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La Ciudad 13 de enero de 2019

Sucia, en ruinas y sin baños: así está la playa pública que anunció Arroyo

El Municipio administra este verano el balneario 5 de La Perla, pero está en las antípodas de las playas equipadas por la Provincia. Kilos de basura, ratas, sanitarios tapados y sin agua, caños oxidados e indigentes que duermen entre escombros. Usuarios, guardavidas y vendedores coinciden: "Es una mugre".

“Una playa limpia da paz”. El cartel cuelga de una baranda oxidada sobre escalones de cemento rotos en el acceso a la playa pública que desde este verano administra el Municipio en La Perla, en el balneario N° 5, como anunció antes de la temporada el intendente Carlos Arroyo. Los baños clausurados, tapados y sin agua; basura por doquier, colchones y pertenencias de personas en situación de calle que pernoctan en las ruinas del balneario, desechos, ratas, pastos largos y mosquitos constituyen la postal de todo lo que no debería ser una playa y la ubican en las antípodas, pero a unos pocos cientos de metros, de las que están completamente equipadas por el gobierno de María Eugenia Vidal.

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A escasos metros de las lujosas piletas, carpas, reposeras, juegos y vestuarios que ofrecen las unidades turísticas aledañas está el balneario 5 de la Perla, hasta hace dos veranos conocido como “Terrazas” -algunos todavía lo identifican como tal- a partir de la concesión que el Ejecutivo local dio de baja cuando el intendente firmó el carácter público de esta playa, en simultáneo al anuncio de la gobernadora en torno a las playas que por segunda temporada equipó la Provincia.

En octubre, dos meses antes del verano, tras los descuentos anunciados por Vidal para la temporada en el marco del programa “Mar del Plata te hace feliz”, Carlos Arroyo manifestó: “El Municipio va a contribuir con una playa, acabo de firmar el carácter público del balneario Perla 5. Yo creo en el uso público de las playas, voy a respetar todo lo que está privado pero voy a tratar que el ciudadano que quiera ir con su propia sombrilla, la pueda colocar donde quiera”.

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En pleno enero, LA CAPITAL recorrió la playa administrada por el Municipio. A simple vista, caños oxidados, pocos cestos de basura sin opción para separar los residuos, accesos abandonados, pastos y yuyos que brotan del cemento y pocas familias distribuidas a lo largo de la arena con una queja repetida: la falta de baños, que están sin agua y fuera de servicio por estar tapados, con una cámara séptica literalmente al borde de rebalsar. Pero en una inspección más en detalle, el abandono total queda en evidencia en varios aspectos.

La infraestructura que quedó del balneario está prácticamente en ruinas. Puertas tapiadas, vidrios rotos, maderas y caños desperdigados. “Baños públicos a 20 metros”, dice engañosamente un cartel escrito con fibrón que no advierte el estado inutilizable ni la falta de agua en los sanitarios. En varios sectores se acumulan kilos de todo tipo de basura pudriéndose bajo el sol, entre una invasión de mosquitos y algunas ratas que encuentran allí algo de alimento.

En el mismo lugar hay colchones y pertenencias de personas en situación de calle que aprovechan el descuido absoluto del Municipio sobre este lugar para pernoctar. “Es un asco todo esto, saquen fotos porque da vergüenza”, dice una mujer en malla recién salida del mar a LA CAPITAL al verse obligada a salir de la playa y subir hasta la avenida Independencia para poder pedir prestado el baño de un café debido a que los de la playa están clausurados.

BAÑOS CLAUSURADOS

Juan se identifica como un “vendedor” y cuidador del lugar. Asegura, junto a otros hombres que lo acompañan, que “se gana el mango” manteniendo los baños, pero este fin de semana debieron ser clausurados otra vez. “Hace como dos años está todo así, da asco”, dice.

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Enseguida invita a este medio a tomar registro de la montaña de basura acumulada detrás y a los costados de la estructura en ruinas. “Esto está abandonado, mirá la mugre, está lleno de ratas, son una plaga”, cuenta.

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Los baños están cerrados por dos motivos: no tienen agua (Juan y los demás resuelven esto yendo a juntar agua de mar en unos baldes de pintura para ofrecerle a los turistas y marplatenses) pero fundamentalmente porque “la cámara está rebalsada y no viene nadie de la Municipalidad ni de Obras Sanitarias” a reparar el problema.

