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Policiales 5 de agosto de 2020

Caso Brandon Romero: comenzaron los peritajes psicológicos y psiquiátricos del policía

A un mes del hecho, y cuando la familia del joven abatido por el uniformado organiza marchas en reclamo de justicia, miembros de la Asesoría Pericial iniciaron los trabajos por expresa disposición del fiscal Alejando Pellegrinelli. Se realizan en forma presencial, a pesar de las restricciones de la pandemia.

Por expreso pedido del fiscal Alejandro Pellegrinelli comenzaron a realizarse de manera presencial e inmediata las pericias psicológicas y psiquiátricas de Arcángel Bogado, el policía que fue imputado por el homicidio de Brandon Romero en lo que para la Justicia, hasta ahora, fue un caso de legítima defensa ante un asalto.

De acuerdo a la información que pudo recabar LA CAPITAL, personal de la Asesoría Pericial comenzó a trabajar y lo hizo, como se explicó antes, de forma presencial a pesar las restricciones que rigen en el marco de la pandemia del coronavirus. Es que, al tratarse de un caso en el que un efectivo de la Policía Bonaerense se encuentra acusado de matar a un joven, son los instructores judiciales los que deben intervenir y el fiscal Pellegrinelli busca esclarecer el hecho cuanto antes, en medio de una fuerte presión de la familia de la víctima, que sostiene que se trató de un caso de “gatillo fácil”.

Para la Justicia, en cambio, hasta el momento las pruebas recolectadas en la causa indicarían que Romero y al menos otro hombre, identificado como Kevin Farías, quisieron robarle a Bogado su motocicleta, lo que desencadenó un intercambio de disparos en el que la víctima fue abatida y su cómplice herido. Por el momento está acreditado que el policía disparó en varias ocasiones, hiriendo a Farías y matando a Romero. Solamente el relato del policía asegura que Farías le disparó a él antes.

Mientras la familia de Romero, representada por los abogados César Sivo y Romina Merino, organiza marchas en reclamo de justicia y recibe el apoyo de distintas entidades defensoras de los Derechos Humanos, la Justicia busca despejar cualquier duda respecto de lo ocurrido. Por su parte, a un mes del hecho, el defensor oficial de Farías, Osvaldo Verdi, también analiza el expediente para determinar su estrategia.

Las diversas fuentes consultadas por este medio indican que la reconstrucción del hecho, sucedido en horas de la madrugada del 5 de julio pasado sobre la ruta 226, a pocos metros de la rotonda de ingreso a Mar del Plata, sólo puede llevarse a cabo en base a la imagen de una cámara de seguridad ubicada en el barrio La Herradura, la declaración del propio Bogado, y diversos peritajes balísticos y telefónicos.

Así, el fiscal Pellegrinelli tiene por probado que Bogado -un efectivo que presta servicios en el edificio de la Justicia de Menores ubicado en La Rioja y Falucho- terminó su turno laboral de custodia de ese inmueble en la madrugada del domingo 5 de julio y se dirigió en su motocicleta de baja cilindrada hacia el paraje Santa Paula, donde debía encontrarse con un amigo. Esa diligencia la pudo cumplir sin siquiera ingresar a ese barrio, ya que se reunió en el ingreso al paraje.

Esa información surge de la misma declaración de Bogado y fue corroborada por el investigador. A esa secuencia le siguió la vuelta del policía hacia Mar del Plata y, según su declaración, el primer intento de asalto a la altura de la rotonda, ocurrido cerca de las 6.30 de la mañana. Una cámara de seguridad instalada en proximidades de la rotonda del Hipódromo captó la imagen inicial de dos motocicletas, una con tres personas y otra con dos, pasando a mediana velocidad. Otra, de la rotonda, que muestra a Bogado en su vehículo entrando a la ciudad.

