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Interés general 9 de julio de 2025

Una iniciativa rosarina para quienes duermen en las calles, dólares que siguen bajo el colchón y precios de carpas para la polémica

Todos los entretelones de lo que es noticia en Mar del Plata

 

En las últimas horas, nuevamente murió en Mar del Plata un hombre en situación de calle, aunque esta vez, contrariamente a lo ocurrido la semana anterior, no se produjo un cruce de acusaciones, especialmente desde la política. En aquella oportunidad, el fallecimiento de Gustavo Héctor Cabello, abrió una fuerte controversia política y social. Mientras el intendente Montenegro negó que haya fallecido por hipotermia y lo vinculó con antecedentes delictivos, los vecinos, la oposición y la Iglesia advirtieron sobre el abandono estatal y la violencia institucional. En tanto, la justicia dispuso que la Patrulla Municipal deje de realizar operativos “que impliquen violencia física o verbal”. Lo resolvió el juez Juan Tapia, del Juzgado de Garantías N° 4, al hacer lugar al hábeas corpus preventivo presentado por la Comisión Provincial por la Memoria. También solicitó “procedimientos respetuosos de la vida, la integridad física y la dignidad de las personas”. Mientras crece el número de personas que duermen en la calle y el invierno recrudece. Al margen de chicanas políticas, cruces de acusaciones en redes sociales y discusiones estériles, se impone la necesidad de encontrar soluciones, que no son sencillas por cierto, para poder paliar esta situación.

 

 

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Mientras el intendente Guillermo Montenegro sostuvo que el fallecimiento “no fue por frío” y calificó al hombre como “un delincuente”, desde la oposición, organizaciones sociales, la Iglesia y vecinos del barrio surgieron voces que advierten sobre el avance de la violencia institucional y el abandono estatal frente a la pobreza extrema. El cuerpo de Cabello fue encontrado en la madrugada del domingo, en medio de una ola de frío polar. Vecinos y comerciantes de 14 de Julio y Rivadavia afirmaron que Cabello fue maltratado por agentes de la Patrulla Municipal. Relataron que fue amenazado y despojado de frazadas y alimentos que ellos mismos le habían acercado. “Lo corrían como a un perro”, dijo una vecina. La situación había sido denunciada previamente ante medios locales y redes sociales.

 

 


También la Iglesia tomó posición. La Pastoral Social de Mar del Plata, en línea con un pronunciamiento del Episcopado, expresó su “dolor ante una muerte que interpela el corazón de la comunidad” y recordó que “las personas en situación de calle no pueden ser tratadas como descartables”. La discusión que se abrió excede la causa médica de la muerte. Apunta a una realidad estructural que se vuelve cada día más urgente: el número de personas en situación de calle crece y el clima en Mar del Plata se vuelve más extremo e implacable. La ciudad enfrenta un desafío que no admite soluciones individuales. Se impone la necesidad de articular un trabajo conjunto entre el Estado, la sociedad civil, las organizaciones barriales, la Iglesia y todos aquellos que se nieguen a naturalizar el abandono.

 

 

 

“En muchos casos, cuando los queremos trasladar a algún centro o refugio para pasar la noche ellos se niegan. Y no podemos llevarlos por la fuerza. De todos modos, tratamos de asistir a todos aquellos que se encuentran en situación de calle”, explican desde la secretaría de Desarrollo Social de la comuna. De hecho, los mismos vecinos que criticaban el accionar de la Patrulla Municipal en este caso específico, se apresuraron en aclarar que la titular de esa dependencia, Vilma Baragiola, se acercó en reiteradas oportunidades a la zona. “Vilma entiende la situación porque lleva muchos años de gestión y a muchos de los que duermen en la calle los conoce hasta por el nombre”, admitían en la zona donde se produjo el deceso de Cabello. “Hoy en General Pueyrredon hay más gente en la calle que en 2024 y muchos se quedan en los tres paradores de la Municipalidad y en los hogares de acogida como el Hogar de Nazaret y el ex hotel City a partir de los convenios con Cáritas”, aseguró Baragiola y explicó que aunque Desarrollo Social cuenta con estos espacios para recibir a las personas en situación de vulnerabilidad, también mantienen preparado un Centro Integral Comunitario para poder garantizar más camas en días de frío extremo como los vividos esta semana. “Trabajamos todo el año y todos los días con el programa de situación de calle, articulando con todas las secretarías del municipio para trabajar en conjunto”, añadió la funcionaria.

