Por Paola Galano

Un concepto lo pinta: ahora. Ni pasado ni futuro. Con tanta trayectoria encima, podría caer en el facilísimo “todo tiempo pasado fue mejor” y llorar por un rock que hace años perdió la porosidad de lo analógico. Pero nada más lejos para Tweety González, el histórico tecladista que acompañó a Soda Stereo, a Fito Páez, que introdujo el sonido electrónico en la música de los ’80 y que ahora -justamente-, desde su sello Twitín Récords, lanza a nuevos talentos, y hasta se anima a proclamar que arrancó su etapa solista. Sí, finalmente venció a sus fantasmas.

“Argentina está pasando por un momento hermoso musicalmente, creo que es el mejor momento de este siglo, no me cabe duda”, se entusiasma en una entrevista con LA CAPITAL, en la que analizó el rock argentino actual, habló de la música urbana, definió el “postdisco” y recomendó escuchar la música hecha por mujeres.

“Me da miedo pensar que el rock terminó con sus próceres, me parece que el Hall of Fame (Hall de la Fama) del rock argentino tiene que tener la puerta abierta permanentemente y ser receptivo y leer a los nuevos consumidores de la música”

 

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“Produje más discos de chicas que de chicos, unos dieciséis o diecisiete. Veo que ellas tienen otra delicadeza, otra sensibilidad, no es una regla, es lo que a mí me pasó al trabajar”, expresa, siempre cauto de no caer en generalizaciones que esconden verdades falsamente reveladas. Porque también la humildad parece ser otra de sus marcas.

“Una pregunta más” es la canción que acaba de grabar junto a Lisandro Aristimuño. Tweety desde los teclados, beats, grabación, producción y mezcla, mientras que el músico patagónico en la voz, la letra y las guitarras. Y la canción “Jazz y pop” es otra de las colaboraciones que lanzó recientemente.

Toda esta aventura de canciones propias, que aparecen en las plataformas musicales, tiene un objetivo: el músico busca formar el Twitín Club. “Es un colectivo del que voy a ser el chofer y los pasajeros serán todos mis amigos músicos”, contó. Se subirá al bondi para llevarlos directo al show. “No te digo todos los fines de semana, pero sí shows que uno monta cada tanto y en el que uno se da todos los gustos, habrá una combinación de artistas establecidos con artistas nuevos, que sea sin edad, no creo en las edades de la música. Me encanta conectar con chicos menores de 30″, explicó.

-¿Te vas a animar a cantar?

-No, siempre tocando y produciendo y en esta etapa componiendo más que nunca, que era una cosa que me costaba mucho porque he trabajado con grandes compositores y grandes intérpretes. La autocrítica a la hora de hacer algo mío fue por muchos años un gran impedimento, que pude empezar a superar. El año pasado con la cuarentena se aceleró todo porque apareció mucho tiempo libre.

-¿En serio era un impedimento para hacer tu música el haber trabajado con tantos próceres del rock?

-Sí, porque te pone la vara muy arriba, entonces a la hora de compararte perdías como en la guerra. Pude superar esa autocrítica cuando dejé de comparar, cuando no mezclé las cosas, cuando dije ‘cada uno es lo que es’.

“Son los tiempos que son”

El pensar en el ahora, como si fuera un zen que se niega a producir tiempo, lo lleva directo a recomendar a bandas y grupos nuevos. Desde su Spotify tiene una lista que llamó “Música Argentina de esa que nos gusta mostrar”. Desde ahí se encarga de recomendar las novedades. “Hay más de quinientas canciones de artistas menores de 35 años y tiene mil seguidores. La voy actualizando todas las semanas porque hay un montón de música nueva y de chicas, ni hablar”. Entre ellas, recomienda a las argentinas Loli Molina y Feli Colina, al grupo de pop electrónico Agua Florida, a la israelí Noga Erez y a la estadounidense St. Vicent.

Escuchá a Loli Molina acá: 

Tweety reconoce que este tiempo luminoso para la música -tecnología accesible e internet mediante- tiene una contracara: que tanto caudal termine perdiéndose, que las canciones no lleguen, que los discos no se conozcan. “Salen más de 40 mil canciones por semana en el mundo, así es muy difícil hacerte ver, hacerte escuchar”, sigue.

-¿Cómo hacer para que toda esa música se conozca, qué recomendás?

-Creo que el secreto es encontrar tu nicho. No tratar de ser masivo si sabés que tu música no es masiva. Si tu música no es para cualquiera, entre comillas, tratar de poner la mira sobre los públicos posibles, no sobre los públicos imposibles. Las plataformas te dan las estadísticas y te lo hacen muy fácil, te dicen la edad y el sexo de tu público. Ya es un arranque, una vez que tenés algunos temas editados ya podés corregir el rumbo y no gastar plata en promoción sin sentido. Además, está lo que yo llamo el “postdisco”, la gente no tiene idea de lo que es.

Escuchá a Feli Colina acá:

-¿Y qué es el “postdisco”?

-Es cuando se termina la parte creativa, una vez que el disco está masterizado y sale a la luz, en las redes y que todos el mundo lo puede escuchar, no terminó el trabajo, después viene el trabajo de que la gente se entere, que no es lo agradable. Para mí lo agradable es el camino de hacer la música, por eso tengo el estudio. Al disco lo tenés que cuidar, por lo menos los primeros meses, y cuidar es que la gente se entere.

-¿Cómo ves al rock actual frente a fenómenos como el de la música urbana?

-Es generacional, me parece que también el público de rock envejeció, naturalmente, porque es inevitable. No nació digital, son los que vienen de la transición del mundo analógico, de conocer a las bandas por el boca a boca. Y hoy hay todo un público nuevo, promedio de 20 años que no conoce otra cosa que el mundo digital, que nunca fue a una disquería, que tiene 18 años y que quizá nunca vio a una banda en vivo tocar. Mi primer show lo vi a los 14 o 15 años, vi el debut de Serú Girán. Ese público no tiene esa vivencia, pero son los tiempos que son y uno no puede renegar de la realidad. Este momento tiene un montón de cosas positivas, más cosas positivas que negativas.

-¿Ves que el rock está abierto a otros fenómenos musicales o mantiene una postura más cerrada?

-Depende quien sea, un tipo como Wos es indiscutible que le tiene que gustar a alguien de la vieja escuela, porque tiene un montón de la vieja escuela. Quizá Duki no, obviamente, es demasiado provocativo, pero depende quién sea, generalizar es medio peligroso. Me da miedo pensar que el rock terminó con sus próceres, me parece que el Hall of Fame (Hall de la Fama) del rock argentino tiene que tener la puerta abierta permanentemente y ser receptivo y leer a los nuevos consumidores de la música.

Podés conocer los recomendados de Tweety González acá: