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La Ciudad 16 de abril de 2023

Carlos Pagni: “No sabemos si puede haber otro 2001, pero creo que estamos al borde de eso”

El periodista y analista político presenta “El Nudo”, su nuevo libro en el que plantea cómo el conurbano bonaerense modela la política argentina. En este marco, definió a Mar del Plata como “un indicador” de la sociología nacional.

Carlos Pagni presentó "El Nudo", su nuevo libro.

Por Matías Varela / @varela_matias

El reconocido periodista Carlos Pagni presentó su nuevo libro “El Nudo”, en el que, tras cinco años de investigación y recolección de datos, plantea cómo el conurbano bonaerense modela la política argentina y en el que señala que en 2001 hubo una “reconfiguración del país” con secuelas que pueden observarse hasta hoy.

“No sabemos si puede haber otro 2001, pero creo que estamos al borde de eso”, advirtió Pagni en un diálogo mano a mano con LA CAPITAL, en el que también analizó la actualidad política en un año eleccionario.

Respecto a Mar del Plata, ciudad que ubica como uno de los “focos” donde comenzó a gestarse “la onda de insurgencia” que terminaría con el “estallido” de diciembre de 2001, el analista político consideró que es “un indicador” de la sociología nacional, y que también a partir de aquella crisis “comenzó a tener un conurbano que antes no tenía”.

– ¿Qué te motivó a escribir acerca del conurbano bonaerense?

– Para cualquier persona que mira la política argentina y la sigue de cerca, como me pasa a mí desde hace tantos años, el conurbano es un fenómeno determinante. Se ha convertido, sobre todo desde 2001, en el escenario del drama político, con la emergencia de (Eduardo) Duhalde, pero sobre todo con la consolidación de los Kirchner, que han cifrado en el conurbano su principal base de poder. Además, el conurbano es simbólicamente la expresión material del fracaso de un larguísimo proceso económico. Creo que en el 2001 hubo una reconfiguración de la Argentina, desde el punto de vista sociolaboral y político, y ahí es donde el conurbano es indispensable para entenderla.

– ¿Qué te gustaría que suceda a partir del lanzamiento del libro?

– Que se ponga el tema en discusión. Mi aspiración siempre es, en la medida de lo posible, que es la aspiración de los que hacemos periodismo, poder contribuir a que el fenómeno que nos rodea, la realidad en la que nos movemos, sea más clara, sobre todo en sus problemas, explicarlos porque, en la medida que son mejor comprendidos, son más fáciles de resolver.

– En el libro planteas que, en muchas dimensiones, Argentina todavía está anclada en la crisis de 2001. ¿En qué aspectos notas que el país sigue atrapado en ese momento histórico?

– En 2001 aparecen problemas de deuda cíclicos, problemas con los contratos de servicios públicos, pago de tarifas y las retenciones al campo en gran escala se establecen en ese año. Más ampliamente, los problemas de conexión de la Argentina con las corrientes de inversión internacional surgen en 2001. En 2001 aparece como fenómeno contundente, sistémico, la pobreza. Hasta ese año teníamos idea de que era un país con pobres, pero a partir de 2001 acá hay pobreza, es decir un conjunto de gente muy importante en su número, que vive instalada en situaciones de una semivida y genera una demanda para políticos que perversamente le ofrecen corto plazo, eso es el populismo, después hay movimientos sociales, nuevos actores que surgieron en el 2001. Todo eso sigue vigente en la agenda periodística de hoy.

– Si están presentes todos esos factores y los indicadores de pobreza, desempleo e inflación son muy negativos, ¿por qué no se produjo una crisis similar en los últimos años?

– En principio porque ha habido, en alguna medida, un comportamiento del salario que fue acompañando a la inflación con la paritaria. Eso tiene un significado en la Argentina y es una novedad también posterior a este ciclo de crisis, aunque cada vez es menos significativa, porque cada vez es menos la gente que vive en el marco de la paritaria. Hay otro fenómeno que es una red de protección social que se ha ido perfeccionando. Para eso hemos destruido el sistema previsional dando asistencia social, usando los recursos jubilatorios, lo cual después es bastante complicado después de resolver, pero hay una red de contención que antes no existía.

– ¿No fue porque gobierna el peronismo?

– Yo no creo que sea por eso. Yo no soy peronista, pero tampoco tengo una idea paranoica del peronismo, de que hay un golpe peronista siempre que hay un gobierno no peronista. Es cierto que el peronismo garantiza una forma de orden, cada vez más provisoria, cada vez más precaria. Hoy tenés mucha abstención, el voto peronista que va hacia otro lado. Esa función de orden del peronismo es cada vez más deficitaria, pero todos esos factores hacen que en condiciones muy ajustadas la gente, para ponerlo en términos dramáticos, “no estalle”.

