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Arte y Espectáculos 15 de abril de 2018

“Un festival de jazz que desaparece es una desgracia para todos los músicos”

Ricardo Lew reflotó la banda Explossion, originaria de los 80, y agradece la existencia de los festivales de jazz. Dice que la música bien tocada "no tiene época".

Ricardo Lew.

“Como músico de jazz tengo que dar una mano si puedo -dijo Ricardo Lew, guitarrista de la banda Explossion-, porque un festival de jazz que desaparece es una desgracia para todos los músicos”. Por eso estuvo en Mar del Plata, para participar del tradicional Festival Jazz en Abril, que terminó ayer y cumplió treinta años de vida. Amigo de Ferio Espinosa, el músico y productor que organizaba este ciclo, Lew pensó que el festival iba a desaparecer tras la muerte de Ferio. “Por suerte tomó la posta Soledad (Curien, baterista de jazz) y salió a pelear”, dijo a LA CAPITAL.

Lew tiene setenta años de vida y sesenta de carrera: empezó con su papá a los diez, tocando la guitarra en los cines, antes y después de cada película. Como sesionista, pasó por los discos de todos los grandes: desde Sandro y Hugo del Carril a Goyeneche, Piazzolla y Pavarotti. “No se me escapó nadie gracias a Dios, porque así se me hizo el paladar para poder hacer todo tipo de música”, agregó. Además, otro de sus pergaminos es haber sido integrante de la recordada “La Banda Elástica”.

A Mar del Plata trajo la versión 2018 de Explossion, una banda de jazz fusión que se armó a mediados de los ´80 en Buenos Aires y que integraron, entre otros, él, Rubén Rada y Luis Cerávolo. Llegaron a grabar un disco que no salió a la luz porque ninguno de los integrantes estuvo conforme con el sonido registrado. Y Explossion se desinfló: cada músico siguió su camino en otros grupos.

“Tuvimos un parate grande porque todos, por separado, teníamos mucha actividad y costaba congeniar horarios”, reconoció. Casi treinta después, con otra calidad de sonido en los estudios de grabación y más sofisticación tecnológica, los Explossion reflotaron aquel viejo disco, que titularon “El sonido de una leyenda”. En diciembre pasado lo presentaron en vivo con el mismo Rada desde la percusión. Y, aunque con otra formación, siguen tocando en vivo las composiciones que nacieron en los ’80. Con ese plan llegaron a Mar del Plata.

“Mar del Plata es una ciudad muy cara a mis sentimientos, acá han vivido muchos amigos, acá estuve dos temporadas maravillosas de teatro, en los ’90, con la La Banda Elástica, hicimos tres meses”, repasó. “Vine con todo, vine a sacarle el jugo a este festival, es un festival importante, uno de los pocos con tanta antigüedad y es un momento duro no solamente para el jazz sino para todo en general, así que creo que los músicos de jazz no nos podemos permitir que este festival desaparezca”.

– ¿Mantiene actualidad un disco pensado en los ’80 y sacado a la luz en 2017?

– Creo que esa música no envejeció. Hacemos jazz fusión, está muy cerca al latin jazz, con candombes, salsas, toques de la percusión y congas que le da un toque latino. Nosotros seguimos haciendo el estilo que hacíamos en esa época porque lo primero que pensamos es que la gente que conoció Explossion iba a venir a vernos. Estamos pensando en nuevos temas para darle cierta evolución y no quedarnos congelados. Salvando las distancias, es como si Troilo envejeciera, o Pugliese o el Quinteo de Miles Davis. Yo digo, no, es la música de un momento, para mi no envejece. Yo escucho a Coltraine que murió en el ’67 o Montgomery que murió en el ’68 y para mi tiene una actualidad tremenda. Yo suelo dividir a la música en buena o mala o mejor dicho en bien tocada o mal tocada y cuando está bien tocada creo que no tiene época. Cuando presentamos el disco, en Buenos Aires, vinieron chicos jóvenes a la presentación. Hay cierta avidez de los chicos por escuchar este tipo de música que es diferente a lo que ellos escuchan.

– Con sesenta años de carrera, ¿sigue siendo placentero tocar la guitarra?

– Totalmente. Además mi agradecimiento con la música es eterno, no sé cuanta gente trabaja de hacer lo que más le gusta en la vida. Y yo tuve una buena vida, tuve tres hijos, los pude educar, cada uno tenía su habitación en casa, era una casa grande… más no quiero ni puedo pedir. Realmente la música me ha dado todo. A mi me hace muy feliz tomar mi instrumento y sentarme a tocar, con quien sea. Actualmente integro la Orquesta del Tango de la ciudad de Buenos Aires, es una orquesta enorme, maravillosa, con cinco bandoneones, doce violines, tres chelos, suena maravillosamente. Entré en el 2007 por concurso y me fascina tocar ahí. Cuando vienen los ensayos voy con unas ganas… Yo no se si un escribano termina de hacer un balance y siente el placer que yo siento.

– ¿Y la jubilación?

– Podría haberme jubilado pero no quiero. Emocionalmente seguro que es ahora cuando mejor tocás, porque para hacer cierta música hay vivencias que uno pone. No se me ocurre otro trabajo donde uno disfrute tanto de hacer lo que tiene que hacer para vivir.