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Opinión 16 de abril de 2019

Una semana con los candidatos entre reuniones cumbre, fotos clave y recorrida por los barrios

Fernanda Raverta, Maximiliano Abad, Gustavo Pulti y Vilma Baragiola.

por Gerardo Gómez Muñoz

No le sucederá como al palmípedo que termina corrido a escobazos por la dueña del patio, pero él será corrido a votazos como le está sucediendo a algunos.

La semana pasada pintaba políticamente muy interesante por el contrapunto entre Gustavo Pulti, que autoproclamó su candidatura a intendente y Fernanda Raverta que no dice -ni le hace falta- que quiere ser la representante de Unidad Ciudadana, y con foto de Cristina, a falta de PASO o de Frente Patriótico. Los radicales que habían tenido un cuantioso plenario de representantes de la Quinta Sección Electoral, presidido por el vicegobernador y presidente de la UCR bonaerense, Daniel Salvador. Bastante discreto el encuentro, pero no tan hermético como para no presumir sin margen para el error que el “quid” estaba en clave de candidaturas y reacomodamientos y qué hacer con las PASO si los socios capitalistas de poder, pero no tanto de votos, presionaban para evitar el paso por la interna.

Todas las intrigas y sus derivaciones fueron arrasadas por el inefable y costoso intendente por el dineral que se deberá pagar en futuro no lejano. Esto debido a la prepotente habitualidad de pisar leyes, arrasar con derechos adquiridos de terceros y las graves faltas contra las normas tarifadas del Tribunal de Cuentas y de otros organismos de la constitución.

El consabido elenco de “los asesores pirinchos” que no husmean más por el despacho principal de la comuna -todos asegurados por pitanzas no sudadas- se refugian bajo la égida de Emiliano Giri, Hernán Mourelle y la medianía restante, para comentar.

Es un típico ejercicio de los odiadores -de antecedentes despreciables, apenas hablen vecinos y testigos- sabiendo que todo está perdido juegan a matar.

Reunión en la cumbre

Alberto Fernández y Gustavo Pulti mantuvieron una reunión extensa, analítica y amable. La realidad del distrito electoral más grande de la Quinta Sección y el segundo padrón de toda la provincia, después de La Matanza, no es algo que se tome a la ligera ningún proyecto que seriamente se proponga ganar en el país o la provincia.

Como se sabe, Pulti tampoco es de inventar a última hora sus estrategias. Suele urdir con apasionada minuciosidad todos los pasos que después da. Y el café de este firmante con el ex intendente, da fe, porque sus explicaciones bien sesudas no tienen fisuras, pero de ahí a sacarle respuesta directa sobre la posibilidad de un arreglo en esta ciudad con quien se sabe y no se mencione… ni soñar.

Alberto Fernández es hoy uno de los principales operadores que tiene la expresidenta. Pero también es uno de los inspiradores de la otrora exitosa transversalidad que permitió a Néstor Kirchner y a la primera Cristina establecer vínculos políticos y sociales no sectarios, inclusivos y exitosos. Es de la época en que la clase media se sentía convocada “votaba bien y estaba mejor” se podría decir adaptando un poco el célebre acerto jauretcheano.

Lo cierto es que el encuentro permitió prevenir eventuales obstáculos: quedó claro que si hay coincidencias, podría haber una PASO en Mar del Plata que permita unir fuerzas para ganarle a Cambiemos. Pulti fue claro: “Somos vecinales, pero no somos neutrales: Mar del Plata necesita un proyecto de ciudad, experiencia local y un gobierno nacional que defienda el trabajo, la producción y los derechos sociales”.

Fernández aseguró que la posibilidad de trabajar un acuerdo está sobre la mesa. Pulti le dijo que lo entusiasmaba la idea de profundizar ese diálogo y que valoraba mucho encontrar una actitud positiva que en estas costas parece esquiva. Ahora habrá que esperar para ver cómo evolucionan en definitiva las cosas. Pero la reunión por sí sola, por el solo hecho de que se haya realizado, fue tan elocuente como dicen que son las imágenes: vale más que mil palabras.

A fuerza de barrio y fotos

Mientras Pulti habla de las PASO, para sintetizar, digamos que Fernanda Raverta -obviamente soslaya esa fase o la del Frente Patriótico que es esencia de cristinismo puro- rema con trabajo y fotos -más a lo peronismo histórico que a kirchnerismo doctrinario- que no hace falta tanto porque su accionar y su valoración allá donde el dedo líder puede definir la decisión va a pesar sin contra.

Sin dudas los dos quieren y bregan por llegar a ser candidatos a intendente, pero creen que puedan llegar, aunque Pulti tal vez entienda que está en las mediciones por arriba, Fernanda pareciera que solo confía- tal vez Entre Ríos y otras provincias así lo están demostrando- que la potencialidad personal de la expresidenta define todo. Así como hace unos días su talismán fue una visita y la consabida foto con la jefa, ahora fue otra con Máximo Kirchner en la reunión de “la unidad” -tal vez la nonagésima-, esta vez en Avellaneda, también derrama efluvios victoriosos.

En tanto no pocos peronistas, mayoría de los de antes y no de los nuevos barrios que trajina Raverta, parecen temblar musitando que “sin los dos juntos, es tan vidrioso…”

Apenas dos meses faltan para que quede definida la posibilidad de la interna, pero la gente que estuvo en Avellaneda con aire de triunfo total ponderaba que resolvieron que no haya interna sino solamente una lista peronista en la elección de gobernador. Claro, mostrando la hilacha, se cuidaban de especificar que de la elección distrital no se habló ni se establecieron marcos.

Vilma y Abad, sin distracciones

En el amplio y, ahora, también variopinto espacio del oficialismo, todos trabajan “como hermanos”, como hermanados correligionarios Maxi Abad y Vilma Baragiola. Lo que muchos no creían se dio: plena armonía y trabajo militante sin choques. De tal modo ni siquiera fue necesario incurrir en gastos desmedidos de campaña.

La jefa del bloque de concejales radicales, fiel a su historia y sin declinar su estilo, se prende o trabaja en sociedad con Cristina Coria para cortar cuando se puede la sucesión de desatinos de Arroyo con cero de empatía. No cesa de sus recorridos por los barrios periféricos y en su vocación, junto con sus equipos de trabajar como nexo entre la gente y sus problemas y los organismos oficiales, en busca de soluciones o alivios a los agobiantes problemas de los vecinos. Y tiene un lema “el vecino no está solo para pagar tasas hay que atender sus reclamos”.
Sorpresivamente, uno pudo verla el sábado de recorrida por el barrio “La Herradura” y un vecino dijo: “A cada rato la vemos por acá”.

Como si estuviesen combinados, Abad escogió otros escenarios para su también muy activa campaña preelectoral. En estos días tuvo mucha resonancia su proyecto de descentralización de la gestión municipal. Tiene cuatro patas, una de descentralización geográfica, administrativa, económica y de participación ciudadana. El programa supone la reforma del convenio con el que, actualmente, se regula la relación entre los fomentistas y el municipio y la reutilización de las estructuras con las que cuentan las sociedades de fomento en cada barrio.

Esta semana también desarrolló la propuesta de fracción de la Secretaría del Futuro. La idea es que esta área tenga un criterio transversal que le dé al Estado la capacidad de adaptarse a una ciudad en constante cambio que impone desafíos todo el tiempo.