Por Sebastián Arana y Víctor Molinero

Osvaldo “Tita” Rizzo y Francisco “Pacho” Rago tuvieron el privilegio de ser protagonistas de los clásicos entre Aldosivi y Alvarado que quedaron guardados para siempre en la memoria de los hinchas. Duelos que padres o abuelos, madres o abuelas, le contaron una y otra vez a sus hijos/as o nietos/as, quienes desde este sábado, por fin, podrán vivenciar sus propias historias del cruce entre los populares equipos de Mar del Plata.

“Estoy orgulloso de haber vivido esa historia y contento porque puedan juntarse en una cancha dos clubes que hicieron tanto por la ciudad. Ojalá que la gente tome conciencia de todo lo que costó volver a jugar este clásico, que este partido sea una fiesta y que los protagonistas jueguen con dientes apretados en el buen sentido”, expresó el ex arquero identificado con Alvarado, “Pancho” Rago.

“Para las dos hinchadas, para los que hemos jugado esos partidos y para los que van a jugar este, es muy especial. Después de 27 años estos chicos tienen la posibilidad de jugarlo y de quedar en la historia“, expresó el emblema de Aldosivi, “Tita” Rizzo.

– ¿De qué clásico se acuerdan más y por qué?

– Los dos clásicos que ganamos en 1990. El primero en cancha de Nación fue maravilloso. Nos habíamos armado con “un paisano de cada pueblo” para competirles a Aldosivi y Deportivo Norte. Llegamos sólo un punto abajo al clásico con el sistema viejo de dos por partido ganado. Esa semana previa fue extraordinaria. El jueves, mientras entrenábamos en Nación, aparecieron los camiones para armar las tribunas tubulares. Queríamos jugar ya. Con las tubulares se formó una especie de herradura detrás de los dos arcos: la tribuna de cemento de Nación era de Alvarado y las dos tubulares también; a Aldosivi se le dio todo el lateral opuesto a la tribuna de cemento. Tres cuartas partes de la cancha estaba con nosotros…

Ganamos 1-0 con gol de “Tato” Vidal a los noventa minutos. Ahí tengo una anécdota muy cómica que pudo haber terminado trágicamente. Cuando hacemos el gol, enloquecí. Empecé a dar vueltas carnero para adelante y para atrás. Di cómo doscientas vueltas carnero para un lado y para otro. Cuando me paré, veía como cuatrocientos jugadores, no entendía nada. Si alguno de Aldosivi se hubiese dado cuenta y pateaba al arco, no sé lo qué pasaba. Y después fue muy fuerte ver llorar de emoción a la gente. Nos quedamos no sé cuánto tiempo en la cancha. Me quedó marcado. (Francisco Rago)

– Recuerdo como especial el clásico en el que me tocó atajar. Que no me hayan hecho goles fue importante. Si empatábamos le sacábamos 3 puntos y Alvarado no nos podía alcanzar. Ese día atajé las tres pelotas que me patearon. También recuerdo el partido que le ganamos ese mismo año. Fue un 2 a 0 con dos goles de Oscar Delarroca. Hasta ahí ellos nos venían ganando los clásicos y creo que ese partido fue un resurgir para nosotros porque de ahí en más empezamos a ganarles seguido. (Osvaldo Rizzo)

– ¿Cómo fue que terminaste en el arco en ese partido?
“Yo levanté la mano y Corti también se ofreció para atajar. Yo atajaba en las prácticas, me gustaba. En las inferiores de Urquiza atajaba pero cuando no me llegaban al arco me aburrí y me empezó a gustar más jugar que atajar. Esa semana, en una práctica anterior, hicimos un picado y fui al arco. Levanté la mano entonces ese día. No digo que fue perfecto pero las tres que me llegaron las atajé. (Osvaldo Rizzo)

– ¿Algún recuerdo de otro clásico?
– El otro que disfruté mucho fue cuando tuve la suerte de atajar un penal en la tanda decisiva, después de dos finales y de treinta minutos de alargue en la segunda. Era el último, el definitorio del torneo de 1990. Me subí al alambrado como si hubiera hecho un gol. Y yo soy medio cagón, le tengo miedo a la altura. Cuando me di cuenta donde estaba me quería morir. Con ese penal Alvarado fue campeón. Para el hincha de Alvarado fue una marca. Fue la única final entre los dos y tuvimos la suerte de ganarla. (Francisco Rago)

