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Deportes 20 de enero de 2018

Alivio para el que gane, alarma para el que pierda

Peñarol y Quilmes, clásico de necesidades. Ambos buscarán el primer triunfo del año y, de paso, despegar un poco del fondo de la tabla de posiciones. Jugarán desde las 21 en el Polideportivo "Islas Malvinas".

Nicolás Ferreyra y Nicolás Gianella intentarán llevar a sus equipos de la manera más armónica posible. Lindo duelo de bases.

No será un superclásico más. Un Peñarol -Quilmes tiene, de por sí, una arista dramática, cargado por las expectativas de miles de seguidores que, de un lado y otro, desean la victoria más que cualquier otra y sin querer transmiten su propia ansiedad a los protagonistas del partido. Los jugadores esta noche, como si lo anterior fuera liviana mochila, cargarán además con la frustración de un mal comienzo de año y por la gran dimensión que, a raíz de los últimos resultados, adquirieron los puntos hoy en juego.

Tanto uno como otro descendieron peligrosamente en la tabla de posiciones y el fondo está cercano para ambos. Los dos últimos de la temporada jugarán entre sí un play-offs para evitar el descenso. El que pierda esta noche caerá dentro de esa zona roja y el que gane conseguirá un momentáneo y necesario alivio.

El triunfo, que para cualquiera de los dos será el primero del año, se percibe como la inyección de confianza imprescindible para escaparle a las últimas posiciones. De ahí que este duelo, más que muchos otros, estará cargado de dramatismo.

Presentes y urgencias se combinan para presumir un partido que probablemente no sea bueno técnicamente, pero cargado de tensión y paridad. Es difícil presumir cuál de los dos equipos está mejor preparado para afrontarlo.

Los dos tienen problemas. Pero distintos. Peñarol, salvo esporádicos pasajes, ha jugado mal a lo largo de toda la temporada y siempre parecen faltarle “cinco para el peso”. Durante el Súper 20 fallaba estrepitosamente en el apartado defensivo. Ahora, en cambio, sobre todo luego del receso, le cuesta anotar. Y eso que anteriormente no había contado con un jugador ofensivo que se haya revelado tan confiable como hoy Kyle LaMonte. La noche que parece sólido atrás, le falta adelante. Cuando insinúa anotar con fluidez, flaquea con su defensa. Estuvo con chances de ganar en los últimos cuatro partidos y todos, por algún u otro motivo, se le han escapado. Y al “combo” hay que agregarle individualidades en bajo nivel, faltas de confianza.

Lo de Quilmes es un poco diferente. A diferencia de su clásico rival, ha tenido a lo largo del año buenos partidos. Incluso, aún durante la última serie adversa, tiene momentos en los que ataca con fluidez. Pero paulatinamente se ha puesto muy frágil a la hora de defender. Una tendencia que se había advertido en los últimos partidos de 2017 y que se agudizó a partir de la salida del equipo del puertorriqueño “Ricky” Sánchez.

Los de Bianchelli se quedaron “cortos” de centímetro y de personal en la pintura. Y durante este año los rivales les han hecho pagar muy caros sus pasajes de desconcentración. Que, por otro lado, no deberían permitírselos, sobre todo en una situación deportiva poco holgada. A lo que se suma un presente apenas terrenal de Eric Flor, a cada partido vigilado con más esmero.

Tal es el estado de cuentas. De los dos, Quilmes parece ser capaz de jugar mejor. Pero también el más frágil. Peñarol está más “largo”, pero el dato puede servir de bien poco si no tiene ideas claras para explotar ese punto a favor.
La mesa de un nuevo clásico está servida. Los ingredientes tal vez no sean los de otrora. Pero, así como están, sirven para armar otro plato prometedor.

Formaciones

Peñarol: Nicolás Gianella, Kyle LaMonte, Steffphon Pettigrew, Alejandro Diez y Martín Leiva. DT: Leonardo Gutiérrez.

Quilmes: Nicolás Ferreyra, Eric Flor, Enzo RUiz, Maximiliano Maciel e Iván Basualdo. DT: Javier Bianchelli.

Estadio: Polideportivo “Islas Malvinas”.
Arbitros: Fabricio Vito-Roberto Smith-Enrique Cáceres.
Hora: 21.