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Policiales 7 de agosto de 2023

Usó su auto para matar a un hombre: ¿qué podría pasarle penalmente?

Pablo Rubén Villalva tenía 35 años y un frondoso prontuario. La policía ya secuestró el automóvil que lo atropelló y tiene identificado a un hombre que, según la principal hipótesis, lo mató luego de que la víctima intentará robar unas ruedas. ¿Se trata de un caso de legítima defensa? ¿Emoción violento? ¿Homicidio simple?

La policía busca intensamente al hombre que atropelló y mató a Pablo Rubén Villalva (35) el domingo a la madrugada en el barrio Las Lilas luego de qué, según la principal hipótesis de los investigadores, la víctima intentara robar unas ruedas.

Si bien su nombre aún no trascendió, el conductor del auto está identificado luego de que el domingo a la noche secuestraran el Renault Logan utilizado para embestir a Villalva mientras cruzaba Mariano Acosta, entre Rawson y Alberti.

Según la principal hipótesis, se trata de un caso en el que un hombre mató a un ladrón que intentaba robarle algo. Pero no fue en el momento inmediato y tampoco estaba en riesgo su vida. Entonces, ¿qué podría pasarle legalmente una vez quede detenido el responsable?

Abogados penalistas consultados por LA CAPITAL consideraron que lo primero que debería hacer esta persona es presentarse ante las autoridades, ya sea en Tribunales o en alguna comisaría y entregarse, porque el tiempo que pase escondido será perjudicial para su situación procesal.

Se ha advertido con frecuencia que cuando hay un caso en el que un delincuente es asesinado, en el contexto que sea, aparecen frases como “justicia por mano propia” o “justiciero” que parecen intentar justificar lo injustificable: la venganza privada que lejos está de ser justicia.

Este caso, según los especialistas del Ministerio Público Fiscal y abogados penales consultados, la legítima defensa estaría descartada, lo mismo que un homicidio culposo, ya que las imágenes registradas por las cámaras de seguridad privadas son más que elocuentes: se ve que el auto le “apunta” directamente a Villalva para atropellarlo y matarlo. Por lo que en este caso se podría discutir entre un homicidio simple, un homicidio agravado por alevosía o un caso de emoción violenta.

Como primer punto, para los especialistas no existiría la legítima defensa, ya que no había ningún ataque hacia el conductor del auto, su vida o la de terceros no estaba en riesgo. Por lo que su accionar está injustificado para la Justicia.

El artículo 79 del Código Penal establece que “se aplicará reclusión o prisión de ocho a veinticinco años al que matare a otro, siempre que en este Código no se estableciere otra pena”. Es decir, el homicidio simple, lo que para los especialistas en Derecho Penal se aplicaría en este caso, sobre todo sí el conductor del Renault Logan consideraba que la víctima era el ladrón que le había robado, lo que denota la intencionalidad de haberlo atropellado.

“No hay justificativo, el arma utilizada fue un auto”, expresó una fuente consultada, quien reparó en que tampoco se trató de un homicidio premeditado. “Es un caso de venganza por mano propio, algo que no está previsto en el código penal”, concluyó.

Otra fuente consultada consideró la posibilidad de que podría tener como agravante la alevosía, que pondría como posibilidad una pena en expectativa de reclusión perpetua. “La víctima estaba descuidada y lo atropella sin posibilidad de que pudiera defenderse“, explicó.

El Artículo 80 del Código Penal, al respecto dice lo siguiente: “Se impondrá reclusión perpetua o prisión perpetua, al que matare con ensañamiento, alevosía, veneno u otro procedimiento insidioso”.

Finalmente, existe la discusión de que el caso se pueda enmarcar bajo la figura de homicidio con emoción violenta, comprendido en el Artículo 81 del Código Penal: “Se impondrá reclusión de tres a seis años al que matare a otro, encontrándose en un estado de emoción violenta y que las circunstancias hicieren excusable”.

Las fuentes consultadas entendieron que tampoco sería un caso de emoción violenta, ya que no fue inmediato al supuesto hecho detonante de esa emoción violenta. Sin embargo, los abogados defensores particulares coincidieron en que sería la figura que más se podría “pelear”.

Por lo pronto, el hombre que deliberadamente atropelló y mató a Villalva continúa con paradero desconocido en el marco de una causa por homicidio y será tarea de su abogado defensor trazar una estrategia para justificar lo penalmente injustificable: la venganza personal y privada para matar a otra persona.

 



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