– En el 13 a 0 hice un gol. Yo siempre aclaro, porque a veces algunos me dicen ‘ustedes jugaron contra pibes’. Nosotros jugamos un partido contra Alvarado. Los dirigentes del rival eligiron poner a los chicos de cuarta y quinta. No elegimos nosotros esa situación. Cuando yo salí a la cancha vi un equipo de once jugadores con la camiseta de Alvarado para jugar un partido de la primera división de fútbol de Mar del Plata. Si pudiésemos haber hecho más goles los hubiésemos hecho. Nosotros no tuvimos nada que ver con el equipo que la dirigencia de Alvarado puso en cancha. Fuimos a jugar un partido de primera división”. (Osvaldo Rizzo)

– ¿Cómo era la relación con los rivales?
-Y… había roces. Por ejemplo, con Oscar Delarroca, nos peleamos en un partido y éramos amigos. Ahora está todo bien otra vez. Ese día tuvimos un cambio de palabras. Íbamos ganando nosotros y yo inventaba lo que podía para sacar ventajas. No iba jamás a lastimar a un rival, pero si podía hacer tiempo, hacía todo el que podía. Trataba de hacerme amigo de los árbitros, siempre en partidos así los llamaba por el nombre de pila. Yo hacía tiempo, Oscar se acercó y le pidió que me amonestara y yo le pregunté si se había recibido de policía. Me insultó. Yo le di tiempo a que se riera; pero no, estaba caliente de verdad. Discutimos mal. Lo peor fue que íbamos 1-0, faltaban veinte minutos y Aldosivi nos empata. Por lo general, salvo situaciones puntuales, yo no me daba cuenta quién había hecho el gol nuestro y tampoco quién el de los rivales. Ese día empataron en el arco de Garay, ellos se iban festejando y a la altura de la media luna Oscar se da vuelta y me carga. Lo corrí, se armó un quilombo bárbaro. Quedó ahí por suerte. (Francisco Rago)

– ¿Qué jugador rival no querían enfrentar?
– Subiledt y Vidal nos hicieron goles. Ellos tuvieron una rachita de triunfos 1 a 0 y los goles los hacían Subiledt o Vidal. Así que cuando jugaban ellos generaban preocupación. (Osvaldo Rizzo)

-Aldosivi tuvo muchos jugadores buenos. El arquero piensa siempre en el goleador. Oscar Delarroca podía ser ese jugador, sin desmerecer a otros. Débole era un crack, Tita Rizzo también era un gran jugador… (Francisco Rago)

-¿Y qué compañeros suyos querían que no faltara?

– Con el que más me entendí es con Gustavo Giustozzi. Desde el ’93 hasta las finales con Alvarado del ’96. Yo jugaba de doble cinco pero no recuperaba muchas pelotas, me gustaba más jugar. Y Gustavo recuperaba y me buscaba en seguida. Para mi Gustavo fue el jugador clave para que yo me pueda lucir en una cancha”. (Osvaldo Rizzo)

– Varios. Del plantel del ’90, que era muy reducido, eran todos confiables, un equipo de hombres. A Alberto Rodríguez lo quería sí o sí, lo mismo a Porco, a Tato Vidal, otro goleador enorme, el Pato Subiledt, que era guapo y no le importaba si le pegaban. Esos compañeros te daban ánimo. (Francisco Rago)

-¿Qué esperan del partido del sábado y dónde lo van a ver?

-Espero una fiesta. Del partido en sí, no creo que ninguno de los dos regale algo. Conozco a Giganti, a Yllana sólo por referencias. De entrada imagino mucho estudio. Creo que las pelotas paradas serán definitorias. Voy a ir a la cancha. Sergio Vangelista y Facundo Espinosa me invitaron a compartir la cabina con ellos y brindar alguna opinión en la transmisión. (Francisco Rago)

– Desde 2003, que no juego más en Aldosivi, fui una sola vez a la cancha, en un partido contra Independiente en primera. Veo todos los partidos que puedo por internet o lo escucho. Me gusta seguirlo. Pero me daba nostalgia estar afuera y no poder jugar por eso fui una sola vez a la cancha desde 2003. Pero este Aldosivi – Alvarado pudo romper con eso. El sábado vuelvo a la cancha con mi mujer. Va a ser un lindo partido. La gente de Aldosivi va a llenar los sectores habilitados. Veo mejor a Aldosivi ahora que el año pasado. Son chicos que tienen ganas de jugar, ganas de correr. Es un equipo duro, intenso y también intenta jugar. Me gusta”. (Osvaldo Rizzo)