 


Lo que se vive en Mar del Plata con las personas en situación de calle se replica en otras ciudades del país. Y se buscan soluciones como la que pusieron en práctica en Rosario. Allí dispusieron un colectivo —de los modernos, tipo coche cama, con asientos que casi se hacen cama en serio— para salir a buscar personas en situación de calle y ofrecerles algo que en las noches más crudas vale oro: un lugar cerrado, calefaccionado, con vianda caliente y una cierta sensación de resguardo. No es un refugio formal. Es un refugio móvil. Una idea que nació del cruce entre el sector privado (Flecha Bus), organizaciones sociales (Sol de Noche, Rosario Solidaria) y el municipio, que decidió subirse al proyecto sin tanta vuelta ni tanta foto. Un operativo invernal sin épica, pero con sentido común: si no van al refugio, que el refugio vaya a ellos. ¿Puede aplicarse en Mar del Plata?

 

 


Mar del Plata tiene lo mismo —o más— que Rosario: noches gélidas, colchones en portales, plazas llenas de historias tristes, y un número creciente de personas que no duermen en una cama, sino en la calle. Tiene, también, una tradición de copiar modelos de allá cuando funcionan. Pasó con los dispositivos territoriales de salud, con los esquemas de descentralización barrial y hasta con algunos modelos de gestión mixta en cultura y niñez. Así que, ¿por qué no copiar esta idea también? “La calle está cada vez más poblada y cada vez más hostil. Y aunque hay redes solidarias que funcionan muy bien, necesitamos soluciones intermedias, ágiles. Un colectivo calefaccionado puede parecer poco, pero en noches como estas puede ser la diferencia entre vivir y morir”, dijo la referente de una ONG local que trabaja con personas en situación de calle en la zona de la vieja terminal. La propuesta rosarina podría adaptarse rápidamente. Hay flota, hay ONG con experiencia, hay gente que conoce cada esquina donde alguien duerme sin frazada. La movida en Rosario es piloto y va a durar hasta fines de agosto. Acá, con un puñado de colectivos disponibles y la voluntad política de ponerlos a circular de noche, bien podría ponerse en marcha en pocos días. Copiar no está mal. Lo malo es no copiar lo que vale la pena.

 


El domingo por la tarde, mientras los hijos de ambos con sus respectivos amigos disfrutaban de Jurassic World en una de las salas del Paseo Aldrey, los dos empresarios marplatenses compartían café y se referían a otra de esas dualidades made in Argentina que te sacan una carcajada marrón y un suspiro. A pocas horas de conocerse un informe del Indec que reveló que más de 1,3 millones de argentinos viajaron al exterior durante mayo (un salto de 46 % interanual), se supone también que los argentinos mantienen, “debajo del colchón”, unos USD 246.000 millones en billetes y depósitos fuera del sistema. El Indec, cabe recordarlo, informó que en mayo de 2025, alrededor de 1.314.700 residentes argentinos salieron del país –ya sea de vacaciones o de compras cruzando la frontera– frente a solo 592.300 turistas que entraron. “Es un auténtico éxodo lateral: el déficit turístico llegó a casi 742.000 visitantes, y los excursionistas que hacen turismo low-cost del otro lado de la frontera también se dispararon, reflejando una tendencia clara: hoy viajar afuera es más barato que vacacionar en el país”, admitió uno de ellos.

 

 


Mientras tanto, el Indec estimó que los argentinos guardan USD 245.687 millones fuera del sistema, entre billetes físicos y depósitos en el exterior. Aunque cayó levemente en un año, sigue siendo un número monstruoso: más del 50 % de los activos externos. “Los dólares no se invierten, no se blanquean, no se gastan en el país. Se atesoran. Se temen. Se acarician”, intervino el más veterano de ambos. “Hay gente que ahorra en dólares… y al mismo tiempo se los gasta en el free shop. El turismo al exterior crece porque es más accesible que la hotelería nacional, la gastronomía o incluso las vacaciones en familia en Córdoba o la costa. Y los dólares “debajo del colchón” siguen ahí, intocables, mientras el sistema económico formal agoniza por falta de confianza”, resaltó. Este combo, claro está, genera preocupación creciente en los destinos turísticos argentinos, sobre todo mirando al próximo verano. Los fines de semanas largos de este año ya encendieron la alarma: ocupación hotelera en caída, reservas débiles y restaurantes semivacíos en pleno finde XL.

