Agüero: “La mayoría de las veces el juicio técnico es una puesta en escena”
En la séptima entrega de "Penalistas", la abogada Noelia Agüero cuenta que se especializó en la modalidad del juicio por jurados porque "es un cambio muy positivo" en el fuero penal, que "se apuesta al sentido común". "Hay doce personas que se tienen que convencer. Ese es el verdadero litigio para mí", opina.
Noelia Agüero dice que "todavía vivimos en un mundo ultra machista, sobre todo en el derecho penal".
Por Bruno Verdenelli
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A poco menos de una década de que se implementaran los juicios por jurados en Mar del Plata, varios abogados decidieron especializarse en esa modalidad tras considerar que se trata de un cambio sumamente positivo en el servicio de administración de justicia. Es el caso de Noelia Agüero, quien además participó, y con éxito, de uno de los debates orales de este tipo que mayor repercusión tuvo.
En la séptima entrega de “Penalistas”, el ciclo de reportajes audiovisuales de LA CAPITAL con profesionales locales del derecho, la letrada explica los motivos por los que considera que se trata de un proceso que “apuesta al sentido común”, y deja en evidencia la burocracia judicial.
-Doctora Agüero, usted es una de las abogadas penalistas jóvenes que interviene hoy en el Fuero Penal de Mar del Plata. ¿Cómo es eso de empezar una carrera en ese mundo del delito, de los casos graves de la ciudad?
-Yo creo que uno no sabe donde se mete al principio. Yo arranqué como practicante a los 22 años, estaba próxima a recibirme… Empecé a trabajar una fiscalía. Se dio así. En ese momento había muchos pasantes, había muchos que trabajábamos ad honorem en Tribunales y así arranqué y me encantó, sin perjuicio de que estuve del lado de la fiscalía, desde este lugar de la acusación, de perseguir al imputado. Después tuve la gran oportunidad de trabajar en un estudio muy importante de Mar del Plata. Estuve diez años prácticamente con la doctora Perelló y ahí terminé de amar lo que hago. Yo siempre digo que tengo mucha suerte de hacer lo que me gusta y esto es lo que amo, y sobre todo estar del otro lado, que es la defensa.
-¿Y por qué salir del ámbito público para pasar al ámbito privado? ¿Cómo se dio esa decisión?
-No, no fue una decisión tampoco. Hoy si pudiera elegirlo, lo elegiría una y mil veces. Se dio así porque no hubo ningún cargo en Tribunales y tuve la oportunidad de trabajar en el ámbito privado y en buena hora, siempre digo lo mismo. De hecho, yo pienso nunca concursaría, no me interesa tener ningún cargo, ser jueza o fiscal. Amo la profesión. Uno tiene una libertad absoluta en trabajar, en pensar la estrategia… Yo creo que el sector público ya tiene todo determinado y vos no. Vos tenés que darla vuelta y eso es lo interesante. Es decir, ¿está todo establecido? No, yo tengo que buscarle la vuelta para que esto salga como yo quiero que salga, para que a mi defendido lo declaren no culpable, se diría en un juicio por jurados… Entonces es más fascinante, al menos para mí, porque creo que el sector público hoy por hoy, a mí me parecería como aburrido.
-¿Se refiere a lo que es burocrático, no? ¿A los pasos burocráticos de una investigación?
-Exactamente… Tenemos un aprehendido. Después pedimos la conversión en detención… Después, generalmente, siempre se pide la prisión preventiva porque se reúne prueba tal y tal… Entonces uno tiene que decir sí, no… Esta prueba tiene esta visión. Hagamos estas preguntas a los testigos… Veámoslo. Demos vuelta la historia. Eso es lo que a mí me interesa.
-Le parece aburrido…
-Un poco. Es que en realidad es como decir, está todo establecido, y nosotros tenemos la oportunidad de darle la vuelta a la historia y lograr otros resultados que no son los esperables.
-¿Y qué otras diferencias encuentra?
-Bueno, eso me parece que es lo primordial. Después, otra diferencia que también me parece muy importante es que yo soy muy respetuosa de las presuntas víctimas o de víctimas, pero también creo que el derecho no es pro imputado. Siempre se dice: “No, tenemos derecho, los imputados tienen sus derechos…”. No, yo creo que los derechos son de las víctimas y también eso está preestablecido, y el imputado está en un lugar menor, está en el banquillo ya de por sí desde el primer momento, aunque no haya una condena, y eso es una condena. Eso también me parece una diferencia crucial.
