“Wilson”, de Mauro De Angelis: Memorias de un país decadente
Un gobierno en decadencia, un funcionario parte de una casta que sirvió lealmente a la monarquía y una pequeña isla perdida en algún lugar del mar Mediterráneo son las piezas principales de la última novela del autor marplatense.
Mauro De Angelis (Buenos Aires, 1976) ganó el Premio Municipal de Literatura Osvaldo Soriano en Poesía y el Premio Alfonsina en Creación Literaria.
Por Félix Lencinas
“Recordé una frase que siempre repetía mi padre: un país deja de ser confiable si su principal figura política es un chiflado”, recuerda desde el exilio Edmundo Wilson. El protagonista de la novela de Mauro De Angelis escribe en sus memorias sobre sus últimos días como funcionario público. A cargo del Ministerio de Festejos y Protocolo, se lo reconoce como el ministro de los desastres. Abejas y canguros que atacaron a la gente, festejos que salieron mal. Edmundo es parte de la casta de los Wilson, todos han estado al lado de los reyes de una isla probablemente situada en algún lugar del mar Mediterráneo.
“Recordé una frase que siempre repetía mi padre: un país deja de ser confiable si su principal figura política es un chiflado”
La novela, publicada este año por Ediciones Bucarest, nos lleva de viaje a esta isla ficcional y perdida en el tiempo. No estamos tan seguros de cuándo y dónde ocurren las peripecias que nos narra Edmundo Wilson, pero aún así es posible tender puentes hacia la realidad y ciertos pasajes le despertarán al lector una poderosa actualidad.
La visión de Edmundo Wilson es la mirada de alguien que ha estado siempre en lo alto de la jerarquía social y ha vivido del erario público. Sirviendo a la realeza y sus más extravagantes pedidos, siempre ha sido fiel a su país y a su legado familiar.
Sin embargo, la vida de Wilson y la de su reino muestran signos de decadencia. Sus antepasados fueron piedras fundacionales del reino, ingenieros, científicos, viajeros, ya su abuelo y su padre y él se dedican a los festejos y el protocolo. Wilson, durante el transcurso de la novela, empieza a ver los problemas del sistema al que sirve. El gobierno y la sociedad están decayendo, empezando por la figura del Rey Mario, cuya locura empuja a su reinado a una guerra con Inglaterra. Detrás de él asoma su hijo, el príncipe Álvaro y el capellán Muglioni, que detenta otro tipo de poder más oscuro.

“Wilson” fue publicada este 2025 por Ediciones Bucarest
Una sátira política
El príncipe Álvaro y Muglioni son los que hacen empezar la acción de la novela: le piden a Wilson que traiga para el cumpleaños del príncipe al famoso violinista Ingmar Varlov. Todo ese viaje sirve para describir los pormenores de la isla: su geografía, su población, su economía, su gobierno. Acá es donde se encuentra el elemento universal de la novela: la crítica política. Es inevitable hacer una lectura y pensar en una crítica a un momento político tan particular como el actual, sobre todo con ciertas ideas que rondan en la novela. Durante un momento en el cual el desequilibrado rey Mario decide declararle la guerra a Inglaterra, la sociedad se divide en dos bandos, provocando así una “grieta” entre Guerreros y Pacíficos. “Parece increíble, pero gran parte de la población apoyó la decisión del Rey, quien recuperó su antigua popularidad. Se negaban a ver su locura; decían que eran mentiras de los traidores, cómplices de los ingleses. Tal vez era excéntrico, a la manera de los genios, pero no un chiflado”, narra en un pasaje Edmundo Wilson describiendo el estado de la sociedad ante este evento particular.
Esta sociedad está exaltada ante los eventos y las discusiones políticas están en el centro de sus vidas: “Las discusiones ganaron las calles. (…) No era raro que una familia se dividiera, que matrimonios y amistades se separaran. Cada bando sentía que el otro era materialización del caos, la usina de todos los errores”. Pero mientras que la sociedad discute entre sí, Wilson nos permite ver qué pasa al nivel del gobierno. En ese gobierno hay dos facciones: la vieja política de la que Wilson forma parte, y la nueva política compuesta por jóvenes “rapaces, falsos, ambiciosos, sin talentos visibles, sin escrúpulos”. La vieja política había huido apenas hubo problemas. La nueva política ascendía ante la falta de respuesta de la vieja política y viene a traer un nuevo poder político más relacionado al crimen y a las mafias. Es el nuevo poder el que ya tenía pensado venderse a los ingleses y por eso querían que la guerra ocurra, porque tenía muchos negociados que llevar a cabo. Mientras la sociedad se pelea, la dirigencia ya tiene todo resuelto, porque sabe quién ganará.
Todos estos elementos terminan siendo el fondo de la novela, pero claramente resonarán en quien lea, sentirá que se habla de un momento contemporáneo. Sin embargo, son elementos universales que se repiten en muchos textos que hablen de lo político. Una crítica a un sistema que siempre guarda sus privilegios y no le importa lo que pasa a los más débiles.
“Las discusiones ganaron las calles. (…) No era raro que una familia se dividiera, que matrimonios y amistades se separaran. Cada bando sentía que el otro era materialización del caos, la usina de todos los errores”
Un político en acción
La aventura de Edmundo Wilson lo lleva a buscar a Ingmar Varlov, el famoso violinista. Él es amigo de un relojero de la isla, Mirlo Kovic, que intercambia correspondencia con el artista. En su búsqueda, va a buscar al relojero y se producen una serie de hechos trágicos y mortales, pero que terminan con Wilson conociendo a Estambre, un policía honesto, parte de la también honesta fuerza policial liderada por el “Limpio” Pozuelos. El “Limpio” está enfrentado fuertemente a Muglioni y su socio mafioso Bufalino que gana dinero con varios negocios ilegales, entre ellos el de las apuestas en peleas de canguro.
En la búsqueda de Varlov, Wilson se va introduciendo en lugares desconocidos para su vida aristocrática. Primero la casa del relojero, luego los barrios bajos junto con Estambre, luego el hospital y la zona de “Cuidados mentales” dirigida por el doctor Ghilanovic. En cada paso lo vemos más incómodo, pero también empieza a estar en contacto con el barro, con la gente de la clase baja que desconoce pero que con sus acciones afecta sus vidas: el circuito de pelea de canguros fue un poco su culpa. Sobre el final, tiene que rescatar a Varlov del hospital en una escena que tiene mucho de película de acción, con fuego y explosiones incluidas.
Un mundo hostil
El principio nos lo anticipa: Wilson habla desde el exilio, por lo cual hay un poco de ironía trágica en algunos pasajes. Hay un momento donde parece que va a caer la mafia, que todo va a salir bien, que los honestos van a tener una oportunidad. Pero ese momento no llega. Wilson reflexiona sobre lo sucedido, pero a la vez decide olvidarse y vivir su exilio. Hay algo que lo excede, él no puede hacer nada. El final tiene un tono melancólico: durante toda la novela lo vemos esperando a la mujer que ama: Ginette. Ella nunca llega, él queda esperando que ella llegue y no llega. Estambre queda esperando la justicia y no llega. Varlov vive esperando el amor, y no llega. A veces hay esperanza, pero a veces la justicia no llega. Ginette solo llega a Wilson en sus recuerdos, su imaginación, en la escena final él escribe eso que imagina, pero que no será. El mundo es hostil y sólo queda la escritura para imaginar otros mundos posibles, aunque a veces esos mundos son igual del hostiles que el real y sólo sirven para reflexionar sobre nosotros mismos.
