el movimiento de los últimos días y su posible derrame hasta el cierre de enero, tras una primera quincena “floja”.

Los últimos datos oficiales que difundió el Ente Municipal de Turismo y Cultura (Emturyc) muestran que, en los primeros 15 días de este mes, arribaron 666.083 visitantes, un 5,7 por ciento menos respecto al 2023.

Si se toma el acumulado de la época estival desde el 1 de diciembre hasta el 15 de enero, hubo 1.575.363 turistas: 1,2 por ciento menos que el mismo periodo 2022/2023.

“La temporada comenzó muy atípica entre el recambio presidencial, el DNU (Decreto de Necesidad y Urgencia) y los vaivenes económicos. Y, hasta ahora, viene más floja que la anterior. Somos optimistas igual, porque Mar del Plata está preparada para todos los bolsillos”, aseguró Jesús Osorno, presidente de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica (AEHG).

Según Osorno, se percibe que al turista promedio le “aprieta un poco más el bolsillo”, por lo que elige hacer “menos gastos”. En la hotelería, esto se traduce en las estadías. En años anteriores rondaban entre los 7 y los 9 días, mientras que ahora los visitantes optan por 4 ó 5 jornadas para hospedarse.

Si bien hoy no hay porcentajes concretos sobre la baja en las operaciones del sector en lo que va del verano, otros empresarios consultados por este medio apuntaron que el cambio del perfil en los turistas ha sido otro factor para que disminuyera la actividad.

Días atrás, el intendente Guillermo Montenegro indicó que cerca del 45 por ciento de los visitantes en Mar del Plata son menores de 40 años.

“La llegada de un público más joven derrama menos en la hotelería. Entre varios suelen arreglar para ir a un departamento. El tipo de turista que más suele gastar en hospedaje son los matrimonios de entre 30 y 50 años, con hijos. Eso no se está viendo tanto esta temporada”, analizó el dueño de un hotel céntrico.

Gastronomía

Las estimaciones en el sector gastronómico muestran, hasta el momento, una merma en las ventas que ronda entre el 15 y el 40 por ciento, números que fluctúan según la zona de la ciudad y la especialidad dentro del rubro.

“La actividad baja mucho los martes y miércoles, porque la mayoría de los turistas viene durante los fines de semana. Los que son marplatenses, además, están consumiendo muy poco”, comentó Claudio, el dueño de un restaurant en la zona de la Rambla, uno de los lugares más accesibles, donde se puede conseguir un plato del día por no menos de $4.000.

El empresario reconoció que intentó sostener los precios en valores cercanos a los costos para atraer clientes, y subrayó que la época estival comenzó más “tarde” respecto a años previos.

“La temporada fuerte empezó a partir del 7 de enero. En otros años se arrancaba ya en la semana de las fiestas. Empezó tarde el movimiento. Para febrero hay mucha incertidumbre: luego de los feriados de Carnaval, siento que se puede caer el verano”, consideró el emprendedor marplatense, que también tiene una parrilla en la zona del Puerto, donde incluso las ventas “vienen más flojas”.

En la gastronomía, la actividad baja notoriamente los fines de semana.

Una tendencia similar se da por Constitución, una zona comercial que ha crecido a gran escala en el último tiempo. “La temporada viene muy tranquila. Estimo que las ventas cayeron entre un 30 y un 40 por ciento respecto al año pasado. La gente bajó mucho el consumo”, aseguró Iván, uno de los dueños de una pizzería ubicada a metros de la costa.

El gasto promedio por persona en el local gastronómico oscila entre los $7.000 y los $9.000. “Los fines de semana levanta un poco más, pero los días de semana hay mucho menos movimiento”, comentó.

En la misma línea, precisó que en una reconocida franquicia de hamburguesas, en la que maneja locales que sólo hacen delivery y están distribuidos en diversos barrios de la ciudad, también “han bajado bastante las ventas”. Y acotó que esta disminución viene en forma sostenida “desde agosto del año pasado”.

Milagros, la encargada de una parrilla ubicada por Alem, a metros de Playa Grande, reveló que la caída en las ventas ronda el 25 por ciento respecto al año pasado.

“En general, estamos cerrando a las 12 de la noche, cuando generalmente lo hacíamos después de las 2 de la madrugada. En años anteriores, eran las 23.30 y había gente haciendo cola”, describió.

En tanto, otro empresario gastronómico, dueño de diversos restaurantes distribuidos en la zona del centro brindó un análisis similar.

“La temporada no termina de repuntar a pesar del último fin de semana, que fue mejor. En nuestros locales, y según lo que pudimos hablar con otros colegas, la caída en la actividad está entre un 15 y un 30 por ciento en relación a 2023. Es algo que se veía venir con el aumento de la inflación”, explicó.