Es decir, la versión del policía y el video analizado serían similares, por lo cual el fiscal Pellegrinelli considera que el imputado no estaría mintiendo. Conforme figura en el expediente, el efectivo de la Policía Bonaerense sostuvo que cuando retornaba a Mar del Plata por la ruta 226 llegó a la rotonda de Luro y fue encerrado por una motocicleta a la que, en un principio, logró esquivar. Esa secuencia se ve en el video del domo de la rotonda del Hipódromo. De la moto desciende un joven y el policía puede eludirlos. En ese instante, el policía da la vuelta y, en su afán de huir, regresa sobre el carril por el que transitaba pero esta vez en contramano, hacia Santa Paula nuevamente.

La secuencia narrada por el imputado se completa de esta manera: dijo que cuando huía en contramano observó que otra moto -se cree que sería la segunda que se ve en el primer video- venía de frente a él por la ruta 226. Se estima que esa motocicleta había seguido de largo en la rotonda hacia Santa Paula y luego habría retomado por el carril correcto, que era sobre el cual circulaba el policía en contramano.  Según mencionó Bogado, fue entonces que detuvo su rodado y apagó las luces para tratar de despistarlos. También tiró las llaves al piso con el objetivo de evitar el robo.

Siempre de acuerdo con la declaración de Bogado, el acompañante de esa motocicleta -Brandon Romero- descendió mientras que el que iba al volante, que para la fiscalía era Kevin Farías, lo rodeó para evitar una nueva fuga. Bogado se identificó como policía y, según su relato, Farías le disparó, agresión que desencadenó un intercambio de disparos del que resultó herido en una axila Farías.

Bogado dijo que el balazo no lo impactó y repelió la agresión. “Estaba muy oscuro pero estoy seguro de que le pegué”, explicó ante el fiscal respecto del conductor de la otra moto, que huyó de inmediato. En cuanto al otro, agregó: “Entonces me di vuelta y vi que el otro se me abalanzaba, y disparé”.

El otro era Brandon Romero, que recibió varios disparos en distintas partes del cuerpo, murió y quedó tendido en la ruta. Luego, fue atropellado por automóviles que se dirigían a Mar del Plata.

Peritajes y mecánica

Si bien los abogados Sivo y Merino consideran que el accionar de Bogado fue excesivo por la cantidad de balazos -certificados por la autopsia- que recibió Romero, para la Justicia ese dato no reviste tanta importancia como el esclarecimiento de la mecánica del hecho. La razón es que, si efectivamente se trató de un asalto en una ruta casi vacía y en un sector de suma oscuridad, puede haberse producido un ejercicio de legítima defensa común a pesar de las veces que disparase el policía para evitar el robo e incluso salvar su vida.

Por esos motivos es que, como se explicó antes, serán claves los peritajes que se formalicen en la causa. Uno de ellos está vinculado al teléfono de Farías, el supuesto cómplice de Romero que fue detenido días después del hecho en el marco de otra causa por robos, por la que ya era investigador previamente.

Del celular de este otro sospechoso, analizado tras su detención, surgen comunicaciones, audios y mensajes de texto que lo incriminarían en un presunto asalto malogrado contra un policía. En esa línea, el fiscal Pellegrinelli ya lo imputó por “tentativa de robo” en perjuicio de Bogado.

Vale aclarar que, en esos momentos, Farías se encuentra excarcelado ya que su detención se había producido el viernes 10 de julio por orden del fiscal Fernando Berlingeri, que lo investiga por otros hechos en los que sigue imputado pero se le concedió el beneficio de permanecer en libertad debido a distintos recursos legales presentados por su defensa.

La familia de Romero, por su parte, organizó para este miércoles al mediodía una marcha en reclamo de justicia en la Municipalidad de General Pueyrredon porque insiste en que se trató de un caso de “gatillo fácil”. “Brandon era un chico que trabajaba, era panadero y se levantaba todas las mañanas para trabajar. No era ningún delincuente”, manifestaron en diversas oportunidades sus parientes y allegados.