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El País 10 de agosto de 2016

La víctima de la AMIA identificada 22 años después murió junto a su madre

Es una historia increíble. Lo buscaban vivo desde el 2002 como testigo y resultó ser el cuerpo aquel que quedaba sin identificar de la AMIA. Murió junto a su madre que había asistido a tomar un curso para el cuidado de enfermos.

BUENOS AIRES.- La Justicia identificó, 22 años después de la explosión que votó la AMIA, a la víctima número 85 que provocó la bomba y determinó que se trataba del hijo de otra de las personas fallecidas.

Estos estudios descartan la hipótesis de que esos restos no identificados hubieran pertenecido al conductor suicida que, según investigó el fiscal Alberto Nisman, habría sido Ibrahim Hussein Berro.

Pero como hay más restos no identificados, los responsables de la UFI-AMIA solicitarán nuevos peritajes para saber si corresponden a alguna de las víctimas o si podrían permitir reconocer a quien puso la bomba que estalló el 18 de julio de 1994.

Por lo pronto, ahora se sabe que la víctima 85 fue Augusto Daniel Jesús, quien al momento del ataque tenía 20 años y estaba en la AMIA junto a su madre, María Lourdes Jesús, también fallecida en el ataque, haciendo un curso para el cuidado de enfermos en la sede de la institución de Pasteur 633.

La información, difundida en la página de noticias de la Procuración General, precisó que la identificación fue posible a través de la asistencia pericial del Equipo Argentino de Antropología Forense (EEAF), del Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial de la Nación y del Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires.

Los fiscales de la UFI AMIA -a cargo de los fiscales Sabrina Namer, Roberto Salum y Leonardo Filippini- ordenaron la identificación una vez que se certificó la identidad de la madre y sobre comparaciones genéticas que muestran una correspondencia de 99,9999 por ciento.

Según se precisó, en 2002, sobre la base del hallazgo de su documento y de su cédula de identidad en el lugar del atentado, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°3 había encomendado a la policía su paradero, ante la posibilidad de que se encontrara vivo y para convocarlo como testigo en el marco del primer juicio por la explosión.

A pesar de los elementos de la causa que sugerían desde el inicio la posible identidad de Jesús, su individualización no había sido concretada hasta hoy y hasta se habían detectado irregularidades en el resguardo del cuerpo, enterrado en una fosa común en el Cementerio de la Chacarita.

La UFI AMIA ordenó tomar testimonios y dispuso el cotejo de la impresión de las huellas digitales asociadas durante la instrucción del entonces juez Juan José Galeano a la autopsia del cadáver con países vecinos y con registros provinciales, en cooperación con el Ministerio de Seguridad de la Nación para la confección de los juegos de copias de la mejor calidad disponible.

“La identificación dactilar de Jesús no había sido posible, a pesar de ser un ciudadano argentino documentado. Algunas de las huellas, además, no tenían la calidad suficiente para su cotejo. La prueba genética, ahora, permite concluir la identificación por una vía independiente y sólida y resulta determinante respecto del vínculo de Augusto Jesús con su madre, de modo de permitir concluir su individualización, a lo que se suman otras constancias del caso. Sin perjuicio de ello, la Unidad agotará las gestiones correspondientes al registro dactilar y a la búsqueda de las falanges faltantes, a fin ordenar el trámite de modo definitivo”, se añadió.



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