Comercio

Al igual que en la gastronomía, la situación de los comercios vinculados al turismo varía según el rubro y la ubicación específica de cada uno, pero una radiografía provisoria de la situación muestra una disminución en las ventas del orden del 10 por ciento, en promedio.

El número está en concordancia con el último informe de la UCIP (Unión del Comercio, la Industria y la Producción), que mostró una disminución interanual del 12 por ciento en la venta de unidades físicas en diciembre de 2023. Mientras que la actividad cayó un 10,8 por ciento en el fin de semana de Reyes.

“En promedio, vemos una temporada muy floja en los sectores comerciales. Esto está relacionado con el aumento de los precios. Tanto en lo que respecta a artículos de primera necesidad, como alimentos, como también mueblerías, perfumerías y regalerías, entre otros”, informó Gustavo Casciotti, titular de la filial local de Apyme (Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios).

El contador público analizó que, tras la devaluación del “118 por ciento” que implementó el Gobierno nacional a partir de diciembre, hubo una “desregulación de las variables económicas”, con subas de hasta el “100 por ciento” en el rubro alimenticio.

“Si bien pensamos que los precios se amesetarían en este inicio de año, llegaron nuevos aumentos y no se ve una estabilidad”, planteó Casciotti.

“Eso impacta directamente en la demanda. A los consumidores no les alcanza y dejan de comprar productos. O sustituyen por una segunda o tercera marca; no están dispuestos a gastar”, añadió.

Según Casciotti, esta baja en la demanda está condicionada por otros factores, como el aumento en rubros que “inciden en el presupuesto familiar”, teniendo en cuenta las subas en las prepagas, los colegios privados o los útiles escolares rumbo al inicio del ciclo lectivo. Lo mismo ocurre con los incrementos que se vienen en las tarifas de servicios como la luz o el gas.

A grandes rasgos -adelantó- , “se puede decir que, a la fecha, hay una caída de alrededor del 10 por ciento en la venta de unidades físicas respecto a la temporada pasada”.

Venta ambulante

La venta ambulante es una de las actividades más afectadas en estas semanas: se habla de una de las peores temporadas “en décadas”, con una caída que llega hasta el 50 por ciento en relación al verano pasado.

“De acuerdo al registro de los vendedores que se distribuyen en todas las playas de la ciudad, en diciembre las ventas bajaron un 30 por ciento en la comparación interanual. Y si analizamos el acumulado de la temporada, el número sube hasta el 50 por ciento”, señaló Ariel Greco, miembro del Sivara (Sindicato de Vendedores Ambulantes de Mar del Plata y Zona Atlántica).

“Intentamos tener precios ajustados, cercanos a los costos y poniendo una ganancia no muy excesiva, pero no termina de despegar, más allá del último fin de semana. Creo que influye la economía de los turistas y que ha venido menos gente”, añadió Greco.

Frente a este panorama, el gremialista destacó que se trata de “una de las peores temporadas en décadas”. Y que el verano actual es “comparable” con el vivido por el sector en el periodo 2001/2002, poscrisis de la convertibilidad.

En particular, Greco sostuvo que la comercialización de alimentos en la playa es lo que bajó en forma más considerable. “La gente se priva más de consumir y se lleva la comida en una heladerita, mucho más que en años anteriores. Se gasta lo justo y necesario”.

Taxistas

Si bien hasta el momento no hay números oficiales, en el transporte se da la misma impronta que en los otros sectores aludidos.
Pablo Sánchez, presidente de la Sociedad de Conductores de Taxis, sostuvo que están atravesando “una de las peores temporadas” que se recuerden.
“Hay algo de movimiento los fines de semana. Repunta un poco con la salida de los boliches y la nocturnidad, pero los días intermedios son bastante pobres, sumado a la competencia desleal que tenemos con las empresas de transporte ilegal”, explicó Sánchez.
El referente de los taxistas remarcó que es una temporada de “4 ó 5 puntos” y que el “movimiento en la calle, sobre todo a la noche, cayó mucho”.
“Como suele pasar, los clientes se concentran en el centro, la peatonal San Martín y en Rivadavia. Pero en otros puntos menos tradicionales hay poca gente. Lo mismo pasa en Alem, Olavarría o Constitución”, agregó.
Por último, Sánchez reconoció que el fin de semana pasado “fue el más fuerte” en lo que va de la temporada, pero las perspectivas para lo que queda no son las mejores.
“Entendemos que, a partir de hoy, el movimiento va a bajar hasta Carnaval. Ahí repuntará un poco y esperamos que pase lo mismo en Semana Santa después. No mucho más”, sentenció el referente de los taxistas.