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La Ciudad 26 de marzo de 2020

“Teníamos un pie en el avión”: la desesperación de una pareja de marplatenses varada en Australia

Ayer estaban por tomarse su vuelo hacia Argentina, pero la aerolínea Latam no los dejó subir. Lo mismo con todos los argentinos. La suspensión de los vuelos de repatriación fue anunciada ayer por el Presidente pero aseguran que todavía no es oficial.

Micaela, una de las marplatenses varada en Australia.

“Teníamos un pie en el avión”. Manuel y Micaela, una pareja de marplatenses que a mediados de noviembre viajó a Australia a trabajar, están desesperados. Luego que la aerolínea Air New Zeland les cancelara los pasajes de regreso que tenían programado para el 16 de abril, lograron conseguir otro, por la empresa Latam, para el 25 de marzo. Sin embargo, diez minutos antes de hacer el check-in, un empleado del aeropuerto de Sidney salió a comunicar que ningún argentino iba a poder subir al avión, dejando a cientos de personas varadas.

La noticia de que el presidente Alberto Fernández decidió suspender “por ahora” la vuelta de los argentinos que se encuentren en el exterior -tanto vuelos de repatriación como aerolíneas que aceptaran traer únicamente a ciudadanos del país- sorprendió a todos. Si bien Aerolíneas Argentinas ya trajo unas 11.780 personas, a las que se suman los 140 argentinos que fueron traídos desde Perú en dos Hércules de la Fuerza Aérea el pasado fin de semana, varios miles son los que aún esperan respuestas en diferentes aeropuertos del mundo.

Manuel y Micaela son algunos de ellos, y a más de 12.600 kilómetros de distancia buscan de todas las formas cumplir el que ahora es su único sueño: volver a casa.

En diálogo telefónico con LA CAPITAL, Manuel detalla lo que fueron sus últimos días, los que describe como “agobiantes”. De hecho, hace cuentas en el aire y descubre que, en la última semana, tanto él como su pareja Micaela no durmieron más de 8 horas cada uno. Así y todo, y pese a que en la capital australiana el reloj marca las 12 de la noche, atiende enseguida en cuanto suena el teléfono y accede a una nota: “Todo lo que pueda ayudar a que alguien nos dé una respuesta lo vamos a hacer”, asegura. Hablar con los medios sobre lo que les está pasando es parte de las pocas opciones que encuentran para atravesar el mal momento.

“Viajé a Australia en noviembre del año pasado. Micaela lo hizo unas semanas después, en diciembre. Estuvimos viajando y trabajando en Gold Coast (una ciudad balnearia en la costa este del país). Nuestra idea inicial era trabajar unos meses acá y volver a Argentina. Por eso, sacamos nuestro pasaje el 16 de abril con Air New Zeland -acá no hay vuelos de Aerolíneas Argentinas-. Y unas semanas antes de viajar, queríamos conocer Indonesia, por lo que sacamos pasajes para ir en marzo”, indicó.

En sus redes sociales pueden verse imágenes de tiempos en los que el mundo no estaba con una pandemia por el coronavirus. En ese pasado que hoy parece de otra era, la pareja de marplatense se fotografió sonriente en muchos paisajes soñados. Sin embargo, en unos días, el camino construido iba a parecer un verdadera pesadilla.

“Cuando a fines de febrero, principios de marzo, la situación empezó a empeorar, nuestros vuelos a indonesia fueron naturalmente cancelados por la aerolínea Malaysia Airlines (vuelos que nunca nos los reembolsaron). Así y todo, nosotros estábamos tranquilos porque nuestros pasajes de vuelta todavía seguían operativos. Pero fue cuestión de días hasta que de Air New Zeland nos comunicara que todos los pasajes hasta el 30 de junio estaban cancelados”, explicó Manuel, en un tono que demuestra que esa historia la repitió muchas veces.

Y sí, la repitió muchas veces. Desde ese entonces divide sus días entre enviar correos electrónicos a aerolíneas varias, chequear disponibilidad de pasajes e intentar comunicarse con la embajada argentina en Australia. Hasta llama regularmente al Aeropuerto Internacional de Ezeiza para verificar la información que llega a sus oídos de parte de otros viajeros con los que se encuentra.

Ya perdí la cuenta de cuánta plata puse en el celular para poder hacer llamados internacionales y tener internet“, señala, mientras enumera todos los reclamos que mantiene desde hace más de una semana, cuando al notar que la situación sólo iba a empeorar, decidió viajar con Micaela hasta Sidney. En el camino, e incentivados por conocidos que le confirmaron que el plan funcionó, sacaron pasajes para volver a Argentina por Latam. Solo tenían una escala previa en Santiago de Chile.

“Viajamos 15 horas en un tren. Pero estábamos contentos de que habíamos logrado al menos una solución. Con dos pasajes cancelados cada uno, y sin devoluciones de dinero, optamos por gastar lo que teníamos en otro pasaje más, pero al menos así volvíamos a casa”, señaló.

Sin embargo, eso no ocurrió. Ya en el aeropuerto y con las valijas preparadas, Manuel y Micaela esperaban que el reloj dé las 7 para poder hacer el check-in en el stand de su aerolínea, cuando empleado del aeropuerto de Sidney salió y comunicó a los argentinos presentes que no iban a poder subir al avión “porque el consulado argentino había enviado un comunicado anunciando el cierre de fronteras -hasta para residentes- a las 12 de la noche”.

“Teníamos un pie en el avión, no lo podíamos creer. Primero porque las oficinas del consulado argentino en Australia están cerradas, nadie nos atiende. Solo nos ayudó un chico de la embajada, que es el único que está trabajando en el lugar porque el resto trabaja desde la casa, pero no pudo darnos más respuestas. Pero tampoco lo podíamos creer porque el anuncio del Presidente se dio en un programa de televisión pero no había nada oficial todavía”, señaló Manuel.

Su postura se confirmó al llamar a Ezeiza, desde donde les dijeron que la aerolínea debía dejarlos subir. “Pero no lo hicieron. Nos quedamos acá con otros cientos de argentinos que están en la misma situación que nosotros”, señaló. Y arriesgó una hipótesis: “Nosotros creemos que no nos dejaron subir porque teníamos escala en Chile, y el aeropuerto de allá está colapsado con argentinos, los cuales esperan poder irse en el último vuelo del viernes”, señaló.

El panorama de total incertidumbre provocó que los argentinos varados en el aeropuerto se unieran para hacer un video en el que exigen a las autoridades nacionales ayuda para volver. Las lágrimas fueron inevitables.

La desesperación de la pareja de marplatenses se replica en otros aeropuertos del mundo, donde miles de argentinos esperan su momento para poder volver a casa. En el medio, como le pasa a Manuel y Micaela, crece la preocupación respecto cómo podrán subsistir quienes tenían el dinero justo para los días previsto de viaje y que, ahora, se extenderá hasta tiempo indeterminado.

 

 



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