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Observatorio del Paisaje 28 de agosto de 2023

Espacios Biofílicos

Por Nico Antoniucci
Por Nico Antoniucci

En la línea de Tiempo el ser humano ha pasado más tiempo en la naturaleza que en el entorno construido. Podemos decir que en la extensa línea de tiempo (casi 2000 generacions de Homo Sapiens moderno), recién las últimas 15 o 20 han tenido que trabajar encerradas en oficinas por más de 8 horas. Eso es menos del 1%. Por eso nuestra especie sufre aún las consecuencias físicas y mentales de dicha adaptación y es por ello que la ciencia intenta, primero, dar una explicación y, en segundo lugar, tratar de llegar a una solución.

Una de las cuestiones más reiteradas es una inexplicable sensación de angustia relacionada al encierro entre cuatro paredes, en oficinas con puestos de trabajo con ausencia de espacios de interés visual, como obras de arte motivantes y, en este caso puntual, con motivos o composiciones de naturaleza verde que active nuestros circuitos emotivos. Por eso, a raíz de este antecedente se aplica a la arquitectura de espacios de trabajo la corriente arquitectónica que apuesta a los grandes espacios verdes dentro del interior de estos lugares. Esta corriente se denomina Arquitectura Biofílica u Oficinas Biofílicas. Cuanto más grande la intervención biofílica del espacio mejore resultados en los indicadores de stress se esperan. El ser humano es un animal emotivo y los espacios impactan directamente sobre los estados de ánimo.

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El entorno construido está tan relacionado con las emociones que desde la antigüedad se viene desarrollando su uso. Las primeras estructuras arquitectónicas emotivas fueron dedicadas a templos religiosos, luego a la morada de reyes, donde su fastuosidad debía reflejar el poderío económico y bélico del estado. Estructuras dedicadas a subyugar al visitante, a empequeñecerlo ante la autoridad. Muy lejos está hoy la corriente filosófica de la arquitectura, que tiende a funcionalizar las estructuras y a hacerlas más habitables. En esa corriente va la arquitectura biofílica: a hacer los espacios amigables bajando el stress provocado por la angustia del encierro y, por ende, crear las condiciones ideales para la mayor productividad y creatividad.

Por eso las grandes corporaciones han sacados sus cuentas y han decidido invertir no solo dinero sino sacrificio de espacio productivo en por de espacios recreativos y contemplativos para sus empleados. A nivel global tenemos el campus de Google en California, EEUU, por ejemplo. Que combina grandes espacios verdes interiores y exteriores donde la recreación de la mente está presente de manera activa y pasiva a cada instante. Para el arquitecto urbanista danés Jan Gehl, un paisaje urbano para que sea atractivo debería diseñarse de modo que una persona a pie, recorriendo a 5km/h, encuentre algo interesante cada cinco segundos. Así es como uno se siente en estos edificios, estimulado permanentemente por su paisaje. Aquí en Argentina también comienza a cobrar fuerza estas corrientes en empresas globales como Mercado Libre, por ejemplo, que ha destinado no pocos recursos de espacio a la composición de paisaje natural. Aquí en Mar del Plata, otra empresa de sofware, Making Sence, también va por la misma vía.

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Peter Kahn, sicólogo y escritor analiza una de las alternativas a la aplicación de paisaje en el interior de habitaciones simulándolos a través webcam y proyectada en una pantalla aplicada a una ventana versus la observación de un paisaje real a través de la misma ventana. Kahn cuenta que los resultados de la imagen en la pantalla no producían en los observadores las respuestas fisiológicas con signos reparadores como sí lo produce la imagen real. Sin embargo, pudo demostrar que ante la nada, en ambientes de oficina una pantalla qué mirar con imágenes de naturaleza mejoraban la calidad del tiempo transcurrido como la productividad.

Irse hacia el otro lado tampoco es producente: llenar un ambiente de plantas imitando lo profundo de una selva haría el espacio “sobrecogedor” activando sistemas neurológicos que activan el miedo, como nos ocurriría si nos sueltan en la espesura de la jungla, con poco espacio visual para anteponernos a los peligros y prevenir nuestra salvación. La vida se trata de equilibrio y armonía y hacia allí debemos caminar. Los espacios moderan activamente nuestros estados de ánimo y ellos nuestra conducta y productividad