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Deportes 1 de julio de 2018

Ustal

por Vito Amalfitano

El argentino Agustín, que vive en Londres, y que viajó 24 horas por Rusia para llegar a Kazán, junto al ruso Pavel, que dijo que Messi jugó "utsal". Les tocó, por los pasajes FIFA, viajar juntos en el camarote del regreso a Moscú.

KAZAN, Rusia.- “Messi: Ustal”. Así contestó el compañero ruso de camarote del grupo de periodistas de LA CAPITAL y CCCPMundial.com en la vuelta a Moscú, en el tren desde Kazán, dónde Argentina quedó eliminada del Mundial 2018, tras caer 4 a 3 ante Francia, pero con mayor amplitud en la diferencia de poderío futbolístico.

Pavel, de Moscú, hincha del CSKA, fue a ver cuatro partidos del Mundial, de acuerdo a los tickets que había reservado previamente por la página de la FIFA. Le tocó este gran choque de campeones y cuando se le preguntó qué le pareció primero se cuidó, por respeto a la condición de argentinos de sus interlocutores, pero al insistirle que la verdad “no ofende”, expuso claramente,- un poco en inglés, un poco con el traductor de la aplicación- que Francia había sido muy superior y enseguida lanzó ese término sobre Messi que llamó la atención. Para graficarlo llevó la mano al costado de su cara e hizo el gesto clásico de una persona que duerme. Ustal. Dormido. Messi. Dormido.

Adormecido se podría agregar. Perdido. Messi no fue el que se pensaba en este Mundial, salvo en el gol a Nigeria. Ni la culpa es de él solo, ni únicamente de Sampaoli. Pero claro que ambos tienen una cuota importante de responsabilidad. Entre tantas otras para esta frustración, que iremos enumerando en próximos envíos, en los que se incluye otros jugadores, dirigentes, gobierno nacional…

Messi es responsable porque él aceptó y quiso ejercer desde hace mucho tiempo, sin éxito, la atribución de líder, conductor, capitán. Nunca fue eso. Ni siquiera cuando tenía otra explosión en la cancha. Se lo hicieron creer. Le hicieron mal. Le cargaron todas las mochilas en tiempos en los cuáles podía volar en libertad y cuando todavía tenía un Iniesta en Argentina para despojarlo de responsabilidades, Riquelme. Si él no insistió para que Román estuviera en la Selección y lo ayudara, como lo hizo en el lejano y único título que consiguió con la Selección, en 2008, es, ahora vemos, también su responsabilidad. Porque está claro que Lío tuvo, a lo largo de este tiempo, influencia en decisiones, en poner y sacar de listas, en poner y sacar jugadores de equipos titulares.

Sampaoli es responsable porque cometió graves errores, algunos impensados, de concepto, en todo este tiempo. No definir nunca un equipo, empezar el proceso con tres defensores, pasar a cuatro a pedido de los jugadores, volver a los tres justo ante Croacia. Todas las indecisiones y contradicciones en el armado de la lista. No tener en la misma alternativas para Mascherano y Biglia, que no llegaban precisamente al 100 % físico en el Mundial.

Una vez en Rusia, y después del papelón del partido que no se jugó en Israel y que no debió haber sido programado en Jerusalén,-también con culpas de la familia Messi y Sampaoli, además, y en mayor porcentaje, por la irresponsabilidad del gobierno nacional y algunos dirigentes de la AFA-, el técnico continuó con los errores, y pese a que la competencia le dio más vidas, persistió en las equivocaciones.

Su “idea”, si es que tenía alguna, era empezar con Lo Celso, de acuerdo a las prácticas e incluso el último partido amistoso, ante Haití. El jugador del PSG no tuvo ni un minuto en cancha en el Mundial. En algún momento, al preguntar el periodista para el primer partido, desde el cuerpo técnico: “Gio ya tendrá tiempo”. Se quedó sin ese tiempo en el Mundial.

A cambio de Lo Celso el técnico arrancó con la dupla que atrasa cuatro años, Mascherano – Biglia. Cuando vio que era del ritmo de otro Mundial, contra Croacia sacó a Biglia pero puso a Enzo Pérez y retornó a los temibles tres defensores. Peor el remedio que la enfermedad. Paulo Dybala, por ejemplo, sí con ritmo internacional, continuó en el banco. Incluso en el segundo tiempo contra Nigeria, en un momento “caliente”, aun 1 a 1, cuando Argentina se quedaba en primera ronda, el DT recurrió a un inexperimentado Meza, al que se le escapaba la pelota de los nervios, y volvió a dejar afuera a Dybala, con más roce en competencias internacionales fuertes.

El último de los desatinos, entre tantos más, fue el de este experimento del ingreso de Pavón por Higuaín, con Messi de “falso 9”, para explotar la supuesta endeblez de los laterales franceses, quienes fueron los que al final expusieron la real endeblez de los laterales argentinos. Mientras que Argentina se quedó sin referencia en el área para los supuestos centros de Pavón y Di María y con un “falso 9” perdido, devorado por por Pogba y Kante, adormecido. Dormido. Messi: Ustal.

@vitomundial