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Deportes 26 de mayo de 2020

“A mí el coronavirus no me va a retirar”

Rubén "Siru" Acosta, siempre con la guardia alta. El púgil de 41 años entrena en su casa y planea volver a combatir cuando termine la cuarentena. Mientras, trabaja para Desarrollo Social repartiendo bolsas de alimento. "Esto es peor de lo que parece", señaló.

El año pasado se cayó de un techo y volvió a combatir y a organizar festivales. No es fácil correr de arriba del ring a Rubén “Siru” Acosta. Ahora el interminable boxeador, radicado desde hace décadas en esta ciudad, le pelea a la pandemia practicando en su hogar todos los días. “Nos conectamos mediante el Zoom con mis hijos y con Santiago Sánchez para entrenar. Hago todo lo posible en casa, no quiero exponer a nadie. Pero a mí el coronavirus no me va a retirar”, le dijo a LA CAPITAL.

“Siempre estoy en contacto con alguien para ver cómo vamos a salir de esto. El otro día me llamaron para ver si estoy disponible para hacer una pelea en el exterior, si es que liberan los vuelos, en setiembre u octubre, en un festival a puertas cerradas. Claro que estoy dispuesto, pero necesito dos meses para prepararme en un gimnasio. Si no sale lo de combatir afuera, mi idea es darle la revancha a César Reynoso y, si le gano, desafiar a Braian Suárez, el campeón argentino de los mediopesados. Pero si Reynoso me gana, me retiro”, afirmó.

El entrenamiento y los planes para el futuro coexisten con su otra ocupación. “Siru” Acosta es empleado municipal y trabaja repartiendo alimentos para la Secretaría de Desarrollo Social, una ocupación que lo pone en contacto todos los días con la realidad y el sufrimiento de la gente. “No damos abasto, esto es peor de lo que parece, veo que la gente no tiene un mango. Hemos llevado alimentos a gente que vive en la zona de Playa Grande y Varese. Yo no lo podía creer, pero te da una idea de lo mal que se está”, sostuvo el campeón sudamericano de los mediopesados.

“El otro día iba a llevar una bolsa de alimento y el apellido me resultaba conocido. Cuando llamé a la puerta, me abrió un boxeador amateur que conozco. Y le dio mucha vergüenza cuando me vio. No me voy a olvidar más de cómo me miró. ‘Lo pedimos porque lo necesitamos’, me dijo. No podía sacármelo de la cabeza”, contó “Siru”.

“Me preocupa mucho lo que está pasando. Los gimnasios hacen mucho trabajo social, contienen a muchos chicos, y ahora están cerrados. Ya supe de un pibe que mataron que iba a Guardavidas. Más de un gimnasio se va a fundir.

¿Cómo hacen para pagar los alquileres si están cerrados? Nazareno Ruiz vive del gimnasio, el Mono Briñón y Fernando Sosa también…El otro día hablaba con un amigo, que tiene un gimnasio con estructura y empleados en blanco, y se está volviendo loco. Lo que hizo en quince años lo puede perder en dos meses”.

“Entiendo que los gimnasios quieran protocolo, pero ya nos adelantaron que será muy difícil. El nuestro es un deporte de contacto físico. Somos de las últimas actividades que reabrirán lamentablemente. Y nos tendremos que olvidar de los festivales por un buen tiempo. Siempre vivimos de las entradas, pero nos tendremos que adaptar.

Buscar más cantidad de publicidades para sostenerlos a puertas cerradas y acercarlos a la gente a través del streaming. El otro día le fui con esa idea a un empresario amigo y me contestó: ‘¿Y con qué boxeadores los vas a hacer?’. Y tenía razón. Si no hay nadie entrenado como para armar algo. Una vez que termine la cuarentena, habría que esperar unos cuarenta y cinco días para que los boxeadores estén en condiciones de subirse a un ring y a puertas cerradas”, finalizó “Siru”.