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La Ciudad 18 de octubre de 2019

Marplatenses viven con tristeza, bronca e impotencia las masivas protestas en Barcelona

Argentinos radicados en la ciudad que se volvió escenario de multitudinarias movilizaciones independentistas y violentos incidentes compartieron con LA CAPITAL su mirada en torno a la cruda situación en las calles de Cataluña.

Fotos: EFE

Los ojos del mundo están puestos en Barcelona. Desde hace cuatro días, las calles de una de las ciudades más hermosas del mundo se volvieron escenario de masivas protestas y violentos incidentes en medio de la lucha independentista que hace tiempo viene gestándose en Cataluña y que se encrudeció esta semana a raíz de una sentencia judicial que condenó a nueve líderes secesionistas.

Las multitudinarias manifestaciones se tradujeron este viernes en una huelga de importantes dimensiones con carreteras cortadas, enfrentamientos entre distintos grupos y el bloqueo del acceso a la Sagrada Familia, uno de los sitios más visitados por los turistas.

Barcelona es, entre muchas cosas, la ciudad que miles de argentinos eligieron en los últimos 20 años en busca de una nueva oportunidad laboral y de desarrollo profesional, dejando atrás a la Argentina.

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Entre ellos, como en todo mundo, hay una gran proporción de marplatenses. LA CAPITAL habló con jóvenes y adultos que residen en la región y que viven la crítica situación con bronca, impotencia, tristeza, pero también con el recuerdo de algunos momentos de fuerte conflictividad social en Argentina.

Como entre los españoles, algunos marplatenses mantienen miradas neutrales -incluso distantes- de la realidad que allí acontece, mientras que otros tienen una perspectiva crítica, con posiciones divididas entre quienes reivindican o rechazan a los independentistas y quienes lamentan en todo sentido lo que está ocurriendo por el caos que se trasladó a las calles.

Tensión permanente, autos incendiados en las calles, hierros retorcidos, múltiples focos en llamas y contenedores inmolados se volvieron esta semana parte de una triste postal cotidiana en Barcelona.

La otra cara, es la fuerza del movimiento independentista que se manifiesta pacíficamente. Pero en muchos casos, al caer las noches, las manifestaciones pacíficas se convierten en cataratas de violencia que ya dejaron a casi un centenar de personas detenidas y unos 200 heridos, entre el oportunismo de algunos y la intervención de grupos de ultra derecha.

“Barcelona no merece esto”

A Camila Taday, una arquitecta marplatense que eligió Barcelona para vivir, este viernes la invitaron a trabajar desde su casa, en medio de la huelga que se vivió en Barcelona. La empresa británica para la que trabaja envió correos electrónicos a sus empleados sugiriéndoles evitar las calles y cumplir con sus tareas desde sus hogares.

“El lunes empezaron las manifestaciones y las vi desde cerca en mi trabajo que es en Paseo de Gracia. En principio se veía solo gente que caminaba, pero a medida que pasaban los días, amanecías y veías el asfalto quemado y semáforos caídos“, relató la joven, conmocionada por la situación.

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Camila trabaja cerca de donde se concentran las marchas. “Nos recomendaron hacer homeworking. No se puede estar en esas zonas. Me da pena que haya gente que rompe la ciudad mientras otros simplemente hacen la marcha tranquilos“, describió y comentó: “Me da mucha bronca. Entiendo la protesta, pero ninguna ciudad merece esto. Barcelona es tan hermosa que me da más bronca aún. Ojalá pronto esté todo más tranquilo”.

“La indignación es grande”

El arquitecto marplatense Eduardo Alessandría vive desde hace 16 años en Badalona, la cuarta ciudad de Cataluña en número de habitantes.

“La sensación es de impotencia, el Estado español no ha sido capaz de buscar un encaje político a la demanda de más de 2 millones de catalanes que sólo quieren votar en un referéndum sobre la relación futura con España”, indicó a LA CAPITAL.

“Han cerrado la puerta a la política y encerrado a los políticos disidentes en la cárcel con condenas absolutamente desproporcionadas”, dijo y advirtió que mientras tanto “el aparato mediático esconde esta vergüenza e intenta justificarla con disturbios puntuales y minoritarios que están sucediendo sobre todo en ciudades grandes”.

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El escenario que este arquitecto percibe desde que comenzó la semana es “de protesta continua”, debido a que “la indignación de la gente es grande porque el juicio ha sido una farsa plena de irregularidades”.

La gran manifestación de repulsa a la sentencia del Tribunal Supremo español se apone a las condenas a penas de entre 9 y 13 años de prisión para los dirigentes procesados por organizar un referéndum ilegal de “autodeterminación” en 2017.

En cuanto a los incidentes, Eduardo aseguró que las manifestaciones “son pacíficas” pero “siempre al final unos pocos arruinan en minutos la tarea pacífica de años”.

“Es cierto que hay infiltrados, que la policía actúa con una agresividad llamativa incluso contra gente grande que está solo en el lugar, y también es cierto que hay un sector independentista que se encara contra ellos, algo que está llamando la atención por no ser habitual”, añadió.

“Es muy triste todo esto”

Roberto Donadío, profesor de educación física especializado en fitness y preparador físico de rugby de 49 años, dejó atrás Mar del Plata y desde hace 12 años trabaja en Barcelona. En su caso, vive lo que ocurre con profunda tristeza.

“Es muy triste todo esto. Un grupo de violentos de ambos bandos aprovechan esto; es una guerra política que se trasladó a las calles después de algo que se sabía que iba a pasar”, sostuvo.

“Tito” vive a unas 12 cuadras de donde se suceden hace cinco días las masivas manifestaciones en las calles. A su entender, “Barcelona se está autodestruyendo” ya que “la mayoría de los que provocan incidentes son catalanes: independentistas y nacionalistas”.

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Su lugar trabajo, un centro deportivo, no hizo huelga y los profesionales pudieron ir a trabajar igual, mientras que gran cantidad de comercios y empresas abrieron, aunque “hubo apretadas: gente que la obligaron a cerrar y negocios escritos con aerosol”, dijo y finalmente en cuanto a la masividad de las protestas y el choque social comentó: “Estas son cosas que los argentinos conocemos muy bien”.

“Es un shock”

El ingeniero marplatense Luciano Wehrli trabaja desde hace tres años y medio en Barcelona, ciudad en la que claramente percibe que “se está viviendo un clima raro”, con “disturbios en lugares puntuales”, como consecuencia -primero- de “una sociedad divida o distanciada” pero también como reacción a “una dirigencia política irresponsable, fanatizada y emocionalmente comprometida con intereses personales que genera estas cuestiones”, dijo.

Al respecto, señaló que si bien en Argentina “es una costumbre” que se vivan protestas, esto no resulta habitual -y menos a esta escala- en España.

“Estos días pasaron la raya, de la manifestación a la violencia, algo que se ve como un shock porque no conocían esa faceta de la sociedad”, describió y advirtió que “hay gente que no es independentista ni nada; solo disfruta los disturbios y aprovecha la situación”.

Lógicamente lo que ocurre altera la calidad de vida. “Afecta en lo diario en el transporte, con cortes en diferentes puntos donde se suceden estas situaciones. Es un shock. El gobierno está teniendo prudencia y todos esperamos que esta situación cese lo antes posible”, afirmó.

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