Como en “La Tempestad”, la plenitud y la tragedia, los claros y los oscuros, la belleza y el dolor, la realización y las pérdidas, el amor y el desarraigo se unen en “Wainrot, tras bambalinas”, el documental dirigido por Teresa Costantini que estrenó en el marco del 39° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
La destacada actriz, guionista, directora y productora fue desentrañando todos los matices del coreógrafo argentino Mauricio Wainrot, a medida que investigaba para el documental en el que queda plasmada la historia de la persona detrás del personaje así como su mirada y su aporte al mundo de la danza, en Argentina y en distintas partes del mundo.
La historia de Mauricio no es solo la del artista y su particular forma de contar y emocionar a través del movimiento, sino la de un sobreviviente, la de un hijo de sobrevivientes del genocidio en Varsovia e hijo de inmigrantes que lograron llegar primero a Bolivia y luego a Buenos Aires. Es también la historia de una familia humilde, que siempre valoró el arte y la cultura, como le inculcaron su padre y su madre. Es la historia de amores y desamores, de colores y texturas, de viajes y regresos, de una impronta, una energía, una pasión, que se adivinan tras tras su intensa mirada azul.
Testimonios
Con material de archivo, la palabra del propio Wainrot –muy emocionado al haber descubierto “la droga” del cine– y testimonios de Julio Bocca, Andrea Chinetti, Paloma Herrera, María Noel Ricchetto, José Miguel Onaindia, Igor Yebra y Carlos Gallardo terminan de construir esta historia, que son tantas, porque, según el propio coreógrafo, “creo que he vivido muchas vidas”.
Todo eso –y es solo una parte, porque Costantini no pudo ocultar que Wainrot le contó “tantas más cosas que no puedo decir”– fue captado en el documental que este jueves 28 de noviembre, a las 20.10, en la sala 1 del Paseo Aldrey tendrá su última función dentro del festival, con estudiantes de la Escuela Municipal de Danzas especialmente invitados.
En una charla con LA CAPITAL, la directora destacó cómo la historia de Wainrot puede resonar y generar identificación. “Ahí está el misterio y la magia que sucede cuando uno tiene un material, una personalidad tan increíble como la de Mauricio, con una historia que yo no conocía y que logramos hacer”, señaló.
Ese proceso no fue fácil. “Me dio mucho trabajo encontrar el hilo de la narración”, confió en la charla.
– Y lo encontraste en “La tempestad”, la obra que coreografió, basada en el texto de Shakespeare.
– Sí y que es una obra paradigmática de Mauricio. Yo no soy documentalista, no tengo un guion previo, pero sí quise filmar “La tempestad” y eso fue el comienzo. Y fui descubriendo, a medida que hacíamos ediciones que no me gustaban y mientras seguíamos filmando entrevistas y buscando material de archivo, que “La tempestad”, más allá de la belleza, atravesaba la historia, que había algo en ese Próspero que tenía que ver con Mauricio. Luego, en su testimonio, Mauricio reconoce su identificación con ese paradigmático personaje de la última obra que escribió William Shakespeare. Ahí se empezó a tejer la historia.
– ¿Cómo fue compaginar el lenguaje de Mauricio con tu propio lenguaje?
El lenguaje audiovisual y el lenguaje de la danza, se unieron en “Wainrot, tras bambalinas”, el documental de Teresa Costantini.
– Hay algo que nos une y es la belleza. Fue un placer enorme. Además, a mí, eso de tratar de descifrar lo que hay en el movimiento y ponerle voz, al final, a algo que es solamente música y movimiento me hizo descubrir algo más. El monólogo final –en voz de la propia Costantini– fue algo que surgió hace menos de un mes. Lo grabé, lo probé y cuando vi que funcionaba, dije “wow, qué lujo poder además contribuir con ponerle texto al movimiento”.
– No sos documentalista, pero has filmado historias como “Felicitas”, “Tita” y ahora esta sobre Mauricio ¿Hay una voluntad de dejar plasmada parte de la historia de la cultura de nuestro país?
– Sí, siento algo bastante fuerte al respecto y por eso me gustó mucho lo que dice Julio Bocca y lo que dice Carlos Gallardo en el documental, porque me interesan todas las artes y Mauricio definió también que la danza parece ser la Cenicienta de las artes. Y yo siento que la danza es hermética, que tiene un público particular que la sigue, lo mismo que la ópera, no es masiva, no es popular y si no hay de verdad un apoyo detrás, es complejo armar una compañía. Creo que lo que Mauricio logró con la compañía del Teatro San Martín es extraordinario. Y sí, me importa muchísimo contar historias de Argentina, de cultura; ojalá se hicieran más. Es algo que a mí mueve y estamos en una edad en la que queremos dar, queremos devolver todo lo que hemos aprendido, hemos luchado. Cada película a mí me lleva muchísimo tiempo, no es fácil. Pero es una especie de inversión en un mundo que no querría dejar de tener cerca, aunque sea difícil y caro.
– ¿Cómo fue presentar el documental en Mar del Plata?
– Le pregunté a Gabriel Lerman –uno de los directores artísticos del Festival– si podía estar. Está recién terminado. Fue muy importante hacerlo acá. Es una emoción. La última vez que había venido fue hace muchos años con un documental que hizo Esther Goris sobre su mamá y vine a acompañarla. En ese momento estábamos haciendo “Hembras” y también fue maravilloso.
“No me puedo quedar quieta”
– ¿Qué recorrido pensás que tendrá?
– Está entregada a quien quiera tenerla, para que la difundan donde quieran. Tenemos muchas ganas de hacer un estreno en algún cine en Buenos Aires y después me gustaría, por supuesto, que vaya a todos los centros culturales del país, del mundo, a las cancillerías, a todos.
– Además, estás trabajando en unos cortos, dirigiendo teatro y con otros proyectos para filmar.
– Estoy muy activa, estuve haciendo esos cortometrajes “Sobre ruedas”, me queda uno por hacer en Uruguay y estoy trabajando en un guion de una película más chica. Tengo una oferta de hacer a una protagonista importante argentina, que todavía no sé qué va a pasar porque depende de la plataforma. Como el proyecto no es mío, sino que me lo ofrecieron, no quiero decir nada. Y en teatro estoy por ir a Punta del Este con Anita Picchio con un espectáculo de lectura de cartas. En fin, no me puedo quedar quieta.