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Cultura 9 de mayo de 2016

Música para armar

Por Juan Lamarche

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El arte es un tema recurrente en estas columnas, hoy abordaré un arte muy especial, creo que indefinible, la música. Las demás disciplinas artísticas llevan algún tipo de referencia, formas, colores, cuerpos, la música tiene una autonomía diferente, se la escucha y se la ejecuta en una especie de presente eterno e infinito a la manera en que Nietzsche concebía el tiempo. Las repeticiones son permanentes pero cada una de ellas es diferente y única. Es cierto, hay obras memorables en la historia de la música y también un sentido de las letras que conllevan la música. Por ejemplo, nuestro gran Atahualpa, escribió y cantó “Trabajo quiero trabajo/porque esto no puede ser”. Parece escrito en nuestra actualidad nacional, por eso se trata de un clásico, pero la música suele ser instantánea, intraducible, inapresable, fugitiva. Una denominación que me gusta, es del orden del acontecimiento, aparece de forma inesperada y desaparece de la misma forma.
El musicólogo y psicoanalista rosarino Carlos Kuri, quien ha escrito un libro monumental sobre Astor Piazzolla, escribió “La música no estimula sensibilidades cotidianas, las inventa”. Las definiciones sobre la música no alcanzan, son superadas por su propia realidad, los géneros musicales también, hay una apuesta a los límites, a las fronteras abiertas, a los caminos nuevos e indescifrables, a los senderos y desfiladeros. La música tiene la particularidad de armarse y desarmarse en cada creación, es un viaje de ida y vuelta, de novedades y retornos, de emancipaciones y tradiciones, de encuentros y desencuentros, de fulgores y cristalizaciones.
El músico y pensador Pierre Boulez dijo: “La música no está para expresar sentimientos sino música”. Otro músico legendario John Lennon enunció: “Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor, mientras la violencia se practica a plena luz del día”. En un reportaje de Diego Fisherman al musicólogo Federico Monjeau dice: “Es que la música tiene una historia muy fuerte, porque dialoga básicamente consigo misma. Entonces esa historia es más fuerte que en otras artes. Y eso persiste en la actualidad”.