– ¿Y creés que puede haber otra crisis similar?

– No lo sabemos. En el 2001 lo que hubo fue un salto devaluatorio impresionante que termina afectando el valor de los alimentos de manera dramática. Entonces pasas de la pobreza al hambre. Por eso hay una conclusión. Hoy el gobierno va devaluando al ritmo de la inflación y (Sergio) Massa va llevando adelante devaluaciones parciales, con el campo, con los que quieren ver a Coldplay, los que quieren viajar a Qatar, pero si hay algo que condiciona a esta política económica que está llevando el gobierno es no producir el salto devaluatorio que afectaría a los alimentos dramáticamente. ¿Por que subrayó dramáticamente? Porque la inflación está afectando muchísimo el precio de los alimentos. Yo creo que estamos al borde de eso. ¿Por qué Aníbal Fernández manda siete mil gendarmes al conurbano? ¿Quieren combatir el narcotráfico o porque además temen otro tipo de conflicto?

– En el libro mencionás a Mar del Plata como uno de los focos de insurgencia contra el gobierno de turno, ¿por qué?

– Yo viví 15 años en Mar del Plata, entre el ’75 y el ’90 y fueron de los años más lindos de mi vida. Estudié en Mar del Plata, me gradué en Mar del Plata, en la Universidad de Mar del Plata. La Mar del Plata que yo conocí y viví era muy distinta a la que conocí después de 2001. Mar del Plata fue una de las ciudades más castigadas del país en términos de pobreza, desocupación e indigencia y se transfiguró en esa crisis y empezó a tener un conurbano que antes no tenía. Entonces ahí hay que mirar que Mar del Plata es un indicador de la sociología argentina.

– ¿Cómo creés que va a votar el conurbano bonarense en estas elecciones?

– Creo que va a votar de manera muy misteriosa y puede haber sorpresas, como hubo en 2021, cuando se registró la mayor abstención de la historia de la democracia. En esto no me guio por encuestas, sino por la inquietud de los que operan en ese sistema, empezando por Cristina (Fernández de Kirchner). Están muy atemorizados porque saben que hay mucha dificultad para llegarle a la gente, para llegarle a los pobres. En las elecciones de 2021 gran parte de la abstención se dio entre los pobres y eso es una novedad.

– ¿Y cómo va a modelar el conurbano estas elecciones?, teniendo en cuenta que todos van a querer esos votos de los pobres que, lamentablemente, representan casi a la mitad de la sociedad.

– En el 2001 nace un nuevo sujeto político no peronista, cuya característica principal es que, a diferencia del radicalismo, también aspira a representar a los pobres, que es el PRO, el macrismo. Es verdad, todos están buscando el voto de los pobres, de la gente que está castigada. En la Argentina no hay solamente excluidos, pobre por exclusión, que es el pobre que nunca entró al sistema, sino que también hay pobres por expulsión. Es decir que es gente que estuvo y fue echada de la fiesta. Y eso es un votante con una carga emocional de resentimiento, rencor e insatisfacción muy distinta al pobre estructural.

– ¿Esos votos quién los va a captar?

– Y creo que ahí puede ir lo que antes era el viejo voto de Massa, que hoy puede estar yendo a (Javier) Milei. Es el voto al que aspira (Horacio Rodríguez) Larreta. Yo creo que Larreta se pelea con (Mauricio) Macri sobre todo hablándole a esa gente, diciéndole ‘yo no tengo nada que ver con Macri, al que vos en tu cabeza en tu cabeza tenés asociado a un ajuste’. También creo que Macri se retira de la elección porque no pasaba por esa barrera. Creo que el conurbano no es que va a regular, sino que ya está regulando a la política.

– ¿Y cómo se desata el “nudo” que le genera una crisis sin fin a la Argentina?

– Hay indicios súper evidentes de que hemos llegado al final de un largo viaje en materia económica. Dicho de otra manera, con esta economía no se puede ganar más una elección, pero la dificultad está en otro plano y es si tenemos el instrumental político para encarar las reformas que son inevitables. Y ahí es donde preocupan las internas de los partidos, los niveles de agresividad, la baja calidad de los argumentos y creo que la manifestación de disconformidad de la política es la abstención, el voto radicalizado a la izquierda anti sistema y Milei. La sociedad nos está enviando mensajes de que mucha gente no quiere la oferta convencional.

– Entonces, ¿cómo se sale de esto?

– Se requiere mucha racionalidad política, de una reconexión de los políticos con la gente y eso implica hablarle a la gente, escucharla, proponer ideas y generar un sueño, generar una propuesta, una imagen del futuro que haga que esa imagen nos convenza y nos entusiasme de tal manera que estemos dispuestos a hacer sacrificios para llegar a ella y eso es relegitimar la política como actividad.