-¿Cómo cree que funciona hoy el fuero penal en Mar del Plata?
-Funciona. Hay pocos fiscales, hay mucho trabajo… Si bien hace poco me enteré que hay nueve puestos todavía esperando para nombrar, hay jueces, hay cámaras que…
-¿Hay pocas mujeres?
-Por supuesto, solamente está la doctora Irianni, integrando uno de los tribunales, y después en Correccional hasta hace poco estaba la doctora Camadro, que se jubiló, y queda solamente la doctora Fernández. Siempre somos pocas.
-¿Por qué cree que es así?
-Y porque vivimos en un mundo todavía, por supuesto, ultra machista, sobre todo en el derecho penal. El doble discurso me molesta… Que estamos en igualdad. No estamos en igualdad. Por algo somos menos. Los cargos siempre son para para ellos. Por eso también nosotras somos menos trabajando afuera también. Creo que no se nos da el lugar, no se nos da el espacio y si queremos avanzar, siento que que hacen algo, hay movimientos o lo que fuera, o ya está establecido que se tenga que retroceder.
-¿Sufrió alguna situación puntual que se pueda comentar, que usted recuerde, en la que sintió tal vez ese rechazo, esa discriminación por ser mujer?
-Al principio cuando era mucho más joven, pero quizá también por este prejuicio de la edad…
-Por ser joven…
-Por ser joven, pero también sentía que era por ser mujer. No tengo nada puntual, no voy a hablar de nadie puntualmente, pero sí como diciendo: “Pero doctora, cuando usted iba a la escuela yo estaba alegando en tales juicios”. Entonces mi respuesta fue: “En buena hora, porque a mí me encanta ser joven y tener experiencia”. Esa fue mi respuesta corta.
-Tampoco me parece, por el perfil de abogadas penalistas que llevo entrevistando, que sean profesionales que piensan que les tienen que dar un lugar solo por ser mujeres, sino todo lo contrario… Que quieren su lugar porque saben que está en capacitadas para ocuparlo.
-Claro, por eso fue mi respuesta ese día y eso que tenía, no sé, creo que diez años menos. Ahora, yo siento que me puedo imponer y puedo estar a la altura de cualquiera de ellos.
-¿Qué piensa que tiene que cambiar en el fuero penal? ¿Qué ve que se haya modificado en el último tiempo que le parece positivo? ¿Y qué le parece negativo todavía?
-Yo veo como muy positivo la implementación de juicios por jurados. Absolutamente.
-Bueno, estuvo en uno muy grande, muy importante…
-Estuve en uno muy importante. Bueno, todos los conocemos, es el famoso caso que hoy se llama Fallo Pittman, pero en su momento fue conocido por el Camping El Durazno.
-Se hizo en el Auditorium.
-Se hizo en el Auditorium. Eso le dio una dimensión que nadie creía. Enorme, enorme… Y yo creo que este cambio es radical porque todo reposaba en el “Señor Juez”, con todo el respeto que se merecen, por supuesto, con esa figura del gran juez que uno se tiene que levantar cuando ellos pasan… Este, el jurado, es gente común…
-Yo no me levanto…
-Perfecto.
-No les gusta…
-Igual ahora ya esto se está modificando. Ya en las audiencias nos dicen: “No, por favor, nos estamos aggiornando”. Pero yo creo que se debería implementar en todas las provincias. Bueno, en Santa Fe hace poco, Buenos Aires fue en el 2013… La pionera fue Córdoba, pero es un modelo escabinado, que significa que hay ciudadanos y jueces, todavía, técnicos. Pero creo que ahí están las verdaderas garantías. Ahí tenemos un juez que decide qué prueba va a entrar, pero que no la va a valorar. Y eso es un montón, porque a veces pasa, te voy a dar un ejemplo puntual, que le decimos: “Señor juez, yo quiero que entre tal prueba”. Pero el juez ya leyó todo el expediente, y al momento de dictar sentencia yo creo que muchas veces está preestablecida, y entonces es una puesta en escena, me parece, el juicio, el debate… No en todos los casos, pero en la gran mayoría… En cambio, estamos ante un jurado donde las garantías se respetan realmente, donde uno puede preguntar y el juez no puede interrumpir. Muchas veces me ha pasado que yo estaba en el mejor momento de mi testimonio y, en este caso fue una jueza, me interrumpió y para intentar anular la pregunta y que el testigo dé otra respuesta. Entonces yo ya me di cuenta cuál iba a ser la sentencia en definitiva…
-¿Y fue así?
