El Tribunal Oral Nº 3 condenó a 17 años de prisión a un expolicía por haber abusado sexualmente de su hija durante seis, en un caso que había salido a la luz en 2021 tras una veloz investigación.

El fallo de los jueces Federico Wacker, Fabián Riquert y Juan Manuel Sueyro se conoció este miércoles al mediodía en Tribunales, por lo que el expolicía deberá permanecer detenido en la Unidad Penitenciaria de Batán donde se encuentra desde que la fiscal Andrea Gómez consideró que existían pruebas suficientes en su contra.

“Nunca me acosté con mi hija; nunca tuve relaciones”, negó el acusado durante el juicio. Sin embargo, los magistrados consideraron que durante las audiencias no exhibieron fundamentos para contrarrestar los testimonios y los indicios exhibidos por la investigadora.

En tanto, remarcaron que en este tipo de juicios “debe estar presente la perspectiva de género y el respecto de los derechos de la víctima”, por lo que su propia versión de los hechos es de suma relevancia a la hora de analizar la carga probatoria.

De manera habitual, los abusos sexuales ocurren en ámbitos de intimidad o en espacios escogidos por el sujeto activo del delito, para asegurar su conducta fuera de la vista y del auxilio de terceros. Esto genera que en la mayoría de los casos de violencia sexual –y en los de abuso sexual infantil en particular- la única prueba directa del delito sea la declaración de la propia víctima”, especificaron en el fallo al que accedió LA CAPITAL.

En otro pasaje del fallo, aunque en la misma línea, los jueces consideraron clave que la niña contara en cámara Gesell que su progenitor “era muy violento; los golpeaba todo el tiempo a ella y a su familia”. Y agregaron: “(La menor) explicó que sus padres tuvieron ‘idas y vueltas’, y a sus 12 años se separaron. Se le preguntó si (el padre) dejó de vivir con ellos y su respuesta fue ‘más o menos”. Quedó claro que el imputado, incluso después de la separación, concurría al domicilio familiar”.

En tanto, remarcaron que la joven “dijo que su padre le pegaba y que tenía relaciones con ella” desde aproximadamente sus 8 años. Y, básicamente, tomaron sus palabras como trascendentales para dictar la condena, ya que opinaron que hay “inexistencia de motivos que pongan en duda la veracidad de los dichos de la víctima”.

El hombre -cuyos datos se mantienen en reserva para evitar la identificación de la joven- permanece en la Alcaidía Penitenciaria Nº 44 de Batán desde el 4 de septiembre del 2021: dos días antes, la víctima había sido entrevistada en una cámara Gesell por los especialistas, luego de conocida la denuncia de su madre, hecha en julio.

La fiscal Gómez le ordenó entonces a una comisión de la Comisaría de la Mujer la detención del sospechoso, que ahora llega a juicio imputado por el delito de “abuso sexual con acceso carnal agravado”.

La víctima -hoy una adolescente- sufrió los padecimientos investigados desde el año 2015 dentro de su entorno familiar. De acuerdo a información obtenida por este medio, el policía estaba al momento de su captura con carpeta psiquiátrica y había sido desafectado del Distrito Sur semanas antes, una vez que se conoció la denuncia.

“Lo detuvimos y nos tomamos el cuidado de preservar sus medicamentos psiquiátricos porque tenemos temor que pueda atentar contra su propia vida para no afrontar el proceso penal”, dijo entonces una fuente consultada por este medio.

El 18 de julio de 2021 se presentó una mujer ante las autoridades policiales de la Comisaría de la Mujer y la Familia para denunciar que su exesposo había abusado reiteradas veces y un período prolongado de su hija menor de edad. La madre tomó conocimiento de la situación por otro hijo, también menor, que le hizo un comentario y que luego abordó a su hija para consultarla.

Fue entonces que la niña, entonces de 14 años, contó todo por lo que había atravesado e incluso dijo que los abusos habían sucedido hasta el mes de mayo previo. A pesar de que el matrimonio ya estaba separado, la mujer, lejos de sospechar alguna situación anormal, permitía que el su exesposo cuidara de los hijos ciertas noches cuando ella trabajaba.

Una vez que se formalizó la denuncia, la fiscal Gómez recabó distintos testimonios del entorno familiar y en el transcurso de esta semana pudo efectuar la entrevista de cámara Gesell con la menor. El trámite fue tan concluyente que de inmediato solicitó a la Justicia de Garantías la detención del sargento de policía y el allanamiento al departamento céntrico en el que vivía con su madre.

La niña mostró una absoluta seguridad al decir que había tenido miedo de hablar pero que finalmente comprendió que debía hacerlo y que quería ver a su padre preso.