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Cultura 1 de mayo de 2017

El renovado (y más negro) suspenso italiano que atrapa al lector

La novela negra italiana se está consolidando frente al dominio francés y nórdico en Europa. Dos de sus principales referentes son Sandrone Dazieri y Mirko Zilahy.

Mirko Zilahi y Sandrone Dazieri, dos de los autores más exitosos en el panorama actual de la novela negra italiana. Foto: Penguin Random House.

por Gonzalo Sánchez

ROMA, Italia.- La novela de suspenso gusta en Italia, tal y como demuestran las listas de ventas, y los nuevos autores del país resuenan cada vez más fuera de sus fronteras, con obras más negras, más psicológicas y permeables a las vicisitudes del mundo actual.

Las historias detectivescas forman parte del patrimonio de un país, Italia, que ha dado al género grandes nombres, como Leonardo Sciascia, que desafió con sus obras la “omertà” de la mafia en la década de los sesenta, o Andrea Camilleri, creador del mítico comisario Montalbán.

Pero en los últimos tiempos ha irrumpido con fuerza una “ola de novela negra italiana” que se está consolidando frente al dominio francés y nórdico en Europa, apuntan desde la editorial española Alfaguara, que incluye en su catálogo alguno de estos trabajos.

Dos de las firmas de mayor renombre mundial en el género “giallo” son Sandrone Dazieri y Mirko Zilahy, cara y cruz de la misma moneda: el primero tuvo que escribir una decena de libros antes de triunfar en el extranjero; el segundo halló el éxito ya en su debut, en 2016.

Dazieri (Cremona, 1964) dejó la cocina para escribir libros como “Attenti al gorilla” (1999) pero no sobrepasó las fronteras patrias hasta que sorprendió en 2014 con su personal fórmula del éxito, con nombre y apellidos: Colomba Caselli y Dante Torre.

Esta peculiar pareja de detectives protagoniza “No está solo” y “El Ángel” (2016), traducidas en todo el mundo, aplaudidas hasta la saciedad por la crítica y cuyos derechos ya se han vendido para su adaptación a la gran pantalla en Italia y Estados Unidos.

El autor, en una conversación con EFE, citó como referencias “La guerra de los Mundos” de H.G Wells y “Misery”, de Stephen King, y como buen cocinero de formación, resume su narrativa como si de una receta de polenta se tratara, tan típica de su norte natal.

Primero prepara “la panza” del comensal ambientando sus historias en la cotidianeidad y es que, a su juicio, “algo solo da miedo, nos impresiona de verdad, si puede estar en la vida de cualquiera”.

Tras preparar el ambiente y azuzar con él las fobias del prójimo, añade especias, “fantasías con sabor picante”, y opta por “una cocción continua para que no se pegue”, o sea, que no aburra.

El resultado son dos historias trepidantes en las que sus dos protagonistas, héroes “heridos, torturados y llenos de problemas”, deben resolver misterios sobre los que se proyecta la sombra de amenazas de candente actualidad, como el terrorismo internacional.

“Tuve una voluntad de rotura con el suspenso tradicional (…) En Italia ha dominado la novela negra clásica, del modelo inglés, muy tranquila, calmada”, explicó Dazieri, que participará en el festival español “Valencia Negra” el próximo 5 de mayo.

“Se convirtió en algo muy repetitivo y yo dije que no. Yo quiero romper. No quiero hacer una novela de suspense calmada porque no soy calmado. Tengo miedo, mis preguntas sin respuesta. Meto mis inquietudes en mis libros. Y mis inquietudes no son solo mías y por eso el libro gusta”, afirmó, añadiendo así otra razón de su éxito.

Otra de las firmas que despunta en el “thriller” italiano es la de Zilahy (Roma, 1974), creador del taciturno detective Mancini en “Así es como se mata” (2016), primera parte de una saga que sigue con “La forma de la oscuridad”, en español previsiblemente en 2018.

Su obra fue celebrada por la crítica y por el público y logró una “óptima impresión” en España, en palabras de su autor, adonde llegó el año pasado para mostrarla en la Semana Negra de Gijón

Zilahy es un novato de la escritura de suspense: comenzó en 2016 tras haber trabajado durante años como traductor en editoriales y lo hizo ante la posibilidad de perder su puesto de trabajo y a raíz de la muerte de su madre, tal y como confesó en una entrevista con Efe.

De este modo creó su obra, “muy literaria, íntima, que narra la violencia animal de la muerte” en una Roma alejada de la postal turística, oscura, húmeda, tenebrosa, con “el aroma” a óxido de aquella Londres decimonónica de Charles Dickens y con la mirada puesta en la principal inspiración del autor, Edgar Allan Poe.

En cuanto a la situación del género, Zilahy destacó que el estilo narrativo de Camilleri, referente en las últimas décadas, está algo estancado mientras que la nueva creación del suspense “se encuentra en un buen momento” ya que, dijo, cuenta con “muchas voces nuevas”.

Todo gracias, a su juicio, a la situación social de un tiempo presente marcado por una “decadencia continua” que estimula al escritor a mirar a las ciudades y a lo que en ellas ocurre “con una mirada más oscura”.

EFE.