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Policiales 21 de junio de 2018

Una de las historias criminales más aberrantes de Mar del Plata tendrá su juicio en agosto

La pareja compuesta por Héctor Javier Picart (54) y Lucía Sosa (35) está acusada de provocar la muerte de su hija Yazmin, de 11 meses. La autopsia reveló maltrato y agresión sexual. Antes ya se les había muerto una hija y la Justicia le había quitado la tenencia de otros tres.

Por Fernando del Rio

Hay historias que no merecen preludios. En agosto llegará el juicio para un episodio criminal que asoma en la previa de su confirmación como uno de los más aberrantes de Mar del Plata en los últimos años: el caso del herrero y su sumisa esposa acusados de abusar sexualmente y matar a su hija de 11 meses en el año 2016.
Héctor Javier Picart (54) y Lucía Sosa (35) enfrentarán entre el 15 y el 22 de agosto a los jueces del Tribunal Oral 3 luego de pasar casi dos años en prisión y lo que estará en juego es, nada menos, salir en libertad o continuar en esa situación de encierro y castigo para toda la vida.

Picart y Sosa se encuentran en una situación de ambigüedad probatoria, ya que hay una carga indiciaria muy importante en su contra –incluido un historial de conflictos con otros hijos- y a la vez hay evidencias relativas que el fiscal Fernando Berlingeri (heredó la causa de su par María Isabel Sánchez) deberá defender y que ponen en duda, al menos, las circunstancias bajo las cuales sucedieron los hechos.

La secuencia que terminó en la muerte de Yazmín se inició, en su tramo final, el 7 de octubre de 2016. Ese día la bebé tuvo una descompensación que fue definida por el propio Picart como un “paro cardíaco”. Según su relato, le hizo reanimación y como respondió bien decidió no consultar a un médico. Al día siguiente se repitió el episodio por la mañana y y a la tarde del 8 de octubre todo se desbarrancó: Sosa llamó a Picart para avisarle que la bebé nuevamente había colapsado pero esta vez no respiraba.

Llorando y a los gritos, y cubriéndola con una campera, Picart corrió hacia el Hospital Interzonal (quedaba a 7 cuadras de su casa) y en el trayecto un automovilista lo vio y lo hizo subir a su vehículo. Pudo llegar más rápido al HIGA, en cuya guardia los médicos se encontraron con un cuadro clínico grave. La bebé estaba en estado desesperante, con señales externas que mínimamente evidenciaban descuido extremo. De allí fue derivada al Materno Infantil donde apenas sobrevivió poco más de un día. Los médicos insistieron en preguntarles a Picart y a Sosa qué había sucedido con la niña para que sufriera estos colapsos, y no supieron explicar demasiado.

Los padres permanecieron prófugos exactamente una semana. Abandonaron la casa de la calle Canessa al 500 y fueron sorprendidos mientras caminaban por las cercanías del Monte Varela.

El 10 de octubre, a la 8.15, la bebé murió y la fiscal María Isabel Sánchez debió intervenir luego de que todas las alarmas de un presunto homicidio se dispararan. En el Materno Infantil, una licenciada del servicio Zonal advirtió que a Picart y Sosa ya se les había muerto una niña y que habían perdido la tenencia de sus otros tres hijos.

El examen exterior preliminar de Yazmin no reportó signos de violencia física o de maltrato externo, solo una importante dermatitis en la zona genital. Pero sí se notaba que a la pequeña la tenían descuidada, sin cuadernos de vacunas, por ejemplo de esa desatención.

La fiscal Sánchez atravesaba por esas horas un gran problema: estaba iniciando la controversial investigación por la muerte de Lucía Pérez. En un primer momento intentó derivar la causa al fiscal anterior porque la niña había muerto el lunes y su turno acababa el domingo. Pero además, porque ya había intervenido en la causa de la muerte de la otra hija de los Picart. Finalmente, por cuestiones técnicas, debió asumir la investigación y el viernes siguiente, con distintos informes forenses preliminares, pidió la detención de Picart y Sosa.

La autopsia mostró una realidad diferente a aquella que se configuró con las consideraciones iniciales de los médicos. E incluso la Asesoría Pericial Departamental fue categórica: “…De todo lo expuesto precedentemente y comparando los informes de la operación de autopsia junto con el de Anatomía patológica, se puede concluir que las lesiones observadas macroscópicamente y las muestras evaluadas con su estudio histopatológico correspondiente (lesiones sobre la superficie corporal más injuria en la región anal) se corresponden con un síndrome de Maltrato Infantil dentro del cual se encuentra el abuso sexual por vía anal manifestado oportunamente. En efecto la causa de muerte de la víctima de autos fue muerte cerebral como consecuencia de hipoxia y falle multisistémica, las que son consecuencia de la lesiones presentadas”.

Las lesiones compatibles con abuso sexual detectadas por los profesionales hacían referencia a la utilización de un elemento diferente a un pene.

Una niña anterior del matrimonio falleció en el año 2013. Las causas fueron naturales pero en algún momento se mencionó la presencia de cocaína en sangre. Luego fue descartado. El destrato hacia los hijos era una constante de la pareja.

Además de la confirmación forense hubo testimonios que sirvieron para entender el contexto. A los médicos del HIEMI les llamó la atención la forma de reaccionar de la pareja ante la noticia de la muerte de Yazmín. “Bueno… ya estaba muerta”, dijo Picart. Luego de eso apenas entraron a la sala, miraron y se fueron “sin tocar el cuerpo de la bebé ni mostrar ningún tipo de sufrimiento”.

Algunos vecinos señalaron que los Picart tenían conductas reprochables como cuando buscaban niñeras y les exigían dormir en la misma cama con ellos y con los niños. O se paseaban delante de ellas en ropa interior. El concepto de lascivia fue encontrado en esos comportamientos por los investigadores.

Yazmin, la pequeña fallecida.

Yazmin, la pequeña fallecida.

A Picart y a Sosa los buscaron por varios días porque desaparecieron ante el temor por las consecuencias. Si bien nunca declararon en la causa, sostuvieron informalmente que no habían abusado de la menor y que la muerte no fue causada por ellos. Pero el historial de una muerte previa en el seno de la familia, de la intervención de la Justicia para sacarle a sus otros hijos –luego hubo una restitución temporaria- y del modo de vida les restó credibilidad. O, ya que no existieron nunca esas declaraciones, consolidó la presunción de todo lo contrario: de que con sus acciones maltrataron a Yazmin y que la agredieron sexualmente.

Una semana después del fallecimiento fueron detenidos y desde entonces están presos. Un informe previo, que sirvió para la quita de sus hijos, mencionó el Síndrome de Munchausen, que se produce cuando el cuidador del niño, con frecuencia la madre, inventa síntomas falsos o provoca síntomas reales para que parezca que el niño está enfermo. Picart era un hombre con antecedentes penales en Azul por lesiones y amenazas. Sosa una mujer oriunda de Formosa con pasado desconocido excepto que sufrió abuso sexual infantil.

Los jueces Juan Manuel Sueyro, Mariana Irianni y Fabián Riquert deberán resolver un caso extremo y con algunas complejidades técnicas.



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