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Deportes 22 de marzo de 2021

A mirar los play-offs por streaming

Peñarol se quedó otra vez afuera de la postemporada. La caída de Argentino por la mañana selló una eliminación cantada. Tercera temporada consecutiva afuera de las instancias decisivas de la Liga Nacional.

Peñarol terminó siendo tan fluctuante como los estados de ánimo de Tony Mitchell, su jugador más capaz.

por Sebastián Arana

 

Peñarol dependía de un milagro y no se produjo. Con la victoria de Gimnasia de Comodoro sobre Argentino de Junín por la mañana se consumó lo que se preveía. El equipo marplatense quedó afuera de los play-offs de la Liga Nacional de Básquetbol por tercera temporada consecutiva, acentuando el declive de los últimos años.

Después del torneo 2015-2016, el del efímero regreso de Sergio Hernández para comandar su última temporada en el equipo, Peñarol anduvo a los tumbos por la competencia.

En el certamen posterior, con Marcelo Richotti como DT, finalizó decimoquinto y quedó afuera de los doce que jugaban la fase final.

En el siguiente, el primero de los dos de Leonardo Gutiérrez como entrenador, sí jugó play-offs (1-3 vs. el campeón San Lorenzo), pero porque lo hacían los dieciséis primeros. Y fue decimosexto. Hasta ese momento, la más baja ubicación histórica.

La temporada 2018/2019 fue aún peor. Decimoctava posición y salvado de jugar el play-offs por no descender ganándole a Quilmes en tiempo suplementario en el último partido de la fase regular.

El último torneo no tuvo play-offs porque la pandemia de coronavirus interrumpió la competencia. De todos modos, marchaba en el decimocuarto lugar y estaba lejos de esa pelea.

Esta temporada, si bien estuvo un poco más cerca de lograr el objetivo, tampoco lo consiguió. Sólo resta definir la posición final, pero volvió a quedar en deuda.

Hasta la última “ventana”, sin embargo, las posibilidades de llegar a play-offs estaban abiertas. Y las incorporaciones de Carlos Sandes y Sundiata Gaines alimentaban la ilusión.

Sin embargo, Peñarol perdió tres de los cuatro juegos que disputó contra los equipos que peleaban por el mismo objetivo y perdió toda posibilidad. Y dejando una impresión fea, la de depender, en lo bueno y en lo malo, de cómo estaba un sólo jugador: Tony Mitchell. En el tramo final, no hubo equipo y el desenlace fue lógico.

Que en las últimas fechas se haya fallado deportivamente, de todos modos, no es lo más preocupante. Lo peor fue el recorrido.

Una vez más los anuncios iniciales de priorizar a los pibes y las intenciones de austeridad terminaron con los primeros jugando poco (con las excepciones de Valinotti y Monacchi) y con erogaciones crecientes en extranjeros y criollos (incluido cambios de entrenador) para frenar la caída. Cambiando siempre sobre la marcha, todo es más difícil.



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