 


“Si la ecuación sigue así –viajes al exterior baratos, inflación local, tarifas desreguladas– la temporada 2026 podría ser un golpe duro para las economías regionales que viven del turismo interno”, completó periodista que se sumó al café y que por la mañana había participado en la carrera “215° Aniversario Prefectura Naval Argentina” -más de 500 personas que pudieron recorrer, en las categorías de 4 y 8 kilómetros, un circuito diagramado en la zona del puerto- y que contó que entre los participantes estuvo el jefe de la Agrupación de Artillería antiaérea de Ejército 601, coronel Germán Julio González, quien fue felicitado, por su buen desempeño, por el jefe de la Prefectura, prefecto mayor José Cristian Abel Vigano. Volviendo a la cuestión turística, se reconoció que en muchos despachos provinciales ya se habla en voze baja de la necesidad de algún incentivo, alguna promoción, alguna campaña de “verano nacional”, para frenar una fuga que ya no es de capitales: es de turistas con valija y pasaporte. “Hay un país totalmente dividido, una Argentina móvil, que viaja, gasta, disfruta, y otra que ahorra por las dudas, que no consume ni invierte, solo sobrevive”, se escuchó en esa mesa ya en la segunda ronda de cafés.

 

 

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A propósito de turismo y temporada, un balneario de Mar del Plata ya le puso precios a las carpas para el verano 2026. Se trata del Balneario 12 de Punta Mogotes, uno de los más emblemáticos de la ciudad, desde donde aseguran ya contar con un 65% de las reservas confirmadas. “La gente se quiere asegurar un lugar y por eso este año tuvimos que tomar antes reservas y definir precios. Lo que cuesta una carpa hoy saldrá lo mismo en enero o febrero”, explicó Augusto Digiovanni, dueño del Balneario 12, justificando la decisión de anticipar la oferta en pleno invierno. Esta estrategia busca dar previsibilidad a los veraneantes en un contexto económico incierto, se indicó. Los precios fijados por el Balneario 12 para la temporada 2026, válidos para toda la temporada sin importar las fluctuaciones económicas, son los siguientes: Carpa por día $80.000, enero completo $2.000.000, primera quincena $1.100.000, segunda quincena: $1.200.000, diez días $800.000 y una semana $560.000. En tanto, febrero completo costará $1.700.000, quincena $900.000, y una semana $500.000. Al ver los precios de la temporada que arrancará en seis meses, surge de inmediato la comparativa con la última temporada. El mismo balneario 12 cobró $50.000 el valor diario de la carpa, mientras que en 2024 había sido $30.000 el precio.

 


En Mar del Plata hay cosas que se dicen todos los años, como que “este verano va a ser récord”, que “la Rambla se va a arreglar” y que “la temporada define todo”. Pero ahora parece que, por lo menos en lo de la Rambla, la cosa viene más en serio. En eso fue categórico Gabriel Katopodis, el ministro de Infraestructura bonaerense que se dio una vuelta por la ciudad en plena crisis de gas. Katopodis se despachó con una declaración digna de archivo: “Vamos a levantar baldosa por baldosa, se está haciendo un estudio del estado de cada una, las que no estén en condiciones se reemplazan. Se están fabricando en Córdoba”. El funcionario -fanático de La Delio Valdéz y El Plan de la mariposa, según confesó en la charla con Mesa Chica- vino con datos y con promesas, algo que en estos tiempos es casi revolucionario. Dijo que son 38 mil metros de solado los que se van a reconvertir, que hay plata (10 mil millones de pesos, para ser exactos), que la obra ya arrancó, que van a parar en temporada estival y que siguen después. También prometió iluminación nueva, desagües pluviales, puesta en valor de las galerías y espacios verdes. “Todo esto se está grabando. Mire que los periodistas de Mar del Plata estamos cansados de escuchar promesas sobre la Rambla que después no se cumplen”, lo chicaneó uno de los conductores. “Graben tranquilos. Esto va en serio y las obras ya arrancaron”, replicó.

