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Opinión 20 de diciembre de 2016

Vivir en la transición de la historia

Por Ezequiel Medina

Barack Obama y el Papa Francisco

Quizás repensemos nuestro paso por esta tierra en estos años de vida y nos interroguemos porqué vivimos tantos acontecimientos históricos. Incluso desde la memoria reciente con la caída del muro de Berlín, y más actuales como la caída de las Torres Gemelas. Vivimos, entonces, la elección de un Papa latinoamericano, y de un Presidente estadounidense negro. También el resurgimiento de gobiernos populares en Latinoamérica y la caída de dictaduras históricas en la primavera árabe.

Por otro lado tomemos en consideración que muchos de esos procesos sectorizados en la línea de tiempo se vieron frustrados en sus devenires, cuando los hechos fueron la antítesis de lo que venía ocurriendo. A saber el freno de la ampliación de derechos, el retroceso democrático en países del globo, caída de economías inclusivas, triunfos de movimientos neoliberales y por qué no plantear el resurgimiento de sectas nazis.

Por último, hay que partir también de otra idea vivida y es aquella de la erradicación de los imprescindibles. ¿A qué sistema perverso le conviene instalar la idea de que el ser humano es imprescindible?, a ninguno. Nos han hecho creer con la teoría new age y las tendencias globales que nadie es imprescindible. Pero lo peor en este asunto es que solo se denota lo prescindible del ser humano en relación a un trabajo, oficio, o eslabón dentro del sistema.

Pues bien, sepan que somos imprescindibles a la época que vivimos.

Desde los superhéroes conocidos en los comics de fantasía, hasta los héroes nacionales de cada país, podemos ver como éstos son el producto de una crisis, y los salvadores de que la misma se profundice. En estos casos los héroes son aquellos que vienen a poner un punto final a un proceso histórico que generó que nazcan.

Antes de San Martín, hubo una contienda de viajes, soldados caídos, marchas y contramarchas, operaciones frustradas, pactos traicionados y mucho movimiento social que implicó, o facilitó, o como se quiera entender, que Don José venga a poner un punto final a un momento de la historia que así lo acreditaba. En este caso, y como reza la marcha de San Lorenzo, la libertad de medio continente.

Es que hoy vivimos en un proceso de transición de la historia. Este no es el final, sino la contienda previa del General San Martin. O los años anteriores al nacimiento del peronismo.

Si posicionamos a Eva Duarte como una “heroína” de la época tenemos que entender que también hay un grupo de mujeres que previamente dieron su vida a la causa que amaban. En otros tiempos, con otros contextos, algunas olieron la tinta de los libros de historia y otras quedaron en el vago recuerdo de un boca a boca. Lo cierto es que en el tiempo de Eva y Juan Perón existieron quienes vinieron a ponerle un punto final a una época de la historia llena de tristeza y desigualdades.

Es cierto que hoy no hay héroes, y la realidad es que tampoco los habrá. Hoy cultivamos a losimprescindibles, hoy convivimos con ellos. El imprescindible es quien milita diariamente y al que no le sale todo como quiere o pretende. El imprescindible es quien enciende la mecha diariamente para que en un futuro eso sea hoguera y luz. El imprescindible es la figura de un hombre o de una mujer abriendo las puertas del comedor barrial todos los días. ¿Están cansados? ¿Cada vez son más los chicos? Puede ser que sí. Ahora bien, ellos saben que sin su esfuerzo diario serían más aun los que caerían en la desazón. Lo mismo con aquella maestra que se siente perdida en una profundidad geográfica, o cercana. Pasa con los médicos de todos los días, los periodistas, los escritores, las madres que levantan a sus hijos para ir a la escuela, el religioso, el activista.

El imprescindible precede al héroe porque está en el la insistencia y la perseverancia de mantener viva la llama de la esperanza. No sale todo como uno quisiera y seguramente sean más las perdidas que las ganadas; ahora bien, la sumatoria de esas positivas hará que nazca en el transcurso de las generaciones los héroes que lleven a un punto final una época de la historia colmada, cada vez menos, de injusticias y desigualdades.

Escribimos esto porque muchos caemos en la rutina diaria cuando vemos ejemplos de crueldades. Nos desanima, sí, pero eso no debe confundir el norte. La tarea de todos los seres humanos es imprescindible, porque cuando militamos para un sueño colectivo, no somos oficiales de una línea de trabajo, ni nos dividimos en base al fordismo. Todos somos artífices permanentes de un sueño colectivo porque sin uno de ellos dejaría de tener sentido de grupo eso que perseguimos.

Valen, los militantes, ser ejemplos de otros que vendrán. Valen a la hora de instalar causas que aman y que profesan como un evangelio vivido. Por eso, es lógico entonces entender que vivamos tantos acontecimientos históricos en el mundo, así como también tantos retrocesos. A muchos les da miedo el mañana, y prefieren la comodidad de los que conocen. Nosotros creemos el contrario de ellos, cada uno, desde el lugar donde está, milite el color que milite, es necesario y protagonista a la hora de escribir la historia. Las figuras llegarán en un futuro, y tendrán un camino abierto de conquistas traducidas en derechos. Sino miremos atrás cuánto hemos avanzado.

Cuando el sistema diga que nadie es importante, hay que deshacer esa premisa con el conocimiento de que si somos únicos e irrepetibles y que por ello no debemos aflojar ni un tranco de pollo.

Vendrán entonces los tiempos de los héroes, hoy es el de los imprescindibles.