-Y fue así… Acá no se pueden hacer preguntas. Acá, el chiste, o por decirlo de alguna manera, la gran cuestión va a estar en la litigación, en los abogados que litigan… Si te vas a oponer o no… En fijarte si la pregunta está bien hecha para que te opongas. Ese es el verdadero litigio para mí. En definitiva, se apuesta al sentido común. Hay doce personas que tenés que se tienen que convencer. Entonces me parece que esa es la gran modificación y que la celebro y que espero que todos los países… Perdón, todas las provincias, podamos aggiornarnos, porque hay muchos países que ya los han establecido. En realidad el juicio por jurados siempre fue el juicio por jurados. Los juicios técnicos fueron la novedad en su momento… El juicio por jurados está desde Grecia, desde Roma, y después se inventó la figura del juez… Pero lo cierto es que el jurado clásico es el juicio por jurados y yo celebro que estemos volviendo a eso, aunque la gente no lo entiende que estamos volviendo, en realidad. Entonces eso me parece a mí, en lo personal y en lo profesional, un gran avance.
-¿Qué le dice a las más jóvenes que incursionan en el derecho penal?
-Que sean tenaces. Me parece que resistir en esto… Igual yo creo que ellas ya vienen en otro momento absolutamente distinto, en donde si bien todavía nos falta, como te dije al principio de la entrevista, estamos en un momento más avanzado, en que tenemos un lugar, un espacio… Y que si realmente el derecho penal es su vocación y es lo que aman hacer, que persistan, que piensen que también uno, como todos los trabajos, tiene que resistir un montón de cuestiones como altibajos y demás… Pero yo creo que tienen que creer en que somos capaces, y en resistir.
-¿Se eligen los clientes?
-En mi caso sí.
-Por ejemplo, ¿a quién no defendería? ¿En qué se basa su elección?
-Esta es una pregunta muy crucial para mí, porque he sentido que muchas veces se me ha ubicado en el lugar de abogada defensora de violadores… Porque lo he sentido, me lo han dicho en la cara, me han gritado… Y yo quiero decir que yo no ando con moralinas ni mucho menos, pero yo solamente cuestiono o tomo causas de abuso sexual o presunto abuso sexual cuando sé que la denuncia falsa, porque uno lo ve, es cortado con la misma tijera y pasa en repetidísimas veces. Entonces sí, porque yo celebro nuestros derechos, pero tampoco nos aboquemos a abusar de eso y saber que una mujer, por la simple razón de ser mujer, puede ir a denunciar y se le va a tomar igual, y la denuncia, si es de abuso sexual, es abuso sexual… Entonces yo siento que ese es mi límite, porque me ha pasado en dos causas que me di cuenta cuando me vinieron a ver que realmente se trataba de abuso, y las he rechazado.
-Esta pregunta se la hice a las abogadas que también vinieron a este espacio, y ahora se la hago a usted: ¿nunca tuvo un problema de indiferencia o de ese machismo que hoy que mencionaba? Sobre todo en la cárcel, ¿tuvo alguna vez una mala experiencia?
-No. Yo jamás.
-La gente, que por ahí no conoce, tiende a pensar “¿qué hace esta esta mujer en un ambiente tan violento?”. Y sin embargo es un poco desmitificarlo…
-No, pero claro, es un pensamiento con rasgos machistas en definitiva. Pero no, en absoluto. Siempre muy respetuosos. Y también siento que ellos te llaman porque confían en vos, porque ponen su vida en vos, su libertad está en tus manos. Entonces yo creo que si la libertad de ellos o la vida de una persona está en tus manos, aunque lo pensaran no lo harían, calculo yo. Pero jamás he tenido, ni siquiera sospechado, una actuación agresiva, de violencia o que me hayan menoscabado por mi situación de mujer. En absoluto, jamás.
Fotos y realización audiovisual: Diego Egidio Romero.