Cultura

Una crota tranquilidad

por Pablo Garcilazo

Los olores se multiplican. Los pelos tienen la textura de alambre. La mirada se pierde y entra en vos como si fuera la parte que no vas a ser ni aspiras. Por ahí te vas. No lo querés ver o mirar de costado. No querés encontrarte en ese reflejo.

Crotos, vagabundos, excluidos. Eternos callejeros que hacen sabiduría entre los bordes de la civilización y la barbarie. Que están al fin de la olla. Cerca de que se corte la soga.

Venga la guadaña o duerman para siempre.

Sus fieles amigos son los perros y muy buenos abrigos durante los inviernos, compañeros hasta el final del camino. Observando su vestimenta nunca se llega a distinguir en qué estación del año están. Su térmica es la de la calle. Los peligros. Las injusticias. Las ninguneadas. Mientras escribo busco y deseo que sigan encontrando porciones de dignidad. De esperanza y de sueños. De pasos hacia adelante. De otra puerta que vuelva a abrirse. En la desesperación del vivir. El anda con un sobretodo que ha formado escudo en su cuerpo. Cuando se encuentra con sus pares comparte el vino y empiezan las risas y algunas discusiones. No sea cosa que se vacíe la botella o la caja de tetra y el otro se tome todo o se los tome a ellos.

Algunos dicen que es el gran compañero, a quienes le confiesan sus penas y desgracias y también les abriga la piel.

El llega al hospital, con la nariz y cara colorada, con granos alrededor de la pera color amarillo, con la mirada punzante y fija pero sin destino. Sin aspirar a nada. Apenas agarra dos bolsas con ropa para hacer una almohada y un almohadón para sostener sus piernas. El médico le preguntó si tomó, si consumió drogas. El permanece inmutable. Su mirada perdió el horizonte entre los matorrales de la desigualdad y la pobreza. Lo mirás y pensás ¿Qué estará pasando por ahí? ¿Hacia dónde viaja su mente? ¿Qué dirá él que este escritor interpreta lo que por su mente jamás paso?

Lo sigo mirando después de varias horas y sigue igual. No pestañea. Sigue mirando un más allá con una tranquilidad infinita que en esta guardia hospitalaria parece no haber.

No se puede encontrar. Algunos tienen de todo y él no tiene nada.

Una crota tranquilidad.

***

Mirar como si fuera la primera vez lo cotidiano de nuestra ciudad y su gente. Con ese fin nacieron estos escritos, que se desprenden de los micros radiales “Acercando a Mar del Plata”. Son voces barriales desde la salud, la comunicación y la integración comunitaria.

(*): pinceladasmdq@gmail.com

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