De Lisboa a Colombia en un solo mordisco
Foto: EFE | Laia Mataix.
Por Laia Mataix Gómez
LISBOA, Portugal.- Un crujiente patacón, una empanada con ají casero o una bandeja paisa son un billete de ida a Colombia sin salir de Lisboa, donde el primer restaurante de cocina colombiana de la capital se ha convertido en refugio para los que extrañan su tierra y puerta de entrada para curiosos que quieren conocer esta rica cultura culinaria.
El espíritu de Colombia invade al cruzar la puerta de ‘Sabor Colombiano’: las banderas tricolor abarrotan el lugar, colgadas en las paredes y hasta en los servilleteros con servilletas amarillas, azules y rojas, así como ruanas y sombreros ‘vueltiaos’ decorando el espacio, en el que suena una salsa romántica de fondo.
“Todo lo que hago, lo hago como si lo estuviera haciendo mi abuelita”, explicó a EFE Adriana, propietaria de este restaurante junto a su esposo, Jonathan.
Aunque nunca antes habían trabajado en la cocina, han perfeccionado su técnica hasta hacer creer a los comensales que están en su país natal degustando sus creaciones y eso hace que “todas las personas que prueban los platos digan que se sienten en casa”.
La carta es un indudable homenaje a los platos básicos de la gastronomía colombiana, con entradas variadas que incluyen el reconocido patacón o el crocante chicharrón, y también tiene recetas típicas de diversas regiones como la cazuela de mariscos -tradicional de la costa- o el ajiaco -consumido especialmente en la zona andina-.
Y todo se puede acompañar con gaseosas o cervezas importadas del país latinoamericano, o de una aguapanela, una bebida tradicional elaborada con un derivado de la caña de azúcar.
Adriana y Jonathan, que llegaron hace poco menos de cuatro años a la capital portuguesa en busca de una vida mejor, inauguraron este mismo mes de julio el primer restaurante colombiano de Lisboa, aunque durante su periplo por Portugal también han tenido una cafetería a las afueras de la ciudad y otros emprendimientos.
La pareja, él de Manizales y ella de Cali, recuerda el viaje que los llevó a dejar su país: “Decidimos Lisboa porque queríamos una vida mejor y era más fácil legalizarse”, rememoran.
En Cali, donde se conocieron cuando él era policía, ambos ya emprendieron varios negocios juntos, el más exitoso una coctelería, pero se vieron interrumpidos con la llegada de la pandemia en 2020 y el posterior estallido social que paralizó durante más de un año su país.
Decidieron mudarse a Portugal con la promesa de lograr una residencia legal con facilidad para poder trabajar.
“No queríamos estar de ilegales en ningún lado, no queríamos ser discriminados o tener trabajos mal pagados por no ser inmigrantes legales; descubrimos que en Portugal sí existía esa oportunidad de llegar y, desde el primer momento haciendo las cosas bien, podías trabajar sin necesidad de pedirle nada al Estado”, dijo Jonathan.
Desde su llegada, han tenido decenas de experiencias laborales -algunas mejores que otras- y han estado pluriempleados, y no son ajenos a la frustración de la dificultad que supone migrar a un país del que no conocían nada y no hablaban con fluidez el idioma.
Tras mucho esfuerzo encontraron un local en el barrio Paredes de Cascais, en la periferia lisboeta, para montar el restaurante que más tarde trasladarían a la capital, porque estaba “demasiado lejos de los colombianos”.
Todo ello no sin obstáculos, porque lamentan haber sufrido “discriminación” en las oficinas e instituciones del Estado para tramitar los permisos.
Por contra, en el cara a cara con los clientes no han sentido discriminación y se han sentido acogidos por los portugueses, aunque el grueso de sus comensales son colombianos, bien residentes en Portugal o visitantes de paso por el país, que buscan estar un poco más cerca de casa.
Mientras la salsa deja paso a un nostálgico vallenato, el español y el portugués se mezclan en el local, al tiempo que los platos van saliendo de la cocina y los clientes, muchos de ellos fieles de la comida de Jonathan y Adriana desde su andadura en Cascais, se deleitan con el menú.
Junto a los dueños, media docena de trabajadores colombianos se asegura de que todos los que se sienten a sus mesas se lleven una experiencia auténticamente de Colombia.
EFE.
