Desde hace ocho años, el docente de literatura Pablo Montoya ha impulsado en el Instituto Galileo Galilei un proyecto editorial en el cual los estudiantes de secundaria no solo escriben, sino que también diseñan, editan y publican sus propios libros de cuentos. Este jueves 30 de octubre, desde las 10.15, en la escuela ubicada en Irala 9820, la comunidad educativa podrá conocer la nueva producción de los estudiantes: “El magnetismo”, una reunión de cuentos que tiene marcadas resonancias con “Los eternautas”, de Oesterheld-Solano López y también de Stagnaro, cuyas historias ocurren en nuestra ciudad. 

El proyecto no es exclusivo de los estudiantes de secundaria. Montoya ha logrado integrar a niños de la primaria y hasta los más pequeños del Jardín Municipal 32, ubicado a pasos de la escuela. Construyen así un proyecto que ha ido creando puentes literarios entre distintas generaciones, niveles y roles dentro de la comunidad educativa. Esto se debe también a que “El magnetismo” reúne a estudiantes de ambos turnos, mañana y tarde, y también involucra a docentes, preceptores y directivos de la escuela.

El proceso creativo comienza con la escritura de los relatos, continúa con la corrección de borradores y culmina con la publicación física de los libros. En algunos casos, los estudiantes también se encargan de la promoción y venta de los ejemplares. Además, algunos de los relatos son adaptados a formatos audiovisuales, en los que, o dan cuenta del proceso de lectura, análisis y escritura que se desencadena en cada librito; o hacen versiones “cinematográficas” de alguna de las historias que inventaron.

La editorial que publica los libros de los estudiantes lleva como nombre Villa Celina. Como cuenta Montoya, es el nombre de uno de los primeros libros de cuentos de Juan Diego Incardona, escritor argentino nacido en 1971. “De su atmósfera de barrio, y de barro tal vez, surge el alma o perspectiva de este proyecto editorial que con toda la entereza rústica de la que es capaz, apunta a dar voz, y espacio para la imaginación, a las pibas y pibes del Galileo Galilei de Mar del Plata”, explica el profesor a LA CAPITAL.

“Hablar desde el barrio es una posición, un lugar de enunciación –define–. La idea de ‘barrio’, asociada con la imagen del ‘barro’, se asocia a la vez a la de periferia, o sea, a aquellos espacios de una urbe en donde los beneficios de la organización capitalista de la sociedad no han llegado del todo, con todo lo que eso implica, desde ya en materia urbanística, pero también económica y cultural”. 

Sin embargo, el docente considera que Villa Celina, “en contra del sentido común, no cae en ese lugar sino que lo elige: asume, la incomodidad, las desventajas, a las dificultades de cualquier tipo como constitutivas de su forma de ver y de pensar el mundo. Y también, por supuesto, de escribirlo”.

Montoya entiende que esta perspectiva aplica al Barrio Las Américas, en general, y al Instituto Galileo Galilei, en particular, “porque de hecho es ahí en donde nace, y en donde se nutre en forma permanente, gracias al invalorable e infinito aporte de las pibas y los pibes que asisten al colegio, y estudian literatura en cualquiera de sus años”. 

Este jueves 30 de octubre, la cita es en la escuela Galileo Galilei, donde se podrá disfrutar de una muestra que incluirá la presentación de los libros, los procesos creativos detrás de ellos, y, por supuesto, los relatos que dan voz a los jóvenes escritores del barrio.