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Cultura 23 de enero de 2024

“Todo acto es perpetuo”, una novela que aborda el genocidio de Ruanda

El autor marplatense Gastón Guiguez presenta su libro inspirado en el intento de exterminio de la población tutsi por parte del gobierno hutu entre el 7 de abril y el 15 de julio de 1994. Una narración atravesada por temáticas como la injusticia, la muerte, el amor y la lucha por recuperar la libertad.

Gastón Guiguez (Mar del Plata, 1989) trabaja como acompañante terapéutico y es autor del ensayo "Felicidad: ¿elección o percepción?".

En abril de este año se cumplirán 30 años del mayor genocidio de África: el intento de exterminio de la población tutsi en 1994, en Ruanda, en el que se calcula que alrededor de 800.000 personas fueron asesinadas. El escritor marplatense Gastón Guiguez publicó en 2022 “Todo acto es perpetuo”, una novela que indaga en estos acontecimientos históricos, tomando datos de relatos y reportajes a sobrevivientes, para dar la oportunidad de renacimiento a este pueblo devastado.

Según su autor, “la novela es una aproximación a conocer cómo estas personas han atravesado el duelo, la supervivencia o las emociones ante una crueldad tan grande”. El libro, además, se centra en una historia de amor y en la búsqueda que hace la protagonista para encontrar a sus padres y sus hermanos, quienes desaparecieron durante el genocidio.

El Concejo Deliberante de General Pueyrredon reconoció al escritor por poner en relieve en la novela un hecho político, social e histórico como lo fue el genocidio de Ruanda.

El Concejo Deliberante de General Pueyrredon reconoció al escritor por poner en relieve en la novela un hecho político, social e histórico como lo fue el genocidio de Ruanda.

-A los lectores les gustaría saber quién es Gastón Guiguez.

-Soy un escritor marplatense, acompañante terapéutico, tengo 34 años, dos hijos y estoy casado. En el año 2012, con 22 años y motivado por la necesidad de plasmar en el papel todo lo que estaba comenzando a atravesar emocionalmente al trabajar junto a personas con capacidades diferentes, publiqué mi primer libro, que es un ensayo sobre la psicología positiva. Se centraba en temas como apreciar los pequeños logros, permanecer sereno ante la crisis, conocer que cada persona tiene sus tiempos, valorar nuestras capacidades y, sobretodo, trabajar siempre desde el amor hacia el otro que nos necesita. A mis 28 años empecé a escribir la novela “Todo acto es perpetuo” hasta finalmente publicarla a mitad del 2022.

-¿“Todo acto es perpetuo” es una historia basada en hechos reales?

-Es una historia mitad ficción, mitad no ficción, pero sí está inspirada en los hechos reales sucedidos en el genocidio de Ruanda, como por ejemplo los lugares en donde se ocultaban quienes eran perseguidos, las armas rudimentarias que utilizaban (machetes, palos con clavos, hachas, etc.), la radio oficial del pueblo que transmitía mensajes de odio a la población o el hecho de que exista un financista del genocidio. Estos datos se entrelazan con ficticios para aportar elementos que sirvan de nexo entre lo que sucedió y la forma en que se podría planificar un supuesto renacimiento de un pueblo devastado. Los lugares que describo son ficticios: en la novela todo sucede dentro de la isla de Metplanza, que se compone del pueblo de Lagdemesla y de Borna, la capital. A su vez, lo que describo de Lagdemesla con sus grandes colinas sí está inspirado en Ruanda, más precisamente en Kigali, su capital. Muchas de las vivencias de nuestra protagonista, Manibha, las he tomado de relatos y reportajes de sobrevivientes. Por ese motivo, la novela es también una aproximación a conocer cómo estas personas han atravesado el duelo, la supervivencia o las emociones ante una crueldad tan grande. El libro está atravesado por una historia de amor y la búsqueda de la protagonista de padres y hermanos, a quienes ha perdido ante la irrupción del genocidio.