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Entonces Juan levanta la tapa y con un tubo ejerce presión para desagotar manualmente la cámara llena de desperdicios, aguantándose el olor a podrido. Antes lo intentó uno de los hombres que lo acompañan y terminó cortándose la mano. Ellos mismos se encargan de avisarle a la gente sobre el problema, disculpándonse por la dejadez ajena.

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“Esto lo hizo Arroyo, ¿qué querés?... Disculpe señora, está clausurado el baño, vamos a ver si para la tarde lo podemos destapar”, se interrumpe a sí mismo para informarle la situación a una familia turista.

FALTA DE CONTROL

En general, las familias que concurren a esta playa llevan sus propios elementos para resguardarse del sol. Pero quienes necesitan una sombrilla, agua caliente para el mate, galletitas o alguna golosina se dirigen a un pequeño kiosco ubicado entre las ruinas del balneario.

“Esto es Terrazas, todavía se llama así. La playa es pública y está viniendo poca gente”, cuenta un joven que trabaja en el lugar, un espacio pequeño, comprimido, oscuro y sin comodidades ni accesibilidad para los clientes.

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“Acá nadie controla nada, de la Municipalidad nunca vienen nadie y así está todo, es un asco”, comenta.

Más tarde, los vendedores y también los guardavidas de la playa contaron que este pequeño kiosco estaría bajo el manejo de un exempleado del balneario que, cuando el Municipio dio de baja la concesión, “se metió” para explotar el comercio durante la temporada aprovechando la falta absoluta de presencia y control por parte del Ejecutivo local.

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GUARDAVIDAS: “ES UNA MUGRE”

“Queríamos que ésta fuera una de las playas equipadas de Vidal como las que están más allá”, dice uno de los guardavidas de la playa administrada por el Municipio, señalando hacia el norte, hacia donde está el balneario público con el color verde que a la vista identifica al primero de ellos.

Entre comentarios por el conflicto salarial que estuvo al borde de desencadenar en un paro este fin de semana de no haber sido por la conciliación obligatoria que dictó el Ministerio de Trabajo, los guardavidas del lugar remarcan la suciedad que hay en esta playa y el problema que implica la falta de baños.

“Es una mugre, nosotros hablamos con la gente para que cuide, pero lo que quedó del balneario está así de sucio hace como dos años”, contó uno de los trabajadores y aseguró que de la Municipalidad, “no viene nadie”, pese a haber quedado a cargo del espacio público.

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Los guardavidas “ponen la cara” por el balneario y son quienes deben informarles a los turistas y marplatenses que concurren a Perla 5 que, por ejemplo, los baños no funcionan. “Nosotros nos acostumbramos a ir al baño antes de salir de casa y después te la aguantás hasta que te vas. Pero la gente se tiene que ir hasta arriba a la avenida y pedir usar el sanitario de algún café apelando a la buena voluntad de los dueños”, dijo.

En este puesto de guardavidas, afortunadamente, el personal a cargo de la seguridad de la playa asegura que cuenta con los insumos necesarios para desarrollar su tarea. Tal vez esto sea lo único que funciona bien en el lugar.

Pero el problema, dice, “es el abandono de esta playa, nada que ver con las que equipó Vidal que tienen baños, lockers, juegos, Wi-Fi; como deberían ser todas las playas públicas, pero esta la maneja Arroyo”.

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FESTIVAL PLAYAS LIMPIAS, PARA REVERTIR EL ABANDONO

Para paliar la suciedad y el abandono, los guardavidas informaron que este domingo 13 de enero desarrollarán el segundo “Festival Playas Limpias”, que desde las 14 permitirá disfrutar en Perla 5 de más de 10 bandas en vivo, muralismo, surf, yoga y más actividades.

La iniciativa nace de los propios guardavidas que “cansados de encontrar la playa sucia” se disponen a limpiarla e invitan a la gente a sumarse. Durante la jornada, 13 artistas plásticos de la ciudad realizarán un gran mural para embellecer el lugar, con el objetivo de promover los valores de la ecología y el respeto por el mar.