 

 

 

 

En tanto, pudo saberse que entre Katopodis y Guillermo Montenegro, y entre los equipos de ambos, se viene trabajando en distintas alternativas para la ampliación de la avenida Jorge Newbery, una obra más que necesaria en aquel sector de la zona sur marplatense. “Estamos manteniendo reuniones desde hace ya varias semanas con el municipio. Lo hablé personalmente con Guillermo Montenegro. Entendemos que ahí hay un problema, que se instaló un hipermercado, que se ha desarrollado esa zona muchísimo en los últimos años y que requiere una intervención, así que estamos acordando”, explicó Katopodis. Y añadió que “hay una mesa de trabajo, de diálogo con el municipio, para establecer exactamente cuál es el proyecto que estamos dispuestos, tanto el municipio como la provincia, a llevar adelante. Apenas esas reuniones terminen, se va a reflejar eso en un convenio, en un acuerdo de partes, donde probablemente, entre los dos, podamos encarar esa solución que sé que es muy necesaria para Mar del Plata”, concluyó.

Mendocino aunque algo marplatense también, el tortugo Jorge llegó a la prestigiosa organización National Geographic (NatGeo) que publicó en sus redes sociales y sitio web la historia del famoso quelonio que vivió más de 40 años en un acuario de Mendoza y ahora nada libre en su hábitat natural, tras haber permanecido durante un tiempo en el Aquarium de Mar del Plata. “Durante más de 40 años, Jorge -una tortuga marina cabezona de 60 años y 220 libras (99,7 kg)- vivió en un tanque poco profundo de un acuario en Mendoza, Argentina, a cientos de kilómetros del mar. Rescatado una vez atrapado en una red de pesca, y luego convertido en un ícono local, ahora está emprendiendo un viaje que los científicos antes creían imposible: reaprender a vivir como una tortuga marina salvaje”, detalla la publicación en redes. Como se sabe, el 11 de abril fue liberado en Mar del Plata, tras la colocación de un rastreador satelital y bajo la supervisión de expertos del Aquarium local. La prensa mendocina, en tanto, fue informando semana tras semana sobre el “viaje” del tortugo Jorge cuya historia llega ahora a los principales medios del mundo.

 


Junio cerró con una nueva caída del consumo: 9,8 % abajo en unidades físicas, según el informe de la UCIP. Y si uno escucha con atención en los cafés de Güemes o en las persianas bajas de San Juan, se repite el mismo mantra: “así no se puede”. Blas Taladrid, titular de la entidad, lo dijo sin vueltas: “El comercio ya percibe que estos van a ser los niveles de actividad por un año”. Traducción: esto no es un bache, es el nuevo piso. Hay negocios que pasan horas sin vender ni un encendedor, y un 79% de los comerciantes asegura que no es momento para invertir. Es como si todos se hubieran resignado a un invierno largo… y sin leña. El informe de la UCIP muestra que el 52 % de los comerciantes calificó las ventas como “regulares”, y el 44,5 % dijo que las utilidades eran apenas eso: regulares. ¿Y qué esperan para lo que queda del año? Poco. El 73% cree que todo seguirá igual. Y en la plantilla de personal no hay ni intenciones de sumar ni amenazas de recortar. Una especie de parálisis generalizada, como si el sistema estuviera en “modo avión”.

 


Mientras tanto, en el mundo de las góndolas, ocurre algo tan argentino que no sorprende pero sí indigna: la cerveza brasileña se vende más barata que la nacional. Quilmes pierde terreno frente a Brahma y compañía, importadas desde San Pablo con costos más bajos, menos impuestos y logística más eficiente. ¿Competencia desleal o espejo brutal de lo que no se quiere ver? La explicación es casi de manual: una lata nacional puede tener hasta el 52 % del precio en impuestos, mientras que una importada entra casi con alfombra roja. Resultado: los consumidores no dudan. Y las cerveceras locales ajustan: menos turnos, menos insumos, más promociones. Una espiral de achique que se siente desde la planta hasta el almacén.