-En la novela vemos una participación activa de la tropa de Borna para ayudar a detener el genocidio. ¿Este hecho es ficticio o en el genocidio ruandés también sucedió, interpretando que los pueblos vecinos ayudaron en la detención del genocidio?

-La tropa de Borna es a la novela lo que en Ruanda fue el FPR, que es el Frente Patriótico Ruandés, que en julio de 1994 llega a Kigali y reemplaza al gobierno hutu por un gobierno de Unidad Nacional, dirigido por Paul Kagame, quien es el actual presidente ruandés. Es decir que es ficticio, pero tiene una correlación directa con lo sucedido.

-Tu obra trata sobre temas muy profundos que en una sociedad como la actual tienden a querer olvidarse. ¿Considerás que estamos adoctrinados para sobrevivir preocupándonos por nuestras nimiedades cotidianas, intentando no ahondar en nuestras angustias, miedos y perplejidades?

-Nadie quiere enfrentarse a la angustia si no es necesario, y justamente los genocidios son actos que solo los recuerdan quienes odian las injusticias: yo soy uno de ellos, por eso pongo este tema en relieve. No diría que estamos adoctrinados, sino que desde tiempos ancestrales nuestra estructura mental evolucionó con el objetivo de mantenernos vivos y alejarnos de todo aquello que consideramos amenazante. El genocidio es sinónimo de muerte, la muerte es un misterio y los misterios son amenazantes para nuestro intelecto, que intenta tener respuestas para todo y, a veces, no las hay.

-La Grevee es un aspecto muy importante en el libro y el papel que se le da a la mujer en este aspecto también. ¿En el genocidio hubo estas cárceles para mujeres? ¿Les obligaban a trabajar también?

-Sí. En Ruanda hay cárceles de mujeres en donde actualmente cumplen su condena, pero en la novela la Grevee está mucho más dramatizado, lo relato como un sitio subterráneo terrible y no como una cárcel, a pesar de tener celdas. Para escribir sobre la Grevee me inspiré en las catacumbas de París: para quien no conoce sobre esto, debajo de la capital parisina existe un cementerio subterráneo gigante que alberga más de 6 millones de cuerpos. En parte me inspiré en este sitio para darle una impronta tal vez más sombría.

-¿En dónde presentaste la novela?

-En mi querida ciudad Mar del Plata, en Barcelona, España, luego participé de la Feria del Libro de Buenos Aires 2023 y, por último, en la Feria del Libro de Caleta Olivia.

-¿Qué sentiste ante el reconocimiento que tuvo tu obra por parte de la Municipalidad, a qué reflexión te lleva?

-Así es. El Honorable Consejo Deliberante de General Pueyrredon me ha entregado un reconocimiento en diciembre del 2023 por abordar un tema de tanta importancia y agradezco mucho por eso. Siento un gran orgullo ya que soy un autor local, autopublicado, autofinanciado, sin ninguna editorial por detrás ni nadie que me facilite las cosas, por lo que ese tipo de reconocimiento me lleva a creer que hay un valor agregado para quien se busca las oportunidades y escribe con el alma, como es mi caso. Aparte de eso, me hace reflexionar sobre que el hecho de que estamos en una época en la que se está produciendo cierto despertar de una parte de la población, sobre todo de algunos jóvenes. Esta generación, lejos de ser la “generación de cristal” como se les suele decir, tiene perspectivas, aspiraciones y expectativas sobre el futuro muy diferentes a generaciones pasadas, ya que hablamos de jóvenes más sensibles y conectados a sus emociones que están muy comprometidos con las temáticas y el activismo referido a la justicia social. Eso da esperanza, justamente porque no dejan que las cosas simplemente sucedan, sino que consideran que quien mal obra debe enfrentar una consecuencia. Mirar hacia atrás, investigar sobre el genocidio de Ruanda y adentrarme en sus atrocidades para plasmarlas en mi novela es una manera de desenterrar lo que pasó y ponerlo nuevamente en la mesa: mi objetivo es que no se olviden tales sucesos, tener presente que en cien días se asesinaron a un millón de hombres, mujeres y niños, y también reflexionar sobre el sufrimiento de quienes lograron sobrevivir.